En otro de los grandes debates acontecidos en el seno
de la academia entre futuros administradores públicos, comentamos sobre a la
importancia de que México presida el G20 y vaya a ser la sede de esta reunión
informal en junio de 2012.
La discusión se centró en la pregunta: ¿Qué es más
importante, el hecho de que la reunión sea en México y que presida el G20 o los
temas de la agenda de la reunión?
Aunque pareciera que ambos elementos van de la mano,
éstos tienen raíces distintas. Pese a que cubren un evento particular, cada una
tiene que ver con cuestiones ampliamente diversas incluso en el contexto en el
que operan.
En primer lugar, el hecho de que México sea sede y
presida el G20 es un éxito en materia de cabildeo y negociación por parte de
quienes llevan las riendas de la política exterior mexicana, equipo que
seguramente buscó esta posición desde antes de la reunión de Seúl en noviembre
de 2010, pensando en que el país azteca buscaría posicionarse como sede del
grupo en el encuentro de Cannes un año después.
Tener la sede de la reunión es un hecho que
aprovechará el gobierno de México para mejorar su imagen a nivel internacional,
orientándola hacia el peso específico de su economía y la estabilidad de sus
variables macroeconómicas, con lo cual se desviarán los reflectores de la
situación de inseguridad y pobreza que se viven en el país.
Sin embargo, podemos ampliar el argumento y de la
manera más objetiva observar el tiempo en el que se hará la reunión en Los
Cabos (junio), el cual acontecerá en el momento cúspide del periodo electoral
en México, una coincidencia o una causalidad que será tópico de colaboraciones
posteriores.
En segundo lugar se encuentran los temas de la agenda,
donde la nación azteca buscará poner más fuerza en la discusión de tópicos que
van más allá del problema financiero internacional, como lo son la
sustentabilidad, el empleo, el crecimiento, las energías alternativas, la
agroindustria, entre otros.
En este tenor vale la pena rescatar parte del discurso
de inauguración del presidente anfitrión, quien ha conminado a las naciones a
voltear al capital privado, pero no sólo de los grandes magnates, sino de la
población organizada.
Los países emergentes del G20 cuentan con clases
medias de amplias proporciones, las cuales podrían fungir en conjunto como
nuevos agentes inversores, que obtendrían ganancias en su participación en el
sistema financiero, siempre y cuando sus capitales estuviesen protegidos y los
mercados de destino garantizaran alguna ganancia.
Rescatamos también del discurso del ejecutivo el tema de
la recuperación del crecimiento económico, una variable indispensable para
que los países industrializados cuenten con los activos necesarios para hacer
frente a la crisis, sin aumentar el muro financiero de contención (firewall), tema
que se debatirá durante la semana en el parlamento alemán.
Estamos hablando de promover reformas estructurales,
fomentar economías competitivas, aumentar el comercio internacional, redimensionar
la importancia de los servicios, de las telecomunicaciones, del internet y en
un escenario más ambicioso tratar de destrabar la Ronda de Doha de la
Organización Mundial del Comercio.
Con un afán de conocer lo que acontecerá en los Cabos
a mediados de año es correcto echar un vistazo a lo que ocurrió en la reunión
de ministros de finanzas y banqueros centrales de los países miembros del G20. El
tema central de la misma fue la crisis económica en la eurozona, principalmente
en Grecia, España, Portugal e Italia. La problemática radica en ampliar o no el
llamado “firewall”, que no es otra cosa que aumentar el fondo de rescate
europeo con recursos del FMI.
Alemania, que es el motor económico de la Unión
Europea, tendrá que decidir si esta media es favorable a los intereses del
viejo continente o si son mejores las medidas a corto plazo, destinadas a
atender los orígenes del problema como lo son la regulación de los mercados
financieros, el reforzamiento de la recaudación fiscal y las políticas sensibles
derivadas de la austeridad (flexibilización del mercado laboral, recortes
burocráticos y sistemas de pensiones).
Más allá de los problemas de la eurozona y para que la
próxima reunión del G20 sea exitosa, será realmente importante el
reconocimiento de que los países somos interdependientes, deudores y acreedores
formamos parte de esta comunidad mundial.
La cooperación en aras de brindar las mejores
propuestas de solución marcará una pauta, que no sólo mitigará parte de los
problemas, sino que hermanará a las naciones siempre y cuando se enfoque al
individuo como la variable principal: Las crisis se contagian de igual forma
que las políticas exitosas, por ello es necesario combatirlas con vasta
perspectiva, ya que pese a que ambas son consecuencia de la decisión de una
cúpula en el poder, pueden perjudicar o beneficiar a naciones enteras.
© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos
periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Febrero 2012
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