El
tratamiento de una noticia por parte de los medios de comunicación y de las
agencias informativas debe ser en teoría parcial. Informar significa mostrar un
evento de la manera más clara y objetiva posible y suele tener como
consecuencia el fomento de un tema o hecho
para su inserción en la agenda nacional o internacional de los países.
Si
bien es cierto todas las noticias tienen un nivel local determinado, sólo
algunas son elegidas por los medios para convertirse en notas nacionales o
internacionales, las cuales son escogidas de acuerdo a diversos criterios que
responden a la manera en la que la audiencia se interesará en el tema y buscará
subsecuentemente informarse sobre el mismo.
En
este tenor, una de las características específicas que hemos detectado quienes
seguimos las noticias internacionales para fines particulares es justamente la
manera en la que se abordan los temas globales de forma superficial. Esto no es
negativo para el proceso informativo de los eventos, sino que conmina al
investigador meticuloso a indagar más allá de los datos aparentes, para conocer
el origen y las consecuencias de los sucesos que pueden prevenirse desde el
estado o desde la sociedad organizada.
Hace
pocos días en una conversación con Tania Arellanes Licea, futura maestra en
medios globales (Global Media), tocamos
el tema del incendio en la guardería ABC, uno de los eventos más dolorosos que
ha vivido México y que, a casi 3 años de su ocurrencia, no ha tenido una
resolución conciliadora o por lo menor convincente para los mexicanos.
Para
comenzar nuestro breve análisis, hicimos énfasis en el tratamiento que se le dio al tema en los
medios nacionales y extranjeros. Observamos las correspondencias y las
diferencias en el manejo de la información, en la manera en la que se observó
este penoso acontecimiento desde una perspectiva más aislada (medios
internacionales) y una perspectiva con mayor profundidad, pero que
inevitablemente derivó en cuestiones políticas y en un claro descontento y
desgaste social.
Nos
dimos cuenta de la cantidad de información que comparten las agencias de
noticias internacionales, pues existe una amplia cooperación entre los
distintos medios de comunicación del mundo, quienes no abundan en las
problemáticas y sus consecuencias, sino que brindan una imagen instantánea con
poco contexto para cumplir con sus fines informativos.
En
nuestro examen observamos que las causas del incendio de la guardería correspondieron
más a un error humano que a una cuestión fortuita, ya que pese a ser suerte una
ley indefinida cuyas fuerzas no pueden ser contraladas por el hombre, existió
una gran responsabilidad de quienes administran al Estado, cuya función es promover
condiciones óptimas y suficientes para
el desarrollo de las actividades sociales, cualidades carentes en la guardería.
Quizás
para conocer el origen más exacto del suceso tendríamos que hacer un análisis
de la situación del país, tendríamos que hablar del manejo inadecuado de los
recursos públicos en México, de la corrupción, del tráfico de influencias, de
la cada vez más reducida credibilidad
del estado, que cada año desciende peldaños en el examen anual de la
organización Transparencia Internacional que situó a México en 2011 en el lugar
número 100 con una calificación de 3.0.
Aquí
hay que resaltar que lo más preocupante del asunto es que esta negativa
situación ha derivado en el deceso de vidas inocentes, convirtiéndose en una
verdadera tragedia nacional. Sus consecuencias se sintieron de manera
importante a nivel social. Hubo (y persiste) descontento, lo cual se suma a la
situación de miedo e inseguridad que se percibe en el país azteca. Hay una
sensación de impunidad, un tratamiento poco convincente de la justicia ante la
ausencia de culpables. Hubo costos políticos, pero también cooperación
internacional para atender a los niños con quemaduras en EE.UU.
El
gobierno mexicano en su papel de entidad reaccionaria implementó políticas de
inspección y revisión a las guarderías nacionales, lo cual no es negativo, pero
demuestra sus lagunas ocupacionales; si todos los funcionarios y servidores
públicos hicieran de manera correcta su trabajo no habría porque imponer
políticas reaccionarias.
Al
final de cuentas podríamos preguntarnos: ¿Para qué acercarnos al fondo o al
origen de la noticia? ¿Por qué volver a tocar un tema tan delicado como este?
Por
una sencilla razón; para evitar que vuelva a ocurrir un evento similar, para
que dejemos de ser naciones reaccionarias y nos convirtamos en países
preventivos. Hicimos este breve ejercicio para refrescar la memoria colectiva y
dejar en claro no olvidaremos las consecuencias de los males estructurales del
país, que han ejercido su voracidad para afectarnos en lo más profundo de
nuestra naturaleza humana.
© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Abril 2012.
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