sábado, 8 de octubre de 2011

Primero la equidad, luego la igualdad

La sociedad global está se encuentra en una encrucijada donde se busca ubicar al individuo en el centro de las decisiones del poder político. Cada día somos más seres humanos, por lo que el reconocimiento de una cualidad intrínseca como miembros de esta especie, nos brinda el sustento para seguir luchando por un mundo más digno, justo y prospero, en el que toda persona que se esmere por sus objetivos tenga la firme convicción de que algún día logrará alcanzarlos.

Para obtener este anhelo, debemos comenzar por preguntarnos si estas garantías son las mismas para todos los miembros de la sociedad, si estamos en las mismas condiciones para competir por un mismo objetivo, si más allá de las disparidades económicas o raciales, en nuestra sociedad existe equidad entre mujeres y hombres.

¿Y por qué nos referimos a equidad y no a igualdad? Porque desde el punto de vista biológico somos distintos, cada género tiene características que los diferencia, pese a que en un principio estrictamente legal se nos reconozca a todos los ciudadanos, independientemente del género, con los mismos derechos.

Por tanto no podemos decirnos iguales si por naturaleza somos distintos, y por una cuestión consuetudinaria hemos jugado un rol desigual en nuestras sociedades a lo largo de la historia.

La equidad se refiere a la “[…] Propensión a dejarse guiar, o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley”. Es más una cualidad que tiende a “[…] dar a cada uno lo que merece”.

Ante este panorama, hay que dejar en claro que la desigualdad de géneros y la inequidad son cuestiones que responden a una estructura antropocéntrica, donde el dominio de la fuerza fue determinante para instaurar un papel que quizá en tiempos pasados se justificaba ante las circunstancias de ferocidad que vivió el ser humano, pero que hoy en día, con los avances tecnológicos y la ocupación del sexo femenino en casi todos los peldaños de la sociedad, se percibe como una cuestión que requiere de un cambio.

Las mujeres del mundo han logrado que sea un ideal para la humanidad el fomento de la equidad de géneros, lo vemos tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros documentos de la legislación internacional, como en el tercer Objetivo del Desarrollo del Milenio, y en las cuotas de género, que en esencia buscan aumentar la presencia femenina en los puestos de poder.

Tenemos por tanto que este es un tema complejo, por lo que la respuesta de la sociedad debe ser integral. El cambio no sólo debe ser impulsado por el gobierno, sino por los demás actores de la comunidad. Hay que transformar el sistema desde sus bases, algo que puede ser inducido desde las instituciones y más importante desde los hogares, para evitar que nuestros hijos se perciban superiores a nuestras hijas, o que éstas se sientan inferiores, cuando no lo son.

Es cierto que las condiciones económicas de cada hogar influyen para ampliar la brecha de género, sin embargo, es un factor que no determina la equidad de derechos, pues hay naciones que pese a contar con altos ingresos per capita, apenas comienzan a brindarles los mismos derechos a hombres y mujeres, como ha sucedido en Arabia Saudita, donde hasta hace un par de meses las mujeres no podían ejercer el derecho del voto.

Por ello decimos que es muy importante que en el proceso de desarrollo de los países, primero se reconozcan las garantías, los derechos, las responsabilidades, obligaciones y las libertades y después se busque el progreso económico. En este caso el orden de los factores sí altera el producto.

Más que una lucha de géneros hay que promover una sociedad equitativa, donde la convivencia y el acceso a mejores condiciones de vida se den por el mérito y la eficiencia, de manera que es necesario impulsar políticas que impidan la discriminación de cualquier grupo, pero que tomen en cuenta las diferencias en el rol social del hombre y la mujer, o sea que tengan una perspectiva de género.

Equidad, no es lo mismo que igualdad, pero la primera busca crear las condiciones optimas para que sea posible la segunda, aunque antes requiere de un proceso que modifique las estructuras que han imperado por siglos en las sociedades. Nos referimos a la instauración de políticas que tengan congruencia y viabilidad, que se basen en un ideal, pero que reconozcan que el mismo no puede obtenerse sin trabajo, voluntad y entrega.

En pocas palabras la equidad de género debe ser reconocida como una práctica universal, propia de la evolución del pensamiento del ser humano, fruto de su condicional racional, por ello debe ser definida como una variable capaz de adaptar los sistemas tradicionales de dominación de ciertas culturas, hacia nuevas formas de convivencia entre hombres y mujeres.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 4 de Octubre de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 4 de Octubre de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz, 4 de Octubre de 2011.
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 4 de Octubre de 2011.
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 3 de Octubre de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 4 de Octubre de 2011.
  • Diario El buscador. Florida, Uruguay. 7 de Octubre de 2011.
  • Diario La Jornada. Managua Nicaragua. Opinión. 4 de Octubre de 2011.
  • Diario El Heraldo. Tegucigalpa, Honduras. 8 de Octubre de 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 4 de Octubre de 2011.

Neoliberalismo: ¿un modelo caduco? Parte I

No es un cuestionamiento hecho para nada a la ligera, los estudiosos del tema aun no se ponen de acuerdo respecto al camino que las políticas en materia económica deben seguir, y menos bajo el cálculo presentado por Naciones Unidas, donde se muestra que la población mundial, a finales de Octubre llegará a los 7 mil millones de habitantes.

El punto clave del asunto radica en que el modelo económico de corte neoliberal en vez de procurar una estabilidad en la economía mundial, ha propiciado serios desequilibrios y divergencias, los cuales se muestran tanto en el nivel de desarrollo de los países como a nivel de la población.

Justamente vivimos una nueva ola democratizadora en el mundo, que se ha marcado por las revoluciones árabes, o por los disturbios en las naciones más desarrolladas como consecuencia de su descontento por este modelo económico que afila las desigualdades. En un momento histórico como el que vive la humanidad, en el que la población se ha vuelto la piedra angular desde donde deben partir tanto las decisiones políticas como la repartición de las ganancias económicas, hacer caso omiso a las peticiones y demandas de la población puede ser sinónimo de desequilibro, caos e incluso barbarie.

La demanda en turno, es en este sentido la modificación de un modelo económico que ha beneficiado más a unos cuantos (acaudalados) en vez de hacerlo a la población en general. Sin embargo, para poder establecer un correcto juicio que rebase una opinión basada en especulaciones es importante conocer, aunque sea de manera breve que se entiende por neoliberalismo y cuáles son los principales elementos que lo conforman.

Vale la pena aclarar que “En la terminología contemporánea, hay dos ‘liberalismos’ que, no obstante, su origen común, pueden representar dos posiciones antagónicas” (Montenegro 2001). El primero es el que se refiere a la filosofía política de la libertad, del avance intelectual y el rompimiento con las barreras que obstaculizan el conocimiento. El segundo es el liberalismo económico que nace con el capitalismo y se nutre del laissez faire, laissez passer del fisiócrata francés Gournay.

Hay que destacar en este sentido que las bases del neoliberalismo podemos encontrarlas en Adam Smith quien en su obra “la riqueza de las naciones” describe los tres mecanismos de regulación del sistema capitalista liberal.

El primero de los mecanismos “[…] es el interés egoísta que, traducido en apetito de lucro, mueve a la iniciativa privada frente a la demanda de los artículos que la sociedad requiere para satisfacer sus necesidades”. De esta forma, es el interés egoísta el que motiva al individuo o a la iniciativa privada a producir satisfactores para las necesidades de la sociedad, cubriendo la demanda y cobrando un precio establecido por ello.

El segundo es la competencia. Se caracteriza por la participación de varias unidades económicas (empresas) en la producción de un bien en específico. Estas empresas compiten entre sí para abarcar la mayor parte de la demanda de la sociedad, de tal forma que se “esmeran” por producir bienes de mejor calidad, con procesos más baratos que les permitan reducir el precio del producto y atraer clientes.

El tercer mecanismo es la ley de la oferta y la demanda. Que se basa en la máxima de que “ninguna necesidad humana es absolutamente ilimitada” ya que la necesidad del consumidor deja de existir al momento en el que éste adquiere el producto satisfactor. Esta ley no sólo explica la manera en la que se rige la relación individuo-producción antes descrita, sino que explica la relación entre el capital y el trabajo y por último la relación entre la empresa y el individuo como trabajador.

Los postulados de Smith tuvieron cierta vigencia hasta que la gran depresión en EE.UU. (1929-30) destacó la necesidad entre los intelectuales de modificar el modelo imperante, hacia lo que se conoció como el modelo del Estado de bienestar, propuesto por John Maynard Keynes, quien veía al Estado como el garante de la estabilidad ya que éste puede ejercer cierta influencia sobre el consumo, a través de su sistema de impuestos y la fijación de la tasa de interés.

Para resolver los problemas de desempleo Keynes propuso que el Estado debía asumir la tarea de preservar los niveles de empleo y mantener salarios estables. Este se haría mediante un aumento de la inversión pública y sobre todo del uso de la política económica para hacer frente a las recesiones.

El modelo keynesiano se aplicó durante la década de los cuarenta hasta los setenta en EE.UU. y en varios países del mundo como Reino Unido e incluso en Latinoamérica (con excepción de Chile). Su permanencia se vio afectada por la crisis económica de 1973, misma que fue inmune a la teoría keynesiana y que dio lugar al esquema económico que impera hoy en nuestros días, y que ante la coyuntura actual es necesario modificar: El modelo neoliberal…

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • Diario El Informador. Santa Marta, Colombia. 4 de Octubre de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 30 de septiembre de 2011.
  • Diario Los Andes. Puno, Perú. 30 de septiembre de 2011.
  • Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 3 de Octubre de 2011.
  • Diario Proa Regional. San Antonio, Región V. Chile 30 de septiembre de 2011.

Democracia: Una bandera, un derecho, una ilusión.

El 15 de septiembre pasado fue el día internacional de la democracia, distintas naciones lo celebraron a su modo y a la forma que los caracteriza como países donde la población tiene la capacidad para elegir a sus gobernantes.

La democracia ha sido la bandera de más de una revolución, fue uno de los anhelos a los que aspiraron los ilustrados que derrocaron a la monarquía francesa en el siglo XVIII; fue parte de los principios que impulsaron la lucha por la independencia en las colonias latinoamericanas en el siglo XIX, y es hoy en día, por lo menos para nuestro continente, uno de los logros más importantes que alcanzaron nuestros padres, abuelos y ancestros.

En esencia la democracia busca posicionar al individuo, o mejor dicho a la sociedad en su conjunto sobre el gobierno, o sea, busca darle el poder en la elección primero, y posteriormente en la evaluación, a los ciudadanos para que ningún gobernante se encuentre por encima de ellos, respetando el estado de derecho como una situación propia de los países democráticos.

Para ello, el concepto toma como referencia aquellas circunstancias históricas donde el dominio de las elites (díganse los terratenientes, los monarcas o dueños del capital) oprimían al pueblo arrebatándole toda garantía, cualidad y trato que al que todo ser humano tiene derecho por el simple hecho de pertenecer a esta especie.

La democracia ha sido también la bandera política para derribar caciques y dictadores, es igualmente el pretexto más justo para desequilibrar a sociedades enteras a favor del interés económico y la estabilidad política, o cómo explicamos que si haya habido una reacción militar de apoyo contra el Egipto de Mubarak, la Libia de Gadafi, el Túnez de Ben Ali, y no sobre el Arabia Saudita del rey y primer ministro Abdallah bin Abd al-Aziz Al Saud, que refugió a Ben Ali, y quien es inmune a las posturas de Occidente gracias a su alianza petrolera con EE.UU.

Cómo explicar que no se haya irrumpido con toda la fuerza internacional sobre Sudán o Somalia, donde se viven verdaderas crisis humanitarias, cuya necesidad principal no se basa en el poder del pueblo para gobernar, sino en cubrir las carencias de personas que no están meramente interesadas en la política, sino que buscan sobrevivir, quienes ven todos los días como la opresión racial, física y psicológica no se compara con el hambre, la sed y la impotencia que resulta de tratar de vivir en un mundo rico, que no tiene nada para los pobres.

Antes de contestar estos cuestionamientos que son más realistas que ilusorios, y que por tanto llevan implícita la respuesta en la sospecha, que cualquiera de nosotros a interpuesto a las razones del apoyo internacional a las distintas revoluciones árabes, volvamos a nuestra región, donde, por ahora conocemos más bien a la democracia representativa, que a la democracia integral, pues aun estamos lejos de alcanzar tanto a nivel de los gobiernos como de los ciudadanos estándares aceptables de transparencia y rendición de cuentas, que pese a los esfuerzos que se están haciendo para cumplir con estas metas, aun los procesos caen sacos rotos, de inmensos papeleos, poco estandarizados que entorpecen incluso la función pública, utilizando recursos que bien podrían concentrarse en potencializar el desarrollo de nuestras naciones, aunque tan bien es bueno admitirlo, esto es parte del aprendizaje.

No todo es ganancia en la democracia latinoamericana: Cualquiera pensaría que al ser un sistema que permite la rotación de los gobernantes, se posibilitaría una mayor apertura hacia quienes no han tenido la oportunidad de mostrar sus capacidades políticas a favor del Estado, sin embargo, estos espacios de participación directa en el gobierno son dominados por los partidos políticos, entes que muchas veces protegen los intereses de las élites e impiden el ascenso de nuevos liderazgos, justamente ante el miedo de que su sistema de dominación se minorase ante la cosmovisión de un agente ajeno a su forma de gobierno.

La democracia actual en nuestra región aún permite varios vicios heredados de las clases monárquicas y dictatoriales que solían gobernarnos, quizá ante la ignorancia colectiva ocurren hechos lamentables como el tráfico de influencias, las herencias familiares del poder público, los tratos y protección para quienes detentan del poder económico.

Sin embargo, el sistema avanza, aunque lento, pero lo hace. Son justamente los avances tecnológicos los que pueden ayudarnos a implementar a la democracia como una institución integral en nuestros gobiernos, es nuestra comunicación a través de los medios la que nos permite conocer las mejoras en otras naciones, para motivar las propias en nuestros países. No hay que olvidar que somos la sociedad más comunicada, la más globalizada, la más informada, y en este sistema de gobierno, donde por pilar estamos los ciudadanos, nuestros progresos individuales serán la base sobre la que se finquen los anhelos, ideas y la futura materialización de la democracia que necesitamos.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 20 de septiembre de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 20 de septiembre de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 20 de septiembre de 2011.
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 20 de septiembre de 2011.
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 20 de septiembre de 2011.
  • Diario El Informador. Santa Marta, Colombia. 24 de septiembre de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 20 de septiembre de 2011.
  • Diario Los Andes. Puno, Perú. 21 de septiembre de 2011
  • Diario El buscador. Florida, Uruguay. 23 de septiembre de 2011
  • Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 20 de septiembre de 2011.
  • Diario La Jornada. Managua Nicaragua. Opinión. 23 de septiembre de 2011.
  • Diario El Heraldo. Tegucigalpa, Honduras. 22 de septiembre de 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 23 de septiembre de 2011.

Migración cero

Es un dato que seguramente despierta el asombro de todos nosotros, pero es cierto. Leímos acerca de la significativa reducción de los flujos migratorios de México hacia EE.UU con cierta cautela en el New York Times, en un artículo de Damien Cave, publicado el 7 de julio del presente, donde mencionaba que los flujos migratorios de mexicanos hacia EE.UU., eran mucho menores a los experimentados en años anteriores, dos razones explicaban los cambios: la variable sociodemográfica y la inseguridad.

Posteriormente, tuvimos la oportunidad de confirmarlo de la viva voz del Maestro Félix Fernández Varela, Secretario General del Consejo Nacional de Población (CONAPO), primero durante una reunión (canales oficiales) y después en respuesta a una pregunta que le hicimos directamente ya fuera de los foros institucionales.

El hecho es, que el saldo neto migratorio de mexicanos a EE.UU. se ha reducido de -53.2 por cada 10,000 habitantes (2006-2007) a -9 entre 2010 y 2011, lo que nos habla no sólo de una disminución importante en materia de emigración, sino que nos muestra un aumento en el regreso de mexicanos (inmigración) provenientes del país vecino del norte (ENOE 2006-2011).

La información fue corroborada por las autoridades encargadas de las estadísticas de los Estados Unidos: Por fin se había logrado disminuir la migración al coloso del norte. Sin embargo, siendo la migración un tema que no reconoce adjetivos tanto positivos como negativos, al ser un fenómeno inherente a la naturaleza humana, esta disminución en el flujo, así como el retorno de migrantes nos deja un espacio ampliamente abierto para reflexionar.

Es de importancia ante que todo aclarar que la migración es uno de los fenómenos sociodemográficos más difíciles de medir, ya que muchas veces existe una condición de ilegalidad que impide que se tengan datos estrictamente fidedignos, contrario al caso de otras variables como el volumen de la población, la estructura de edad, etc. El punto es que la mayoría de mexicanos que migran hacia EE.UU. lo hacen por canales ilegales (79%).

El tema puede tener distintos matices, y como cualquier tópico estadístico nos brinda un abanico de posibilidades para discernir en las razones que impulsaron el decremento de la migración.

La apuesta-argumento oficial es que en México ya se controlaron las variables demográficas, el país como muchos otros en Latinoamérica, está por completar el proceso de transición demográfica, esto es, ha logrado controlar las tasas de natalidad y de mortalidad, manteniendo un equilibrio en el crecimiento de la población. A este respecto se le suman un aumento en la incidencia de los programas sociales para combatir a la pobreza. Además de que la tasa de fecundidad global (el número de hijos que una mujer tiene en promedio durante su edad reproductiva) es de 2, lo que posibilita a las familias a tener mayores oportunidades (educación, vivienda, etc.) y satisfactores que en años anteriores.

El argumento oficial también toca el tema económico, donde se dice que la estabilidad a nivel macro, con poca inflación, tipo de cambio controlado, altas reservas internacionales, etc., proveen una mejor calidad de vida a los ciudadanos.

Sin embargo, los canales no oficiales aluden a que esta disminución abismal en la migración se debe a la situación de desempleo, crisis y a la xenofobia con respaldo legal que se vive en los EE.UU., pero sobre todo a la inseguridad que ha invadido a México, ya que no hay territorio más desprotegido que una frontera cada vez menos porosa, donde la ley se difumina entre las decisiones de dos países y el poderío de los grupos criminales que gobiernan la franja, que era hasta hace unos años la más transitada del mundo.

Las complicaciones que se avecinan con la noticia de la reducción en la migración son vastas, en primer lugar modificaran las proyecciones de población, las cuales son realizadas por el CONAPO para ganar tiempo en la planeación de las políticas públicas que requiere el país, no sólo en materia de población, sino en todos los ámbitos que la toman en cuenta.

Habrá más jóvenes y adultos, más fuerza laboral, más motores para echar a andar al país. Si el Estado mexicano aprovecha a esta población seguramente obtendrá importantes avances, sino lo hace, aumentara el desempleo, el crimen, la informalidad, todas esas variables que se potencializan cuando hay pobreza y una necesidad de superación frustrada. La migración es por excelencia una de las principales válvulas de escape que tiene una sociedad, estamos frente a una coyuntura especifica, pues el tema no es para nada simple, al contrario es un acontecimiento al que hay que ponerle suma atención y brindarle más recursos para que en vez de convertirse en un problema, sea parte de la solución que México requiere.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 13 de septiembre de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 13 de septiembre de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 13 de septiembre de 2011.
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 13 de septiembre de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 13 de septiembre de 2011.
  • Diario El buscador. Florida, Uruguay. 16 de septimbre de 2011
  • Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 13 de septiembre de 2011
  • Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador 14 de septiembre 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 15 de septiembre de 2011

Monterrey: El dominio del caos

Se los reporto no sólo porque sea la noticia que ha vuelto a poner a México en los reflectores internacionales, sino porque justamente el país que se ha visto afectado es el lugar donde provengo, es el sitio donde está mi hogar. Esta columna irá más allá de la noticia que se ha expuesto en diversos medios internacionales, no pretendemos hacer una cronología o un reportaje de un tema que nunca podrá agotarse, pero que sin duda inquieta a los lectores, sobre todo a mis connacionales.

