jueves, 8 de mayo de 2014

2013: Unidad ¿la clave del éxito para Iberoamérica?

Ha comenzado un año más de esta década y quienes nos preocupamos por nuestra región nos preguntamos: ¿qué le espera a Iberoamérica este 2013 en términos económicos, políticos, sociales e incluso tecnológicos?
El actual panorama mundial nos ha enseñado que lo que afecta a nuestras naciones no se ha originado precisamente en ellas, sino que los principales males que golpean a los países iberoamericanos provienen del exterior, de aquellas actividades que no conocen los límites de la determinación político-geográfica que se ha asignado para identificar a nuestros estados, mismas que tienen su razón de ser en el impulso económico, que bien comprueba aquella máxima de Adam Smith que estipula que la ambición individual es el motor de nuestro sistema económico.
La crisis económica en la zona euro puede ser un ejemplo para hacer tangible esta idea, la cual nos demuestra el poder que tiene la especulación internacional y la carencia de arraigo del capital para desvirtuar el equilibrio macroeconómico, con lo cual se impulsa a la movilización social, ante la incapacidad del estado para cumplir plenamente con las demandas sociales.
Esta crisis ha llevado a quienes formularon muchas de las directrices para combatir las dificultades económicas a replantear la estrategia, ante la falta de voluntad política y financiera por parte del motor económico europeo, Alemania, para rescatar a los griegos, que en abril del presente cumplirán tres años sin mostrar una mejora contundente, o para apoyar a los españoles que cambiaron al presidente José Luis Rodríguez Zapatero en diciembre de 2011 por Mariano Rajoy ante la promesa aún incumplida de subsanar la economía de aquel país europeo. El otro caso es Italia, que se rebate en el circulo vicioso de la crisis, abriendo posibilidad a que Silvio Berlusconi, el Santa Anna Italiano (Ver historia de México), haga notoria (mediáticamente) su intención de volver al poder de la bella Italia en febrero y así dar despedida al actual primer ministro Mario Monti.
Para Iberoamérica el panorama pinta distinto. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) los países de Sudamérica crecerán al 4%, donde podemos ubicar a Perú con un crecimiento en su PIB del 5.8%, Colombia y Chile con 4.4% y Uruguay con un 4%. Por otro lado, América Central crecerá en un 4.1% en conjunto, donde observamos un 4.3% en Costa Rica, 4% en Nicaragua, 3.6% en Honduras y 3.2% en Guatemala. Por último para el caso de México la economía crecerá en un 3.5%.
Mientras el panorama en los países Iberoamericanos luce en general positivo, ante el avance en el proceso de transición demográfica, que se caracteriza por tener amplios porcentajes de personas en edad de trabajar y un crecimiento poblacional equilibrado (en promedio entre el 1 y 2%), en Europa Occidental la economía crecerá en promedio 0.4%, donde Grecia (-4%), España (-1.3) e Italia (-0.7%) registrarán decrementos en el tamaño de su economía, mientras que Alemania apenas rondará el 1% (FMI).
La otra cara de la moneda es el sur y sudeste de Asia, que tendrán crecimientos del 5.7% y 5.5% respectivamente, resaltando el crecimiento de la India, Bangladesh, Myanmar, Tailandia, Camboya, Indonesia y Laos que rebasan el 6%. A este respecto vale la pena mencionar a China donde se observará un crecimiento del 8.2% de sus nada despreciables 11.3 billones de dólares de PIB, lo que lo convierte en la segunda economía más grande del mundo y lo ubica como el país que más contribuye al crecimiento de la economía mundial (FMI).
Entonces, ¿Hacia dónde debe mirar Iberoamérica para apalancar su crecimiento? Deberá hacerlo hacia todas partes, hacia el Pacífico y hacia el Atlántico, hacia el norte y hacia el sur. Un país no puede darse el lujo de concentrar todas sus energías en una región determinada, sino que debe contar con las herramientas político-diplomáticas para abrir nuevos mercados, para consolidar aquellos que se visualizan como tradicionales e incluso apostarle al comercio intra-regional. Donde hay crecimiento existe la oportunidad de intercambio, donde hay crisis surge la posibilidad de obtener invaluable aprendizaje, donde hay competencia apremian los acuerdos regionales, en los cuales se aproveche la proximidad geográfica para establecer un comercio a menor costo, cuya principal externalidad sea el hermanamiento de los pueblos.
El hecho de que Iberoamérica concentre tasas de crecimiento por encima del 4 por ciento, nos brinda la posibilidad de atraer inversión productiva, de heredar el dinamismo económico del este asiático, de atraer mano de obra capacitada de Europa Occidental y de generar más y mejores condiciones que propicien el bienestar de los ciudadanos. Una manera idónea para aprovechar la coyuntura internacional será pensando como región, como grupo, como aglomerado. La voluntad de una Iberoamérica unida puede ser el factor de cambio, un suceso poco probable, pero decisivo para triunfar en la arena internacional.

Fuente de información de cifras: http://www.imf.org/external/datamapper/index.php


© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Enero 2013

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