jueves, 8 de mayo de 2014

El ABC de la Cruzada SIN HAMBRE en México

Ya han pasado algunos meses desde que inició una de las  estrategias nacionales más ambiciosas de los últimos años en México, la cual busca sacar de la pobreza extrema y del hambre a 7.4 millones de mexicanos que viven hoy en día con esta lacerante condición. Sin embargo, aún no ha quedado claro en qué consiste esta estrategia, cuáles fueron los criterios para elegir a los 400 municipios que se atenderán en la primera etapa y aún más importante; cuáles son los resultados que se esperan alcanzar.
Mucho se ha criticado a esta iniciativa nacional, que no es única en su tipo, sino que responde a una propuesta regional, donde los países acordaron tener “Una América Latina y Caribe Sin Hambre”, comprometiéndose a erradicar la desnutrición desde México hasta Chile en 2025.
La Cruzada Nacional contra el Hambre, hoy llamada SINHAMBRE, ha encontrado sus mayores críticas en la variable política, no en los criterios técnicos que la conforman propiamente.
El principal argumento que busca opacar sus objetivos es el electoral, donde se establece que existe una alta posibilidad de que los municipios comprendidos en la Cruzada tengan elecciones este año, una tendencia lógica, si tomamos en cuenta que dicha iniciativa busca centrarse en aquellos municipios que concentren el mayor volumen de población en pobreza extrema y con carencia alimentaria, y en un país donde el 46.2% de la población (52 millones de personas) es pobre y donde prácticamente cada año hay elecciones esta es una condición inevitable.
Para definir a la Cruzada Nacional Contra el Hambre con palabras sencillas, podemos decir que es una estrategia nacional (no un programa con presupuesto propio), donde participan 70 programas del gobierno federal que centrarán parte de sus esfuerzos y recursos, en los 400 municipios de la Cruzada (que se eligieron de acuerdo al volumen de población con pobreza extrema y carencia alimentaria), en áreas determinadas como la salud, la educación, la infraestructura, la vivienda, el abasto de alimentos y el ingreso.
Esto no es casualidad, la Cruzada busca modificar de forma positiva los indicadores de la pobreza multidimensional, esto es, busca mejorar indicadores de ingreso e indicadores referentes a las carencias sociales (educación, salud, servicios y condiciones de la vivienda y alimentación).
Para ejemplificar cómo actuará la Cruzada en un indicador de la pobreza multidimensional, tomemos el indicador de los servicios básicos de la vivienda. En este caso, se buscará llevar agua, drenaje, saneamiento y electrificación a las localidades con mayores rezagos (identificadas por el Censo de INEGI). Quien llevará estos servicios serán dependencias públicas establecidas que deberán coordinarse para que en conjunto logren disminuir el volumen de población con dicha carencia.
Así como éste, hay 6 indicadores básicos donde convergen los 70 programas federales, que en coordinación, idealmente cambiaran la cara estadística de México.  Quizás el punto complejo será la medición y el monitoreo.
El Instituto de Estadística (INEGI) realiza un ejercicio censal cada 5 años, debido a los altos costos que involucra. Pero otra institución (CONEVAL) mide cada 2 años la pobreza multidimensional, de tal forma que los resultados de la Cruzada en su primera etapa difícilmente podrán mostrarse al corto plazo, a menos que se realice una medición anual que por supuesto elevaría los costos.
Este es un punto que evaluar si buscamos eficientar recursos, aunque quizás el costo de la credibilidad basada en los resultados lo valga, por supuesto sólo para una consideración política de legitimidad, que no es mala, si tomamos en cuenta que una población que cree en su gobierno genera estabilidad y con ello externalidades que pueden traducirse en buenos resultados económicos. 
Lo vergonzoso del asunto es el grado de desconocimiento de los criterios técnicos tanto de la Cruzada como de la Pobreza multidimensional que tienen los actores políticos de México, en todos los niveles, desde el más lejano hasta el más cercano con el centro de poder, lo cual es una condición realmente preocupante; quieren conducir el timón de nuestro barco sin saber cuál es el camino más corto, guiándose como tradicionalmente lo han hecho, en sus instintos políticos, con lo que condenan a México a seguir sin brújula, ni rumbo, y a llegar a un destino con más perdidas que ganancias.
“La democracia a la mexicana”, encuentra su veneno en la propia democracia. Aquellos instrumentos que debieran eficientar y transparentar las políticas públicas, son los que usa la oposición para generar desconfianza, para impedir que el partido A tenga éxito, porque aquello es sinónimo de derrota para el partido B, mientras el interés social pasa a un tercero o cuarto nivel, pues al final de cuentas, ven al pueblo como una masa incapaz de organizarse, inerte, que ha dejado de ver a la razón pública como un elemento de su real preocupación, ante el océano de distracciones que le generan mayor interés.  
México precisa de más administración y menos política, de más razón de Estado y menos interés de partido, de más técnicos conscientes y menos políticos instintivos. La necesidad del país seguirá constante en la medida en la que no cambiemos la ecuación. 


© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica.

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