Desde hace seis años que se lleva a la primera “Hora
del planeta”, que comenzó como un hecho aislado sin precedentes en Australia y
que hoy ha adquirido gran difusión a lo largo del planeta. Ésta es una
iniciativa de la WWF (World Wildlife Fund) que inició en 2007 en Australia con
cerca de 2 millones de seguidores y consistió en apagar las luces de varias
poblaciones del país con el objetivo de hacer un llamado a la comunidad
internacional acerca de la voluntad del pueblo australiano para buscar
soluciones al cambio climático.
De esta manera, dicha ONG internacional ha decidido
invitar a que las ciudades se sumen a la campaña, bajo la condicionante de que
las administraciones de las mismas establezcan compromisos concretos que
demuestren su voluntad por la procuración de un desarrollo sostenible,
ejerciendo acciones en distintos sentidos como por ejemplo: el incentivar el
uso energías alternativas; fomentar en las escuelas cursos de capacitación
ambiental donde se haga hincapié en la importancia de racionalizar agua, la
división de residuos, el consumo de productos ecológicamente sustentables;
aplicar programas civiles amigables con el medio ambiente como la ciclopistas,
el reciclaje y el uso eficiente y racional de los recursos naturales, entre
otras.
De igual forma invita a la ciudadanía a que se sume
a la campaña en dos vertientes: mediante un cambio en sus patrones de consumo y
ejerciendo un activismo en pro del Medio Ambiente. En el primer aspecto se
fomentan actividades como el uso del transporte colectivo o la bicicleta de vez
en cuando, la reducción del consumo de carne en la dieta ordinaria, el fomento
de una cultura de reciclaje, el hacer las compras de manera racional, o sea no
exagerando en el consumo, y comprar aquellos productos que cumplan con la norma
Medio Ambiental, etc. Por el lado del segundo aspecto procura que sea la
sociedad la que ejerza la invitación a sus gobiernos, para que sus ciudades y
Estados se sumen a esta iniciativa global, de manera que se deje atrás la
pasividad a favor de un activismo ambiental. Ha llegado el momento de volver la
voluntad en compromiso, y de llevar a este compromiso a las acciones.
La iniciativa, sin lugar a dudas tenía que
trascender: el próximo 23 de marzo de 8:30 a 9:30 pm, tenemos en el mundo
(aproximadamente 152 países) una cita con la reflexión acerca del daño que el
hombre le está causando a la tierra, donde podremos intuir la manera en la que
viviríamos sin la electricidad, pero sobre todo será un tiempo donde
recapacitaremos acerca el rol que jugamos como seres pensantes de
extraordinarias invenciones y la manera en la que podemos revertir el problema
haciendo un balance entre las necesidades de la tierra y las nuestras.
Lo importante de estos 60 minutos no será la
energía que se ahorre a causa del apagón masivo sino el demostrarnos que somos
una comunidad unida por un problema común, que rebasa toda frontera política,
barrera social o conflicto económico.
Este es el tiempo preciso para reforzar la lucha
contra la apatía, combatiendo con soluciones creativas que incidan en un cambio
de perspectiva, que sean el punto de inflexión entre una civilización peleada
con su entorno y otra capaz de compartir las necesidades con su planeta. Algo
de razón tiene aquello que dicen los escépticos, de que será muy difícil
cambiar la situación de nuestro mundo, ante el intento de reformar ampliamente
el estilo tradicional de vida de quienes hemos desarrollo un patrón de consumo
meramente Occidental, pero si comenzamos hoy con cambios pequeños y logramos
masificar esta intensión, conminaremos a que aquellas actividades del hombre
que dañan el Medio Ambiente dejen de ser socialmente aceptables, de forma que
los grandes contaminadores, los emporios internacionales, sucumbirán ante la
voluntad mundial, ya que la lógica de su existencia está basada en la
aprobación y el consumo de la masa social.
La hora del planeta debe ser solamente el primer
paso para un plan estructurado, donde se evalúe la situación de nuestra
“tierra” y se propongan medidas vinculantes que no resuelvan de forma total el
problema –ya que eso significaría un esfuerzo imposible para los seres humanos
de hoy- sino que de marcha a un proceso ponderado a través de los años, donde
todos los componentes de una sociedad resulten beneficiados. A este respecto
destacará la actuación de Naciones Unidas, de los gobiernos, pero sobretodo de
las empresas y sus consumidores, quienes no debemos dejar de consumir, sino
orientar nuestro consumo hacia productos de empresas ecológicamente
responsables.
Este movimiento se está convirtiendo en un triunfo
de voluntad para la humanidad, un tema que requiere de más acciones materiales
para ser un éxito como política sustentable, seremos testigos de cómo una buena
iniciativa –coordinada por un Organismo No Gubernamental- puede hacer que
gobiernos de todos los niveles se unan con empresas y pueblos para sentir la
oscuridad y dar dos pasos importantes: uno pequeño hacia tras en el deterioro
del planeta y otro inmenso hacia adelante que de garantía de la voluntad de los
pueblos para resolver el problema del cambio climático.
© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos
periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Marzo 2013
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