viernes, 9 de mayo de 2014

Las intermitencias del poder

El poder tiene singulares características: es el fin, pero también es el medio. Su única constante es su dinámica, ya que con el tiempo se transfiere a otros actores, en un interesante proceso donde los actuales ’poderosos’ establecen las reglas de la transición que más les convengan durante el cambio de estafeta, o en su defecto, se resisten a la dominación de los ‘otros’ usando calculadas estrategias, porque el enemigo de mi enemigo puede ser un lucrativo aliado.
El poder, cuando sus intereses están de por medio, no reconoce credos o razas, puede cegarse cuando se habla de libertades o ante la ausencia de derechos humanos, además sorprende a quienes creen en las buenas voluntades de las naciones cuando dos lejanos se acercan para hacer historia. 
La multipolaridad del sistema internacional es una clara muestra de esta distribución del poder y la visita de Estado del presidente Barack Obama a ciertos países de Asia es un ejemplo del cuidado que le ponen los ingenieros políticos norteamericanos a la enorme influencia que está teniendo China en la Región Asia-Pacífico. Es un juego de apariencias e intereses. Obama ha visitado ya Japón, Corea del Sur y Malasia, en una gira que concluirá en Filipinas.
El objetivo de la visita de Estado del presidente de EE.UU. a estos países es claro: Busca reforzar la presencia norteamericana en esta importante región, mediante el empoderamiento de sus aliados estratégicos para disminuir la creciente influencia de China en el continente.
El discurso del presidente Obama ha sido cauteloso respecto a China, pues reconoce su importancia como el país con la segunda economía más grande del mundo y como un importante actor militar en la región. Sin embargo, su apoyo a las causas que considera son “justas” deja abierta la posibilidad de que su posición será de apoyo para sus aliados estratégicos.
No es casualidad que su itinerario de viaje tenga como destino a estos cuatro países, los cuales tienen disputas territoriales con China, pues pese al tiempo que han compartido fronteras marítimas con el gigante asiático, todavía hoy en día existen diversos conflictos por ciertos archipiélagos e islas localizadas en el sur del mar de China, los cuales contienen recursos naturales como petróleo, gas y por supuesto alimenticios, ya que son aguas propicias para la actividad de la pesca.
Las posiciones a esta gira de trabajo del “líder del mundo libre” se han centrado en diversos elementos como por ejemplo la dualidad de su discurso en Japón, donde declaró que EE.UU. apoya la resolución pacífica de la disputa territorial del país nipón y de China, respetando la soberanía de ambas naciones, mientras afirmó que el Tratado de seguridad que tiene EE.UU. y Japón contempla el territorio en disputa como japonés, un comentario que despertó protestas del más alto nivel en China, por tratarse de una ‘violación’ a su soberanía.
En Corea del Sur, Obama declaró que la actuación de Corea del Norte ante la comunidad internacional ha sido sumamente irresponsable, lo cual generó el descontento del representante de Pyongyang en el Comité para la pacificación de las Coreas, quien descalificó severamente a la presidenta sudcoreana, con una declaración fuera de cualquier protocolo diplomático, que solamente profundiza las enemistades entre ambas partes.    
La llegada de Obama a Malasia se percibió como un momento histórico, ya que la ultima visita de un presidente norteamericano a este país del sudeste asiático aconteció hace 48 años, en 1966. Tanto Malasia como Filipinas son el enemigo del enemigo, ambos países sin el apoyo norteamericano tendrían posibilidades mínimas de triunfar frente a China ante las disputas territoriales que suceden en aquella región del mundo.
Estas visitas son un claro ejemplo del bloque de poder que busca construir EE.UU. para detener la creciente influencia que tiene China, un país que está consiente de su poderío y que es determinante en cuanto al tema de su soberanía. La variable que los analistas norteamericanos deben tomar en cuenta en esta ecuación es el nivel de simpatía entre los ‘aliados estratégicos’ que EE.UU. ha unido.
Aun hoy en día se recuerda el creciente imperialismo japonés del siglo pasado y sus intenciones por hacerse de la península coreana. Igualmente tienen que prever que, los territorios que le disputan a China tanto Malasia como Filipinas están en la misma zona, por lo que pueden existir intereses encontrados. Por último, deben tomar en cuenta que un veinte por ciento de la sociedad malaya s de origen chino, dato que puede comprometer la estabilidad de la alianza.
Al final de cuentas, el juego de las simpatías responde a momentos y situaciones concretas. Las posiciones de los países y sus lideres cambian de acuerdo a sus intereses, se jerarquizan los derechos y las libertades según las ganancias económicas y políticas de su defensa, lo único permanente es el poder y es su conservación el gran fin y el único medio para obtenerlo.   


© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Abril 2014.

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