En vez de ello aprovecharemos nuestra condición de locales para narrarles una reflexión más vivencial que de investigación, para exponerles cuáles son las percepciones de los mexicanos, no del gobierno respecto a este y a muchos incidentes que han conminado significativas manifestaciones ciudadanas que, pese a ser legitimas y justas, se han encontrado a sí mismas, en algo que el periodista Carlos Loret de Mola denominó “Victimas contra victimas” (16 de Agosto El Universal).

El problema se centra principalmente en la definición de la estrategia para combatir al crimen organizado. Está más que claro que la inseguridad es el tema que más preocupa a los mexicanos; la corrupción, que forma parte de esta problemática, ha pasado a segundo término, la crisis económica, los más de 40 millones de pobres, el alto endeudamiento de las entidades federativas y los municipios en el país, son temas que se han relegado en una agenda redactada más por los acontecimientos que por una planeación estricta y colegiada.

Hay quienes están a favor de la intervención de las fuerzas armadas para combatir a los grupos delictivos y quienes creen que militarizar el país es jugarse la última carta contra un enemigo invisible, que bien puede camuflarse entre los 112 millones de personas que habitan el país, mientras que las fuerzas armadas son fácilmente reconocibles, están uniformados, entrenados bajo estrictos controles donde les enseñan disciplina, valores y principios. Infiltrarlos en la sociedad sería un grave error, pues las tentaciones se potencializan cuando se juega en medio de dos bandos, lo que genera escenarios que pueden corromper al más justo y brindar falsas ganancias a las partes en cuestión.

Los mexicanos estamos cansados de esta violencia, distintos actores de la vida política nacional han alzado la voz para exigir al gobierno que detenga esta situación, pero se olvidan que no se puede acabar con un enemigo de la noche a la mañana, que para poder restaurar el equilibrio en el país es necesario un proceso por lo menos a mediano plazo, además culpar al gobierno mexicano por todos los males de la sociedad es buscar la alternativa más sencilla, la más detectable, la menos útil, no sólo el gobierno tiene responsabilidad, estamos quienes votamos por ese gobierno, quienes no exigimos a nuestros representantes por mejores leyes, quienes corrompen a la policía para evitar una multa, y quienes permiten que nuestros infantes se inunden de estos temas y los conviertan en parte de la cotidianidad.

La lección que hemos aprendido es que México como muchas otras naciones en Latinoamérica es un país reaccionario, la forma en la que el gobierno mexicano ha encarado esta situación de inseguridad no nos parece la más correcta. En vez de fortalecer los recursos legales y materiales en cuestión de seguridad, ha comenzado a hacer una cacería de brujas en todos los casinos del país, trasladando el problema hacia el lugar y no hacia el hecho.

Los casinos, pese a los daños sociales que pueden generan no son el problema en sí, el hecho bien pudo suceder en un centro comercial (mall), un restaurante, un bar, etc.

Sin embargo, lo que sucedió en Monterrey no son hechos aislados, son parte de un problema de suma complejidad, que tiene sus raíces más profundas en hierbas de los ayeres, en aquellas cicatrices que no hemos podido sanar los mexicanos. Hay culpables directos e indirectos; actores materiales e intelectuales; hay intereses y muy poderosos. Sin embargo, todo ello no puede ocultar la indignación de un pueblo que no está, ni podrá acostumbrarse nunca a este tipo de eventos monstruosos, que no sólo generan terror, sino que han penetrado con enorme intensidad en la vida cotidiana de nuestra nación, dejándonos un destino ambiguo e incierto.

Lo que sí podemos afirmar es que el fuego cruzado ha rebasado todos los límites: El caos, la inmoralidad, el cinismo, la barbarie son los apelativos más correctos para definir a estos criminales. Justicia, derechos, garantías son características ambiguas en su tratamiento. Humanidad, en un sentido estricto de civilidad y justicia, es una cualidad de la que ellos carecen.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 6 de septiembre de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 6 de septiembre de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 6 de septiembre de 2011.
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 9 de septiembre de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 1 de septiembre de 2011.
  • Diario Los Andes. Puno, Perú. 31 de agosto de 2011.
  • Diario El buscador. Florida, Uruguay. 2 de septiembre de 2011.
  • Diario El Heraldo. Tegucigalpa, Honduras. 9 de septiembre de 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 9 de septiembre de 2011.

Ellos también son el presente de México

Ha quedado más que claro que los jóvenes formamos parte del presente de la vida nacional. Ha sido una exigencia que se ha alimentado del espíritu, impulso y energía que los jóvenes han demostrado sobre la base del esfuerzo y la dedicación. Gracias a ello hemos logrado difundir la idea de que la juventud constituye uno de los pilares para el crecimiento y desarrollo de cualquier nación. Este sentimiento de presencia, de representación busca fomentar mayores oportunidades para este grupo de edad (15 a 29 años), el cual se ubica en un momento poblacional muy particular para el país: Aprovechar el bono demográfico puede ser la última oportunidad que tengamos para impulsar un crecimiento sostenido, es el camino más sencillo para alcanzar el desarrollo.

Sin embargo, el hacer esta afirmación no debe significar que los demás grupos de edad no existan o tengan menor importancia. Tanto los adultos que son el grupo poblacional que domina las principales posiciones de poder y riqueza, hasta los niños y adultos mayores son el presente de México y viven como los jóvenes problemáticas particulares que los imposibilitan de tener mejores condiciones de vida.

En esta ocasión, aprovechando la conmemoración del “Día del Abuelo” hablaremos de nuestros adultos mayores, quienes se perciben como el pasado del país, pero que pueden jugar un mayor papel en esta difícil tarea de gobernar un país que parece ingobernable.

Los datos del último Censo de Población y Vivienda, realizado por el INEGI, nos brindan una gráfica poblacional referente a los adultos mayores, la cual nos indica que para 2010 había en México poco más de 10 millones de habitantes mayores de 60 años, el 53% eran mujeres (5.375 millones) y 47% eran hombres (4.679 millones). Para términos prácticos 9 de cada 100 mexicanos son adultos mayores. Esta población guarda un legado muy importante para el país ya que el 9.5% de ellos habla alguna lengua indígena, mientras que a nivel nacional sólo el 6.5% de la población mayor de tres años posee esta cualidad lingüística.

También es muy importante reconocer la participación de los adultos mayores en la economía, ya que casi el 32% de ellos (3.193 millones) forman parte de la Población Económicamente Activa, siendo que el 96% de éstos se encuentran ocupados en alguna actividad productiva. El resto de esta población tiene la condición de Población no Económicamente Activa, pues se dedican a labores del hogar o están jubilados principalmente.

En este tenor, al observar los datos referentes a las condiciones de derechohabiencia a los servicios de salud, o sea quienes cuentan con seguridad social, podemos decir que el 71.4% es derechohabiente a alguna institución pública (IMSS, ISSSTE o Seguro Popular, etc.) o a alguna privada. Sin embargo el 28%, unos 2.8 millones no cuentan con alguna protección social, lo cual no es para nada una condición optima.

En materia de migración sabemos que son el grupo poblacional con menor intensidad para mudarse de entidad, ya que el 97.7% dijo vivir en la misma residencia en 2005, el 1.5% mencionó estar en una entidad diferente a la actual y tan sólo el 0.4% dijo estar en EE.UU., el país que concentra mayor número de connacionales en el extranjero.

Los grandes pendientes que tenemos la sociedad con este grupo de edad son diversos, aún hoy en día existen mitos acerca de la mano de obra de los adultos mayores, además se dice erróneamente que carecen de capacidad para aprender los nuevos conocimientos que de los avances tecnológicos derivan, sin embargo sólo el 20% de ellos tiene alguna limitación en las actividades que realiza, la mayoría constituyen cuestiones físicas (caminar, escuchar y ver), no mentales.

Albert Einstein decía que “el conocimiento es experiencia, lo demás es sólo información”. Quién mejor para aconsejarnos que un adulto mayor, el beneficio se expande si es de nuestra familia, pues ellos constituyen la memoria vivencial de generaciones pasadas y definen quienes somos.

Desaprovechar su experiencia y conocimiento ha sido un gran error que hemos cometido en el país, devaluar sus meritos como agentes de cambio, quizá culpándolos de los errores pasados, es condenarnos a vivir con una falsa moral. Las naciones más desarrolladas apoyan a sus adultos mayores, las familias más unidas son aquellas que tienen un fuerte vínculo con sus fundadores. Hoy somos un país de jóvenes, en la medida en que apoyemos y respetemos a los más longevos encontraremos el respeto y el apoyo de las generaciones futuras, quienes sin lugar a dudas reflejan en potencia tanto lo bueno como lo malo que ven las sociedades actuales.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 30 de agosto de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 30 de agosto de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 30 de agosto de 2011.
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 1 de septiembre de 2011.
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 29 de agosto de 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 29 de agosto de 2011.

El quien y el cómo en una crisis económica. Parte II

Entonces, ¿quiénes serían los grandes culpables en una crisis económica? Para el caso actual el gobierno norteamericano tiene parte de la culpa, pues no ha sabido manejar sus cuentas sanamente, y éste no es un problema exclusivo de la administración Obama, sino que tiene un antecedente justamente en el excesivo gasto militar que impulsó el gobierno de Bush. Tampoco es un malestar propio de EE.UU., sino que también existe en Europa, donde el estancamiento y bajo crecimiento de la Eurozona han conminado el aumento de las tasas de desempleo y el incremento de la deuda pública.

El problema es además estructural: El dólar es la divisa internacional por excelencia, de manera que la política monetaria estadunidense no debe responder meramente a una estrategia nacional, sino que debe fijarse tanto en la producción local como en las ecuaciones internacionales, pues ignorar el binomio nación-mundo puede generar una masa monetaria que no esté sostenida en la producción, creando la idea de un bienestar artificial presente, que en el futuro será causante de un desequilibrio económico global.

También está la variable de la recaudación, que debería ser la principal fuente de ingreso para el gobierno. Sin embargo, la solución no debe sustentarse en el incremento de los impuestos, sino que debe basarse en la ampliación del universo de contribuyentes, con una desagregación por estatus y condición socioeconómica.

En este tenor podemos advertir que la respuesta a nuestro cuestionamiento principal no radica en las personas en sí, sino en sus decisiones. El problema no es de una administración, sino de cómo se manejen los ingresos, de cuáles son las reglas en el quehacer económico, o sea qué políticas se aplican y cuál debe ser el origen y razón de estas políticas. En pocas palabras, el problema yace en el Modelo Económico.

El neoliberalismo impera en las políticas económicas internacionales desde finales de los ochenta y principios de los noventa, tiene sus raíces teóricas principales en los postulados de la escuela austriaca (Friedrich Von Mises, F.A. Hayek) y en la escuela de Chicago (Milton Friedman). Sus premisas tuvieron auge como consecuencia del colapso del Modelo Keynesiano, aquel que veía al Estado como el ente encargado de impulsar el crecimiento económico basándose en la idea del bienestar social y la regulación.

Al colapsar este modelo, los nuevos liberales plantearon un Estado más pequeño y una economía más libre, con menor regulación. Este modelo ha expirado, nos lo demuestra la crisis del 2008 y los síntomas de los malestares actuales en Europa y EE.UU. Ha sido un modelo que lejos de fomentar la competitividad a nivel internacional ha aumentado la desigualdad, ha ampliado la distancia entre las clases bajas, medias y altas, al grado de que existen realidades complemente distintas tanto en naciones desarrolladas, como en aquellas que anhelan esta condición.

El problema ya está identificado, las propuestas de solución han sido discutidas en distintos foros: Es necesario reestructurar el modelo económico que impera en las políticas económicas internacionales.

¿Qué hace falta entonces?, ¿voluntad?, ¿de quién? De los gobiernos, de la ciudadanía, de los dueños de los grandes capitales quienes tienen tan diversificados sus recursos que mientras pierden del lado del Atlántico, ganan del lado asiático del Pacifico y del Indico, dejando que sus pérdidas se diluyan entre la población. ¿Qué pueden hacer los gobiernos para prevenir estas circunstancias? Hacer de sus economías factores sustentables, ¿Cómo? Legislando conjuntamente candados a las inversiones golondrinas, regulando los movimientos excesivos de capital, normalizando el sistema financiero; permitiendo su flexibilidad y evitando el libertinaje económico.

A veces olvidamos que la economía es justamente una ciencia inventada por el hombre; que el nerviosismo de los mercados, no es otra cosa que la incertidumbre de los magnates del capital, por eso es que parece que la economía y el sistema financiero tienen sentimientos o sensaciones, porque es el impulso, el raciocinio, la ecuación costo-beneficio la que mueve a los mercados.

