El poder tiene singulares
características: es el fin, pero también es el medio. Su única constante es su
dinámica, ya que con el tiempo se transfiere a otros actores, en un interesante
proceso donde los actuales ’poderosos’ establecen las reglas de la transición
que más les convengan durante el cambio de estafeta, o en su defecto, se
resisten a la dominación de los ‘otros’ usando calculadas estrategias, porque
el enemigo de mi enemigo puede ser un lucrativo aliado.
El poder, cuando sus intereses
están de por medio, no reconoce credos o razas, puede cegarse cuando se habla
de libertades o ante la ausencia de derechos humanos, además sorprende a
quienes creen en las buenas voluntades de las naciones cuando dos lejanos se
acercan para hacer historia.
La multipolaridad del sistema
internacional es una clara muestra de esta distribución del poder y la visita
de Estado del presidente Barack Obama a ciertos países de Asia es un ejemplo
del cuidado que le ponen los ingenieros políticos norteamericanos a la enorme
influencia que está teniendo China en la Región Asia-Pacífico. Es un juego de
apariencias e intereses. Obama ha visitado ya Japón, Corea del Sur y Malasia,
en una gira que concluirá en Filipinas.
El objetivo de la visita de
Estado del presidente de EE.UU. a estos países es claro: Busca reforzar la
presencia norteamericana en esta importante región, mediante el empoderamiento
de sus aliados estratégicos para disminuir la creciente influencia de China en
el continente.
El discurso del presidente Obama
ha sido cauteloso respecto a China, pues reconoce su importancia como el país
con la segunda economía más grande del mundo y como un importante actor militar
en la región. Sin embargo, su apoyo a las causas que considera son “justas”
deja abierta la posibilidad de que su posición será de apoyo para sus aliados
estratégicos.
No es casualidad que su
itinerario de viaje tenga como destino a estos cuatro países, los cuales tienen
disputas territoriales con China, pues pese al tiempo que han compartido
fronteras marítimas con el gigante asiático, todavía hoy en día existen diversos
conflictos por ciertos archipiélagos e islas localizadas en el sur del mar de
China, los cuales contienen recursos naturales como petróleo, gas y por
supuesto alimenticios, ya que son aguas propicias para la actividad de la
pesca.
Las posiciones a esta gira de
trabajo del “líder del mundo libre” se han centrado en diversos elementos como
por ejemplo la dualidad de su discurso en Japón, donde declaró que EE.UU. apoya
la resolución pacífica de la disputa territorial del país nipón y de China,
respetando la soberanía de ambas naciones, mientras afirmó que el Tratado de
seguridad que tiene EE.UU. y Japón contempla el territorio en disputa como
japonés, un comentario que despertó protestas del más alto nivel en China, por
tratarse de una ‘violación’ a su soberanía.
En Corea del Sur, Obama declaró
que la actuación de Corea del Norte ante la comunidad internacional ha sido
sumamente irresponsable, lo cual generó el descontento del representante de
Pyongyang en el Comité para la pacificación de las Coreas, quien descalificó
severamente a la presidenta sudcoreana, con una declaración fuera de cualquier
protocolo diplomático, que solamente profundiza las enemistades entre ambas
partes.
La llegada de Obama a Malasia se
percibió como un momento histórico, ya que la ultima visita de un presidente
norteamericano a este país del sudeste asiático aconteció hace 48 años, en
1966. Tanto Malasia como Filipinas son el enemigo del enemigo, ambos países sin
el apoyo norteamericano tendrían posibilidades mínimas de triunfar frente a
China ante las disputas territoriales que suceden en aquella región del mundo.
Estas visitas son un claro
ejemplo del bloque de poder que busca construir EE.UU. para detener la
creciente influencia que tiene China, un país que está consiente de su poderío
y que es determinante en cuanto al tema de su soberanía. La variable que los
analistas norteamericanos deben tomar en cuenta en esta ecuación es el nivel de
simpatía entre los ‘aliados estratégicos’ que EE.UU. ha unido.
Aun hoy en día se recuerda el
creciente imperialismo japonés del siglo pasado y sus intenciones por hacerse
de la península coreana. Igualmente tienen que prever que, los territorios que
le disputan a China tanto Malasia como Filipinas están en la misma zona, por lo
que pueden existir intereses encontrados. Por último, deben tomar en cuenta que
un veinte por ciento de la sociedad malaya s de origen chino, dato que puede
comprometer la estabilidad de la alianza.
Al final de cuentas, el juego de
las simpatías responde a momentos y situaciones concretas. Las posiciones de
los países y sus lideres cambian de acuerdo a sus intereses, se jerarquizan los
derechos y las libertades según las ganancias económicas y políticas de su
defensa, lo único permanente es el poder y es su conservación el gran fin y el
único medio para obtenerlo.
© Ignacio Pareja Amador,
publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Abril
2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario