El
momento vive la población mundial es particular: A partir del 31 de Octubre de 2011
rebasamos los 7 mil millones de habitantes a lo largo del globo. Conformamos
una sociedad globalizada, pero aún existen grandes diferencias entre las
distintas regiones del planeta, donde podemos apreciar que no toda la población
goza de los beneficios de la masificación de las redes de información y
comunicación, pese a que por primera vez en nuestra civilización poco más de la
mitad de los seres humanos habita en ciudades (50.5%).
Hoy
cuando la globalización se percibe como un fenómeno cotidiano y recurrente,
acontece igualmente un evento demográfico que nos conmina a la reflexión y al
replanteamienito de la Política de Población a nivel global: En este momento se
cuenta en el mundo con el mayor número de jóvenes de 15 a 24 años, los cuales
sumaron en 2010, 1.223 mil millones de personas, de forma que 1 de cada 7
individuos en el globo es joven.
Pareciera
que ésta es una situación natural, si tomamos en cuenta que el aumento de la
población mundial será progresivo, sin embargo si las tendencias demográficas
se mantienen como hasta ahora, no habrá en los próximos 100 años una proporción
de jóvenes como la que existe en este momento en el mundo, donde el 17.7% de la
población global está constituida por personas de 15 a 24 años.
Esta
situación demográfica ha llevado a que los gobiernos del mundo pongan especial
atención en los jóvenes, por ser un grupo poblacional con amplio potencial de
desarrollo, sobre todo si tomamos en cuenta que son la generación más educada y
comunicada de la historia y que aproximadamente el 80 por ciento habita en los
países en desarrollo. Por ello, es precio tener presente que mejorar las
condiciones de vida de los jóvenes se traducirá notoriamente en un cambio
cualitativo para millones de personas en el planeta.
Así
lo ha entendido la Organización de Naciones Unidas (ONU), que ha centrado sus
iniciativas y programas de acción en garantizar la protección de los jóvenes,
promover la educación, la integración en el mercado de trabajo y la salud de
los jóvenes.
Justamente
uno de los grandes problemas que atender en la juventud mundial se refiere al
ejercicio de su salud sexual y reproductiva, en específico al embarazo
adolescente, ya que de acuerdo con el Fondo Mundial de Población (UNFPA) uno de
los principales riesgos de los jóvenes es la exposición a embarazos no
planeados, no deseados, o en condiciones de riesgo, siendo que, “las
probabilidades de que las adolescentes de entre 15 y 19 años mueran debido a
complicaciones durante el embarazo o el parto son dos veces mayores que las de
una mujer de 20 a 30 años”.
Las
estadísticas del UNFPA nos dicen que en todo el mundo, la mayoría de
adolescentes tienen una vida sexual activa antes de cumplir los 20 años de
edad, mientras que alrededor de un 60% no utiliza algún método de protección
que lo prevenga no sólo de un embarazo, sino de adquirir una ITS o incluso de
infectarse de VIH.
Es
así que año con año, aproximadamente 16 millones de adolescentes en el mundo
dan a luz (un equivalente a la población total de Holanda), de las cuales 9 de
cada 10 habitan en los países en desarrollo.
Este
fenómeno se relaciona de forma importante con la ampliación de las
desigualdades económicas, sociales y culturales, que al mermar el desarrollo
personal, profesional y educativo de las jóvenes, facilita la reproducción
intergeneracional de la pobreza, de tal forma que “sufren de exclusión social y
sus hijos tienen altas probabilidades de repetir la misma dinámica, lo que
dificulta la lucha contra la pobreza”.
El
embarazo adolescente es un tema multidimensional, que responde principalmente a
la planificación familiar, un derecho que requiere de pensar en prospectiva, de
institucionalizar en los jóvenes la conciencia de que sus decisiones presentes influirán
de forma determinante sobre la vida de las generaciones futuras.
El
fenómeno demográfico de los embarazos adolescentes no es un tema que sólo le
corresponda a los gobiernos, quienes hoy en día son agentes que contribuyen en
la transformación social, más no la determinan. El reto es también de la sociedad
civil organizada, de las familias y de los individuos. Al final de cuentas el acceso a una
planificación familiar voluntaria, como derecho, es un acelerador de desarrollo
y de equidad de género. La capacidad de tener hijos por elección, no al azar,
transforma vidas, comunidades y países enteros.
Fuentes: Central Intelligence Agency (CIA), United
Nations; Departament of Economic and Social Affairs, UNFPA
©
Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos
en Latinoamérica. Junio 2013.
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