Quienes elaboran las políticas públicas en materia económica deben hacerlo bajo una perspectiva integral; no pueden darse el lujo de dejar de ver la variable social, el momento político del país, las condiciones de los mercados y lo más importante la legislación en materia financiera, todos estos elementos ayudan a generar una respuesta más completa para las crisis y desajustes económicos, ignorarlos es sinónimos de atraso, pasarlos por alto señal de parcialidad, tomar medidas drásticas es dirigir los costos enérgicamente hacia la ciudadanía.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 23 de agosto de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 23 de agosto de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 23 de agosto de 2011
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 23 de agosto de 2011
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 23 de agosto de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 23 de agosto de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 23 de agosto de 2011.
  • Diario El buscador. Florida, Uruguay. 27 de agosto de 2011
  • Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador. 1 de septiembre 2011

El quién y el cómo en una crisis económica. Parte I

Aventuremos a brindar una descripción sencilla, quizá un tanto rudimentaria acerca del papel que juega el gobierno en la administración de los recursos económicos: El gobierno es como una gran empresa que gestiona una cantidad limitada de recursos, esto lo hace para aplicar sus proyectos, que serían todas aquellas políticas públicas encaminadas a alcanzar sus fines, que al contrario de la empresa no son las ganancias económicas, sino brindar seguridad, certeza, estabilidad, legalidad y condiciones de desarrollo a los ciudadanos.

Sin embargo, como sus recursos son limitados, pues sólo los obtiene de los impuestos y de los ingresos de las paraestatales, tiene la opción de recurrir al endeudamiento para capitalizarse y cumplir con sus funciones, puede hacerlo mediante un préstamo o mediante la emisión de bonos u otros instrumentos financieros, los cuales por supuesto debe pagar al corto, mediano o largo plazo a sus acreedores, con sus respectivos intereses y beneficios.

El grave problema que han visto tanto los EE.UU. como varios países europeos (Grecia, Italia y España) es que no tienen la solvencia financiera para pagar, o sea su economía no es sustentable en materia de capital, esto es, sus gastos son excesivamente mayores en comparación con lo que la economía produce o mejor dicho recauda.

Sin embargo para el caso de EE.UU., la deuda no es el mayor problema, lo que está en duda es su credibilidad; es la certeza de pago futuro que debe brindar a sus acreedores, además, al ser el dólar la más importante divisa internacional, debe dar señales de estabilidad para todos aquellos países que “resguardan su riqueza nacional” en esta moneda.

A esto se le puede sumar un listado de problemas que tiene el país “más poderoso del mundo” como: El alto gasto militar, que representa el 4.06% de su PIB (CIA 2005), unos 595 mil millones de dólares, algo así como el PIB de Argentina (la 23 economía más grande del mundo), el cual ha utilizado para mantener su presencia en Irak y Afganistán, además del mantenimiento de las distintas bases militares que tiene alrededor del mundo.

Esta también el alto costo de sus políticas sociales (identificado por su principal acreedor China). Igualmente se encuentra la perdida de competitividad como punto de atracción de las inversiones en el sector secundario y de servicios, las cuales se han ido trasladando hacia las economías emergentes como China, India, los países del sureste asiático, Brasil, etc.

A esto se le suma que Standard & Poor's rebajó la calificación para la economía más grande del planeta, asegurando que fue la falta de consensos políticos, para delinear una estrategia en materia de deuda, la que impulsó esta acción. Es justamente la variable política la que ha contagiado el malestar a la economía, ya que el próximo periodo electoral está muy cerca, de modo que, la manera en la que Obama encare esta situación será determinante para sumarle un periodo más en la Casa Blanca o dejarle el camino abierto de nueva cuenta al circulo más conservador de los Republicanos.

¿Quiénes son los mayores inversores del mundo?, ¿quienes son aquellos que se ponen nerviosos ante la incertidumbre financiera por la que están pasando los norteamericanos? Son justamente los ejecutivos de las principales empresas del planeta, aquellos que comenzaron ondeando la bandera norteamericana cuando esta nación fomentó el “libre mercado” alrededor del globo, pero que aprovechándose de la globalización se han trasnacionalizado, perdiendo poco a poco los rastros patrióticos que tenían y sustituyéndolos con una bandera global, que más que hondar por el orgullo de un país, lo hace siguiendo la atracción de las ganancias en los mercados con mayor dinamismo a nivel mundial, hoy en día, los asiáticos.

Algunos podrán decir que las empresas que conminan el crecimiento en China, la India o el sureste asiático tienen amplias proporciones de capital estadunidense, lo cual podría derivar en pensar que quien gana en la ecuación es EE.UU., sin embargo no es así, el capital no tiene nacionalidad. Aquellas grandes corporaciones están más preocupadas por aumentar sus activos o protegerlos, que por apoyar a la nación que les abrió los mercados internacionales.

Entonces, ¿quiénes serían los grandes culpables de una posible crisis? El gobierno norteamericano, los dueños del capital, las corporaciones trasnacionales, los especuladores, los políticos estadunidenses, los ciudadanos… trataremos de dar respuesta a este cuestionamiento en la próxima columna, quizá la misma no se refiera al quién, sino al cómo.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 9 de agosto de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 9 de agosto de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 9 de agosto de 2011
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 9 de agosto de 2011
  • Diario Los Andes. Puno, Perú. 09 de agosto de 2011
  • Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador. 23 de agosto 2011
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 23 de agosto de 2011

El problema de la trata

Reconocemos que la sociedad en la amplitud que representa su universo es la productora de sus propios problemas y por lo tanto de la mayoría de sus soluciones. Dentro de la sociedad se encuentran inmersos, a veces ocultos, a veces a la luz pública, los actores que generan los males que tanto daño hacen a miles de personas en el mundo. En la sociedad están las victimas y los victimarios, quienes entre tanta gente se pierden en la cotidianidad dejando que costumbres y prácticas -alejadas de los valores y garantías intrínsecas que todo ser humano posee- se multipliquen para destruir la vida de miles de inocentes, que consientes o no tienen derecho a una existencia mejor.

Esto es justamente lo que ocurre con el problema de la trata de personas, la cual se conoce como la esclavitud del siglo XXI, pero que guarda una particularidad antiquísima en la historia del hombre. La trata ha sido definida por Naciones Unidas (2000) como “[…] la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación”.

Entendemos que es una definición amplia, cuyo objetivo es contener el máximo de elementos para poder identificar este grave delito. En términos coloquiales la trata es comerciar con el ser humano como si éste fuera un insumo negociable, es volver un bien transable y transferible principalmente a los grupos más vulnerables; los niños, las mujeres y los migrantes, quienes se convierten en productos, muchas veces desechables, perdiendo de manera lamentable su condición humana.

