lunes, 14 de diciembre de 2009

El negocio de la política en el país más competitivo de AL

Probablemente para enero del próximo año tendremos el honor de presentar en la Universidad del Mar una investigación acerca de un país sudamericano, que ha sido pionero en cuestión de políticas económicas en toda la región latinoamericana.
Aquella república sudamericana, pese a estar aislada geográficamente por los Andes, es una de las naciones más abiertas a nivel comercial, tiene un sector exportador competitivo, diversificado, cuenta con altos estándares de calidad en sus productos y es uno de los mayores productores de cobre del mundo.
Aquel país, al momento en el que se escribe esta colaboración, está teniendo elecciones para elegir nada menos que a 18 de los 38 senadores de su Cámara alta, toda la cámara de diputados y la presidencia de la República.
Seguramente nuestros lectores ya saben a qué país nos referimos, efectivamente hablamos de la República de Chile.
Los pronósticos para las próximas elecciones son variados, se habla de que puede ser una elección histórica, donde por fin el aglomerado de partidos políticos denominados de la “Concertación” deje el poder después de haber gobernado por veinte años (cuatro periodos presidenciales), o sea desde la “caída” del gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, el cual duró 17 largos años.
La elección presidencial, de acuerdo al 98% de los votos computados, tendrá una segunda vuelta el 17 de enero (balotaje) ante la ausencia de la mayoría absoluta por parte de los dos candidatos más fuertes: Eduardo Frei, quien obtuvo el 29,62% de los votos y Sebastián Piñera con 44,03%. El primero es un político de cuna en Chile, es hijo del ex presidente chileno Eduardo Frei Montalva (1964-1970), fue presidente de 1994 a 2000, y actualmente es Senador. El segundo, que de acuerdo a las estadísticas tiene la delantera, es candidato de la derecha, tiene el apoyo de viejos militares pinochetistas, es un empresario multimillonario, hermano del ex ministro de trabajo del gobierno militar, y favorito para ascender a la presidencia, gracias a la posible alianza que podría tener con el joven candidato Marco Enríquez-Ominami, quien dio la sorpresa al obtener el 20% de los votos.
Lo que podemos resaltar aquí de las personalidades y características de los dos candidatos es su estrecha relación con el gobierno y con el sector privado. Pareciera que es normal decir que existen cierto número de familias, que controlan la economía y polarizan el poder político, que aquella es una condición sine quanon de los países latinoamericanos, pero eso no lo hace una condición correcta.
En un país con casi 16 millones de habitantes, con buenos estándares de vida, una democracia que lleva 20 años de consolidarse, con un episodio de dictadura y revueltas, todavía existen clases, elites y agentes económicos que polarizan el poder y ven a la política como una herramienta para alcanzar sus fines económicos, en vez de verla como un deber patriótico. Ejemplo de ello lo observamos en los dos candidatos más fuertes, el primero que tiene un discurso anticuado, donde resalta su papel como “negociador” del regreso de la democracia chilena, y el segundo que no puede negar sus nexos con el “gobierno militar” de Pinochet, al ser su propio hermano el máximo baluarte de la Capitalización Individual del Fondo de Pensiones, José Piñera: él es culpable de que el Estado haya derogado su responsabilidad social con los jubilados, dejándole aquella tarea a los entes privados y de que haya aumentado la edad de jubilación en casi toda América Latina.
Otro ejemplo, que no figura en las actuales elecciones, pero que si lo hizo en las de 1993, es Arturo Alessandri, un político que perdió la elección contra Frei, y que desciende de dos presidentes chilenos: su abuelo Arturo Alessandri Palmas (1920-1924) y su padre Jorge Alessandri (1958-1964), así como de un gran numero de diputados, ministros y senadores en Chile.
Lo malo de que las “familias” vean a la política como un negocio es que muchas veces no buscan el bienestar del pueblo, el cual es la máxima exigencia que debe hacerse un gobierno democrático, además de que niegan o discriminan el ascenso de nuevas personalidades que seguramente cambiarían el rumbo del país, recordemos que uno de los principios de la democracia es la igualdad de oportunidades de forma que: “todos los ciudadanos de un Estado pueden aspirar a algún cargo público sin distinción de clases o apellidos”.
Lo que vemos en Chile es una batalla entre dinastías por alcanzar el poder, en el caso de estas elecciones, una dinastía política (encabezada por Frei) y otra económica (encabezada por Piñera).
Pese a ser un país dominado por “familias y elites políticas”, Chile es un Estado con buenos números: un PIB de 245 mil millones de dólares, un PIB per capita de 15 mil dólares, altos estándares de vida, una balanza comercial positiva por 8 mil millones de dólares, etc. De manera que podemos decir que el pueblo chileno se ha beneficiado del trabajo de sus gobernantes.
Aún así los chilenos tienen mucho en qué pensar, seguramente el candidato más fuerte, el multimillonario Sebastián Piñera, tendrá que replantear su estrategia para asegurarse de que Marco Enríquez-Ominami no apoyé a su ex compañero de partido Eduardo Frei, aquella será una negociación que verá frutos en enero. Esperemos que sea para el bien del pueblo chileno.
Reflexión 1:
En México no sé si podamos decir lo mismo respecto a nuestras “elites”, estas no han compartido lo suficiente para que este país se desarrolle. Al grado que muchos jóvenes perciben a la política o al crimen (que no son sinónimos) como los únicos canales para ascender estaños en la sociedad. No se dan cuenta de que la política no es un negocio, no debe ser considerada como un medio para alcanzar la riqueza, pues ser servidor público es eso, servir al pueblo, trabajar para el pueblo, no debe ser visto como una gloria personal o una empresa para la cual no hay que reinvertir ni un centavo.
Reflexión 2:
Está de “moda” que familias enteras ingresen a la política y lo vean como el “negocio familiar”, aquello sólo puede ser positivo si como en el caso de Chile encontramos resultados a favor del país, pero dudamos mucho que alguna vez veamos “arcas llenas” para los gobiernos electos, y que estas se retribuyan a la población en general, como seguramente ocurrirá en Chile después de las elecciones, donde el nuevo presidente tendrá casi 20 mil millones de dólares para su administración.

*Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Información y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 15 de Diciembre, 2009

domingo, 13 de diciembre de 2009

El pueblo hondureño ha decidido.

Muchos nos hemos preguntado por qué ha sonado tanto la cuestión de la crisis política en nuestro país hermano Honduras. Y es que es difícil entender como un país tan pequeño, con una población de cerca de 8 millones de habitantes, un PIB per capita de 4.400 dólares, haya puesto a los reflectores internacionales en su suelo. Es complicado dimensionarlo, pero la crisis política de Honduras logró consensos en varios foros internacionales, de ellos los más importantes como la Asamblea General de Naciones Unidas, y la Organización de Estados Americanos. También en su momento logró opiniones similares entre los representantes de naciones rivales como Colombia y Venezuela, o este último y EE.UU.
Esto tiene gran lógica. El golpe de Estado del que fue victima el presidente Manuel Zelaya, nos recuerda a los latinoamericanos los periodos de inestabilidad política que vivimos en el siglo pasado, hace alusión a la violación de garantías y libertades que sufrieron casi todos los pueblos de nuestra región.
Es un hecho que la defensa de valores comunes como la democracia, la libertad de prensa y los derechos humanos, siempre encontraran consenso, son elementos universales que compartimos todos sin distinción de nacionalidades o creencias.
Donde no se ha encontrado consenso es en el medio para ponerle fin a la crisis política que afecta, al pobre Honduras. Algunos países como Venezuela, Brasil y Ecuador están en contra de la solución del conflicto mediante el reconocimiento del triunfo del candidato conservador Porfirio Lobo, otros como Estados Unidos y Canadá ven con buenos ojos este “primer” paso para devolver la estabilidad al país istmeño.
No sabemos que acontecerá, pero podemos decir que con la venia del coloso del norte todo se puede, así que podemos esperar que el ganadero LOBO esté tomando posesión en enero del año próximo.
De lo que no se ha hablado mucho es de la estrategia de Roberto Micheletti para devolver la estabilidad al país.
Recordemos la razón por la cual fue depuesto Zelaya. Para el 28 de Mayo del presente año el Tribunal Electoral de Honduras convocó a elecciones a los ciudadanos de aquel país, para votar a finales de noviembre por varios cargos públicos, dentro de los que se encontraban la presidencia. Manuel Zelaya hizo pública su idea de convocar a un “referendo nacional” para “reformar” la constitución y hacer posible la figura de la reelección presidencial.
Los miembros del Congreso hondureño, uno de los poderes donde se deposita las voluntades del pueblo, decidieron expulsar al presidente Zelaya, ante su intensión de mantenerse en el poder, nombrando a Micheletti como interino. De ahí en adelante viene la historia que conocemos; con acusaciones, intentos fallidos por volver al poder, protestas pro gobierno y en contra de este, todo un aparato mediático que en pocas palabras nos decía que algo no andaba bien.
Micheletti, quien desde un principio sabía que no podía dejar que volviera Zelaya hasta la celebración de nuevas elecciones, utilizó diversas herramientas como el acercamiento diplomático, el dialogo con mediadores e incluso el desconocimiento de acuerdos previos, para cumplir con su objetivo, y es que seguramente de volver Zelaya “con todo el apoyo del mundo”, éste tendría suficiente poder para borrarlo del mapa, no se podía dar el lujo de dar un paso atrás.
Hoy en día el escenario político le favorece a Micheletti, la gran popularidad de Zelaya se ve ahora como una obstrucción al relajamiento de las tensiones, es una piedra en el camino que debe ser removida para dar paso a la reconciliación nacional. Honduras tiene por cuenta propia un nuevo presidente, una oportunidad para limar viejas asperezas y volver al rumbo de la democracia.
Lo que llama la atención es el consenso de los propios hondureños, (los únicos con derecho de remover a sus autoridades) para desconocer a Zelaya. Recordemos que fue el Congreso, donde hay representantes del partido del presidente de jure, el que mandó la orden para expulsar al mandatario.
Hace algunos de días que se publicó el resultado de las elecciones, el mismo Elvin Santos (contendiente a la presidencia) reconoció el triunfo de Lobo. Ni se diga de los demás sectores del país. Pareciera que Zelaya es el único que no quiere la estabilidad, ya pasó mucho tiempo como para intentar sostener su ambición personal, como dijo Jacques Rousseau “La soberanía reside en el pueblo” y parece que la voluntad de los hondureños ha manifestado.

*Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 8 de Diciembre, 2009

Semana de las Culturas, un polo de desarrollo para la región

El domingo pasado tuvimos la fortuna de ser invitados a un evento cultural de suma importancia, pero de poca difusión. Seguramente existe una infinidad de sucesos de este tipo que se desconocen a nivel estatal, ni se diga si llegan a oídos nacionales o internacionales. Lo sorprendente del caso es que no aconteció en la capital de nuestro Estado, si no que ocurrió a una hora y media de la ciudad de Oaxaca. Esto es bastante entendible, porque aquel evento era para el deleite de una población en particular, para los habitantes de la Sierra Juárez.
El evento se llama “la Semana de las Culturas” y es organizado por la Universidad de la Sierra Sur, la cual no sólo cuenta con hermosas instalaciones, si no que poco a poco se convierte en un polo de desarrollo para la región de la Sierra Norte de nuestro Estado.
Los organizadores llevaron múltiples muestras de lo que se labora en aquella región, desde trajes típicos -de ceda por supuesto-, hasta cerámica de barro virgen, utensilios de ornato, mascaras multicolor, etc. No sólo hay artesanías en aquella exhibición, si no que hubo un concierto de música regional en el auditorio de la Universidad, donde niños de los poblados aledaños dieron fiel testimonio de su talento como músicos, una virtud de la cual gozan los habitantes de aquellos rumbos.
Con el fin de expandir el margen regional hacia lo nacional se montó una exposición de fotografías de las diferentes zonas naturales del país, donde resaltan las enormes diferencias que existen, por ejemplo entre la vegetación y el clima en la Selva Lacandona en contraste con lo que se aprecia en Sierra Norte de Baja California. Siguiendo este mismo fin, se montaron piezas de papel, óleo y hierro de dos excelentes artistas oaxaqueños: Alejandro Santiago y Amador Montes.
Todo conocedor del arte sabe que ver a estos grandes artistas en un mismo recinto no es nada sencillo, más de una Galería en Monterrey, Guadalajara o el D.F desearían albergar una exposición de este tipo en sus escenarios.
Alejandro Santiago expone una serie de trabajos en papel, tela y otras superficies, donde resalta su pasión por la pintura, esa emoción propia de autores expresivos como Jean-Michel Basquiat, pero que guarda la singularidad de su pueblo y su región.
Amador Montes presentó una serie de esculturas de hierro tituladas “Volver al Origen”. Esta consistió en la intervención de 12 cubos de hierro, que eran antiguos moldes metálicos utilizados para la elaboración de barras de hielo en el siglo XIX y que llegaron a la ciudad de Oaxaca hace aproximadamente cien años.
El artista oaxaqueño se dio a la tarea de tratarlos, para detener la descomposición del metal, pero conservando las cicatrices del tiempo. Después las intervino con su trabajo más reciente, en un intento por darles contemporaneidad y volverlas útiles no el sentido del trabajo manual, si no de la apreciación visual y deleite espiritual. De eta manera aquellos moldes, que bien podrían ser considerados como chatarra, hoy en día se han convertido en magnificas obras de arte.
Nietzsche afirmaba que el arte es un digno canal de transmisión que rebasa los límites del lenguaje y que promueve el espíritu creativo entre las personas. Eventos como “la semana de las culturas” cumplen con estos elementos, por un lado transmiten el mensaje de la tradición y dan significado de sus componentes, mientras que por otro lado dan a conocer manifestaciones artísticas que se inspiran en componentes propios de la región, pero que expresan un mensaje universal que se entiende en todas las lenguas.
La semana cultural tendrá una vigencia del domingo 29 de noviembre al viernes 4 de diciembre, es una invitación para todos aquellos que creen que la cultura es el mejor medio para alcanzar el desarrollo no de forma numérica o exponencial, si no cualitativamente.
En hora buena, honor a quien honor merece. Una felicitación a la Universidad de la Sierra Juárez.
*Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto:
ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 1 de Diciembre, 2009

¿Dónde quedó la idea de la nación latinoamericana?

Sin lugar a dudas América Latina es una de las regiones con mayor similitud entre los países que conforman este subcontinente. Somos una región que comparte un pasado indígena (en la mayoría de países), una historia de conquista europea, costumbres, tradiciones, religión y lenguaje. Nos atrevemos decir que América Latina es la región que más rasgos comparte en el mundo. Incluso podríamos decir que nuestro subcontinente es una nación unida por vínculos históricos y separada por una geografía política que fue delimitada por intereses individuales de gobernantes que pensaron que la división era la clave para su permanencia en el poder.
Bien lo sabía Napoleón II, cuando, en un intento por ocupar el lugar que había dejado el yugo español a mediados del siglo diecinueve, llamó a nuestra región “Latinoamérica” haciendo alusión al origen latino de nuestra lengua, el cual compartimos con los franceses e italianos en el viejo continente.
Pese a nuestras similitudes los latinoamericanos también tenemos diferencias, por ejemplo en Cuba “todos dicen que vienen de África”, los viejos argentinos anhelan a su Europa, los jóvenes latinoamericanos sueñan con alcanzar el sueño americano y se educan con el cine Hollywoodense.
Qué pensaría el gran Simón Bolívar si pudiera apreciar lo que es hoy “Latinoamérica”, aquella gran nación con la que soñaba y por la que peleó hasta el último día de su vida. Qué haría el general San Martín si sus ojos observaran lo distante que está Uruguay de Argentina, o lo lejos que políticamente están su nación (Argentina) con Chile, país al que ayudó a independizar de la mano de aquel acaudalado O’Higgins.
Hoy en día el mapa latinoamericano “aparenta” integración de JURE, pero vive una separación que parecería irreconciliable de FACTO. Si bien es cierto existen intentos de una integración formal tanto en Centro América como en Sudamérica, lo que observamos es que ningún movimiento de regionalización tiene la fuerza suficiente para cumplir con el sueño de una “nación latinoamericana”.
Los movimientos de integración más importantes en América Latina son La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Mercado Común Centroamericano (MCCA), La Alternativa Bolivariana (ALBA), La Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercado Común del Sur.
De las anteriores la más “grande”, por territorio y población es la CSN, es paradójico, pues en está no encontramos como miembro pleno al país más representativo de los hispanoamericanos, aquel Estado al que Morelos llamó “la puerta de América Latina”, nos referimos a México, país que sólo es observador en aquella Organización Internacional.
También podríamos mencionar a la Organización de Estados Americanos (OEA), pero a muchos nos queda claro que, el hecho de que los gigantes anglosajones dominen los temas más importantes del continente hace imposible una integración latinoamericana.
Lo que acontece realmente en nuestro subcontinente es la individualidad y el alejamiento, en palabras coloquiales “cada quien le hace como puede”. Por un lado México ha preferido mirar al norte en vez de comandar a sus hermanos del sur, Brasil está enajenado con los chinos, Chile busca socios comerciales en todas partes, hasta en la lejana Oceanía, Colombia sólo responde al mandato norteamericano, Argentina sólo sigue a Brasil y Venezuela que se arraiga en su papel de izquierda radical, en fin, cada país ve por sus intereses.
Las últimas noticias que tenemos en la región no son positivas, en primer lugar están los roces de los peruanos con los chilenos por la cuestión del espionaje, también está el caso de Honduras que no termina por resolverse y por último los problemas fronterizos entre Colombia y Venezuela, dos países que conformaban un solo virreinato, cuna de Bolívar, que mantienen sus relaciones diplomáticas en niveles bajos.
¿Qué ocurrirá cuando se celebré la próxima cumbre de jefes de Estado de la CSN y se introduzca el tema de los roces fronterizos entre Colombia y Venezuela? Seguramente se emitirán una serie de recomendaciones que poco serán tomas en cuenta por los países en cuestión, ¿Qué pasará cuando Colombia haga su reclamo ante Naciones Unidas? Poco, la razón, aún hoy en día no existe una Organización Internacional capaz de influir en las decisiones de un país de mediano peso.
Todavía no existe una Organización que represente los intereses de “la nación latinoamericana”. Para superar los retos como nación hay que tener en claro que los latinoamericanos somos hijos de la madre patria europea y del humilde padre indígena. Somos nacidos de una España y una Mesoamérica multiétnica. Pero también somos hijos de una cultura prehispánica, de hombres oprimidos, de naciones heridas de muerte, de indios esclavizados que no terminan de ser sometidos. Somos fruto del desprecio y opresión de a quienes nuestros antepasados arrebataron sus tierras, somos presas y opresores en nuestra historia, el ejemplo más claro de una pareja antagónica, el fruto de la negación de lo que fuimos y somos.
Herederos de un brebaje histórico muy particular los latinoamericanos nos separamos cada día más de la idea de “la nación latinoamericana”. Las diferencias entre nosotros han madurado más rápido que nuestras instituciones. Sin duda alguna las guerras del siglo XIX en Sudamérica (como la triple alianza contra Paraguay, la guerra del Caucho, etc.) fueron las primeras muestras de la incompatibilidad de los latinoamericanos, de la nulidad el sueño de Bolívar, de gestar la nación latinoamericana.
La idea de América Latina debe partir de un respeto a las diferencias entre los países y a las múltiples naciones que habitan nuestra región. América Latina no es más una abstracción para localizarnos en el mapa del mundo, es el recuerdo de un pasado común, un presente inconforme y un futuro todavía difuso.

*Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 25 de Noviembre, 2009

Corea del Norte, ¿el teatrito bélico de los chinos?

Que delicado es hablar de delimitaciones geográficas, sobre todo cuando existen zonas que no se delimitan por barreras naturales como montañas y ríos, sino que están marcadas por la geografía política, por la mano directa del hombre y sus naciones.
La semana pasada hablamos de la penosa cuestión de los “muros” que existen a lo largo del mundo, de aquellas barreras que limitan la libertad de circulación de las personas, y que al final de cuentas son un obstáculo para alcanzar el objetivo de la “aldea global”.
El tema que nos reúne tiene grandes similitudes con el de la semana anterior, pero el final de esta historia no ha podido culminar en una gran fiesta como la que celebramos con jubilo los ciudadanos del mundo el pasado lunes 9 de noviembre, si no que por el contrario ha vuelto a los reflectores mundiales a raíz de un pequeño choque entre los dos Estados que hace seis décadas eran una misma nación.
Efectivamente estamos hablando de las Coreas, de lo acontecido el pasado martes cuando una embarcación norcoreana fue impactada por varios disparos provenientes de una embarcación sudcoreana, ambas patrullas fronterizas.
Existen dos versiones de los hechos, una que defienden los del NORTE, donde según ellos fueron agredidos en territorio norcoreano y otra que defienden los del SUR, en la que arguyen haber atacado a la embarcación norteña debido a que “cruzó” la frontera marítima hacia territorio sudcoreano, haciendo caso omiso a cinco advertencias.
Es cierto que casi todos los países del mundo son celosos de sus distintas fronteras. Hoy en día con tantos acuerdos, tratados y tecnología podríamos pensar que no deberían existir choques de este tipo entre las naciones. Desafortunadamente el mar amarillo (área marítima que comparten ambas coreas) es una zona geoestratégica de suma complejidad, pues comunica a ambos países con nada menos que CHINA, Japón y Rusia, imaginemos lo transitado de esta zona para el comercio de todo tipo de bienes.
También es cierto que existe gran ambigüedad en referencia a la delimitación fronteriza de esta zona, puesto que Corea del Norte no reconoce la frontera marítima que fue establecida por Naciones Unidas al finalizar de la Guerra de Corea en 1953.
A primera vista podríamos pensar que el altercado entre las embarcaciones es un problema simple, algo que puede ocurrir entre un par de países que tienen problemas en su relación y que se caracterizan por un pragmatismo en sus tratos bilaterales, pero la lectura de este acontecimiento es un poco más profunda.
Resulta que este altercado (y la lucha de declaraciones entre ambos países) ocurre durante la visita de Barack Obama al continente asiático, en especifico a Japón, China y Corea del Sur, misma que tiene como principal objetivo la economía, sobre todo lo que concierne en reducir el déficit gigantesco que tiene EE.UU. con el “Gran Dragón Asiático”. Temas como el cambio climático, la energía, el terrorismo o las amenazas nucleares de Irán y Corea del Norte son secundarios.
Reflexionemos acerca de la manera de operar de los estrategas norcoreanos. En primer lugar Corea del Norte no cuenta con recursos suficientes para enfrentar a Corea del Sur, es un país aislado, en decadencia que sobrevive gracias a la ayuda humanitaria que le envían aliados como China y enemigos como EE.UU. y su vecino del sur. Su gobierno antidemocrático se sostiene gracias a la idea del enemigo austral, debido a la fragmentación y sometimiento del pueblo al que gobierna. Es una amenaza para la paz de la región puesto que ya cuenta con armamento nuclear “rudimentario”, pero que por su cercanía con Corea del Sur y Japón puede ser peligroso, mismo que le ayudó a obtener su gran aliado y tutor, China.
Ahora podemos ver de manera más clara la razón que llevo a Pyongyang (capital de Corea del Norte) a hacer fuertes declaraciones como la de instaurar "medidas sin piedad" contra Corea del Sur. Lo que buscan es volver los reflectores internacionales, pero ¿Para qué hacerlo?
Acaso buscan negociar ayuda de EE.UU. a cambio de “tranquilidad” en la zona, o quieren enfriar la relación que se consideraba como “menos mal” después de la negociación de Clinton para liberar a las dos periodistas norteamericanas.
Con ojos de economista y estratega político podríamos aventurarnos a decir que buscan DISTRAER al mundo sobre todo a EE.UU. Pretenden blofear para que la “seguridad nacional” vuelva a ser el tema de prioridad en aquella región, donde hoy por hoy la economía es el tópico por excelencia, ¿qué tanto distraerá a Obama esta nueva “crisis de las Coreas” en su objetivo de persuadir al gobierno chino para abrir más su mercado, para evitar la devaluación excesiva de su moneda (el yuan), para negociar un nuevo orden mundial sin confrontaciones entre las dos economías más grandes del mundo?
Seguramente hay “otras” cuestiones bajo la mesa, lo que vale la pena preguntarnos es hasta cuando le servirá a China el “teatrito bélico” de Corea del Norte como herramienta de negociación o distracción. Quizá cuando dejen de serle útiles los norcoreanos podremos presenciar la reunificación de la península. Ojalá seamos afortunados de presenciarlo.

* Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx


© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 18 de Noviembre, 2009