El motor de la trata es por tanto el lucro económico. Las condiciones de pobreza en las que viven la mayoría de personas en el mundo amplían la posibilidad de caer en las redes del tráfico, sin embargo no son la única condición, pues quienes lucran con los seres humanos, los “tratantes” incurren en actividades que van desde la prostitución hasta el tráfico de órganos y drogas, o la explotación laboral y sexual de niños y mujeres.

Para combatir este grave mal de la sociedad es imprescindible en primer lugar establecer un diagnóstico de la situación, sin embargo el tema lleva implícito diversas dificultades que lo hacen invisible ante la sociedad e indetectable para la legislación y la procuración de justicia. Una de éstas es en cuestión estadística, donde no se puede saber de manera acertada cuantas personas se encuentran bajo esta condición de esclavitud moderna, algunas estimaciones hablan de que aproximadamente 800 mil personas han sido traficadas a través de las fronteras, pero no es una estadística tan acertada, si por ejemplo comparamos el dato con los flujos migratorios ilegales que se suceden anualmente en el mundo.

Otra dificultad es a nivel legal, donde hasta hace poco no existía una tipificación para el delito, donde reina una inconsistencia en el conocimiento de las mismas instituciones para procurar justicia. Además está la lenta asimilación de los protocolos, convenciones y estatutos internacionales en la legislación nacional.

Hace un par de semanas (el 14 de Julio) el presidente Calderón promulgó la reforma constitucional sobre la trata de personas, donde pidió a los mexicanos denunciar los casos de trata de los que estén enterados. En este sentido, creemos que el presidente se equivocó cuando afirma que la sociedad es aún insensible a este mal social, ya que más que insensible, los ciudadanos y las instituciones públicas están desinformadas de la definición de trata, pues el término no ha sido difundido de manera amplia, incluso las mismas victimas ignoran su condición. Difícilmente veremos resultados de esta nueva legislación mientras, tanto las instituciones como la sociedad, desconozcan sobre el tema.

Pese a que existan leyes, pese a que logremos asimilar las vanguardias a nivel internacional, debemos reconocer que la trata tiene como motor a la pobreza en un primer momento (es la principal razón para la reclusión), pero al final de cuentas es el lucro económico el que mantiene esta actividad, son las clases medias y altas los principales focos de consumo, es la sociedad quien permite las zonas de tolerancia sin regulación, quien asiste a lugares de trata disfrazados, quienes vemos día a día a los niños y mujeres menos afortunados trabajando sin cesar por un futuro propiamente incierto. Somos todos quienes tenemos una venda egoísta que nos impide denunciar a quienes lucran con la dignidad humana. Si podemos organizarnos, si nos coordinamos con el gobierno y la legislación, si rompemos esas redes de corrupción que sostienen a los dueños de estos ilícitos, si confiamos en las instituciones, podremos juntos disminuir significativamente la trata, mientras no logremos estos objetivos, este mal seguirá entre nosotros. En la sociedad está el problema, y sólo dentro de la sociedad organizada encontraremos la solución.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 2 de agosto de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 2 de agosto de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 2 de agosto de 2011.
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 4 de agosto de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 2 de Agosto de 2011.
  • Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 2 de Agosto de 2011.
  • Diario Los Andes. Puno, Perú. 27 de julio de 2011
  • Diario La Jornada. Managua Nicaragua. Opinión. 27 de julio de 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 29 de julio de 2011

Apoyo para el cuerno de África

¿Cuáles son los límites de la cooperación internacional?, ¿Hasta dónde el ser humano es capaz de permitir que un contexto perfectamente controlable dañe incluso al grado de la muerte a una población que clama, no por justicia o bienestar económico, sino por sobrevivir?

Mucho se habla de aquellas noticias que atraen con fuerza los reflectores internacionales, sobre todo cuando sabemos que pueden llegar a tener alguna incidencia directa sobre nuestros países, como lo son los malestares económicos en la Unión Europea y EE.UU., que seguro permearan de distinta manera a algunas economías de nuestra región.

Sin embargo, también hay noticias que pese a no tener grandes consecuencias en nuestras naciones, sí nos afectan moralmente como comunidad global, pues son la muestra de la incapacidad mundial para brindar apoyo quienes más lo necesitan. Estamos hablando de privilegiar a las vidas humanas sobre cualquier bien material, de presionar a nuestros gobiernos para que actúen en consecuencia y sumen voluntades a los males cada vez más agravantes de la humanidad.

Uno de estos eventos, cuya alarma ha sido encendida álgidamente por distintas Organizaciones Internacionales es la delicada situación de Somalia, un país cuya posición es estratégica para el comercio mundial, pero que se encuentra afectado enormemente por un conflicto étnico-racial, que mantiene una condición de desequilibrio y caos al interior, que degrada ínfimamente la condición humana.

Echemos un vistazo a las estadísticas: Somalia, tiene una población de casi 10 millones de personas, con una esperanza de vida de tan sólo 50.4 años. Su tasa de mortalidad infantil es de 105.56 defunciones por cada mil habitantes, la quinta más alta del mundo. Su tasa de alfabetismo es de 37.8% y cuenta con tan sólo 600 dólares de PIB per capita, el quinto peor del planeta. Por si fuera poco los desplazados y refugiados internos suman 1.1 millones de personas, a los que se añaden 700 mil muertos producto de una guerra civil que no cesa desde 1980.

El país sufre un estado de guerra provocado por el enfrentamiento de tribus, sobre todo aquellas somalíes que representan el 85% de la población y los Bantú y otras que ocupan el 15%, cuyas fuerzas de origen árabe buscan controlar el país sobre la base de una estrategia que lastima enormemente la esencia humana.

Platón, en su obra la República nos relata que para que una sociedad funcione requiere tener tres cualidades que tengan armonía entre sí: debe existir un deseo de superación, emotividad e intelecto en los miembros de una comunidad. Cuando las primeras 2 cualidades son controladas por el intelecto, la sociedad y sus individuos logran una situación deseable y equilibrada, cuyo resultado es sin duda el progreso.

Aquella enseñanza platónica puede aplicarse al caso de Somalia, sin embargo, ante la complejidad del contexto no podemos tener la certeza de que la mayoría de los individuos de este pueblo cuente con la armonía entre estas cualidades. Cuando alguna de éstas se pierde o se corrompe, el caos y la entropía terminan por llevar a la sociedad a la barbarie, degradando toda garantía y valor que intrínsecamente tiene cualquier individuo de nuestra especie.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos del mundo como comunidad global para apoyar a este país tan golpeado? Podemos tratar de influir en nuestros gobiernos, manifestar nuestro apoyo a la nación somalí, conminar a nuestros representantes en el exterior para promover mayores acciones desde Naciones Unidas, desde el Consejo de Seguridad (CS), desde el ACNUR y demás órganos subsidiarios internacionales para que se ponga mayor atención a este tipo de casos, es hacer un llamado a Brasil y Colombia, que nos representan a los latinoamericanos en el CS para que se establezca una Agenda que ponga fin a tantos años de incertidumbre para una población devastada por los conflictos, la pobreza y el hambre, es apostar más recursos a un objetivo poco lucrativo en términos económicos, pero que enriquecerá enormemente la cualidad y el sentido humano de nuestras naciones.

Haciendo un paréntesis, desde este Reflector Mundial queremos enviar nuestras condolencias al pueblo noruego, que ha comprobado que la inestabilidad social no es sólo cuestión de desarrollo económico, sino que es el radicalismo (en cualquiera de sus formas) uno de los mayores peligros que tenemos como especie. Nos queda claro que el odio del hombre hacia el hombre por cualquier motivo, puede ser igual de grave para la sociedad siendo individual o colectivo.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 26 de julio de 2011.
  • Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 26 de julio de 2011.
  • Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz 26 de julio de 2011.
  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 26 de julio 2011.
  • Periódico Punto Medio. Mérida Yucatán. 26 de julio de 2011.
  • Diario El Informador. Santa Marta, Colombia. 27 de julio de 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 26 de julio de 2011.
  • Diario Los Andes. Puno, Perú. 27 de julio de 2011.
  • Diario La Jornada. Managua Nicaragua. Opinión. 27 de julio de 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 29 de julio de 2011.

Afganistán, un país olvidado

La estabilidad es una condición necesaria para el desarrollo, para que un país alcance el progreso requiere de una planeación integral, de condiciones que propicien la inversión, hagan rentables las actividades económicas y procuren la generación de una ciudadanía responsable. En pocas palabras necesita concentrar la mayoría de su energía y recursos en aquellas actividades que sean el cimiento para el crecimiento económico y la equidad social.

Demanda que exista por tanto, cercanía del pueblo hacia el gobierno, que todos los actores del Estado (empresas, sociedad y gobierno) den por sentado la existencia de un contrato social, que sea ampliamente reconocido, pero sobre todo respetado por todos. Todos los países aspiran alcanzar esta condición, sin embargo, son pocos los que escapan a los intereses extranjeros, son menos los que logran homogenizar la idea del desarrollo sobre la base la unidad nacional.

En esta ocasión, en este Reflector Mundial trataremos de dar un acercamiento de lo que acontece en un país que perdió su voz hace muchos años, que es la víctima más longeva de un acontecimiento ocurrido en Nueva York un 11 de septiembre, cuando el mundo le declaró la guerra a los Talibanes, sin tomar en cuenta que afectaban directamente a una nación ajena a estos hechos, los afganos.

Afganistán es un país complejo. Está muy cerca de la región de mayor tensión a nivel internacional, Oriente Medio, comparte fronteras con (China 76 km), Irán (936 km), Pakistán (2,430 km), Tayikistán (1,206 km), Turkmenistán (744 km) y Uzbekistán (137 km). Los últimos poco conocidos, pero los primeros tres guardan una importancia particular sobre todo Irán y Pakistán, ambos focos rojos para EE.UU.

Sin embargo, lo que nos interesa del país no es su territorio, sino su población, la cual consta de 30 millones de almas que crecen al 2.3%, cuya edad promedio es de 18.2 años. Es un país que no controla aún sus variables demográficas, pues su tasa de mortalidad es de 17.39 defunciones por cada mil habitantes, la segunda más alta en el mundo después de Angola (23.40). Además tiene la segunda tasa de mortalidad infantil más elevada del planeta (149.20 por cada mil nacidos vivos), en Mónaco, el país con la mejor estadística en el rubro es de apenas 1.79. Cuenta con la peor esperanza de vida a nivel mundial, 45.02 años, demasiado baja si la comparamos con el promedio de los países desarrollados la cual es de 77.5, el promedio mundial es de 67 años, incluso es menor que el dato para los países menos adelantados (los africanos principalmente), la cual es de 56.8 años.

Sin duda alguna, estas malas estadísticas no son fruto del corto plazo, pero sí se han recrudecido a raíz de la invasión emprendida por EE.UU. y sus aliados a partir de 2001, cuyo objetivo era atacar a los talibanes y atrapar a Osama Bin Laden. Desde Naciones Unidas se legalizó la invasión, se creó una nueva Constitución y se trato de instaurar una democracia en un país que ha vivido la mayor parte de su historia en guerras civiles y luchas por el poder. De esta forma se eligió a Hamid Karzai como presidente, quien fue reelecto en 2004 para restaurar el orden en aquella nación. Sin embargo, los grupos radicales se han negado a ceder el poder, usando al terrorismo como la principal herramienta de reclamo, además de que, al igual que los países invasores, confunden a la población afgana obligándola a tomar una posición o perecer en la neutralidad.

Seguramente los afganos se dicen a sí mismos, no todos somos terroristas o talibanes, Afganistán no es Osama Bin Laden. Hoy en día, cuando algunas naciones comienzan a replegar sus tropas, cuando incluso EE.UU. ha declarado que se retirará progresivamente del mayor productor de opio del mundo es cuando surgen las interrogantes: ¿merecen los afganos estar en medio de una guerra entre el gobierno impuesto y los talibanes u otros grupos terroristas?, ¿merecen acaso sufrir las consecuencias de la imposición de una democracia que no ha podido adaptarse a las costumbres de un pueblo rebelde y nómada, que basa la idea del progreso en la mera supervivencia?

Con estas preguntas volvemos a aquel intento por falsar aquella máxima que sostiene que “todo pueblo tiene el gobierno que merece”. El sufrimiento del pueblo afgano por tantos años no debe ser visto como una consecuencia justa del actuar político de sus gobernantes, los afganos no son terroristas, no son un peligro para el mundo, son el ejemplo más claro de cómo las malas decisiones del gobierno, los grupos extremistas y la injerencia internacional pueden afectar a una población y como las guerras intestinas condenan a la humanidad al subdesarrollo.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

  • Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 19 de julio 2011.
  • Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 19 de julio de 2011.
  • Diario El buscador. Florida, Uruguay. 22 de julio de 2011.
  • Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 25 de julio de 2011.
  • Diario La Jornada. Managua Nicaragua. Opinión. 21 de julio de 2011.
  • Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador. 20 de julio 2011.
  • La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 22 de julio de 2011.