jueves, 22 de octubre de 2009

El país más poderoso de América Latina

Si hace tres o cuatro décadas alguien preguntara ¿cuál es el país más poderoso de América Latina? La respuesta hubiera variado en tan sólo dos países de la Región: México y Brasil. El primero no sólo se distinguía por el tamaño de su economía, si no que era el referente más fuerte de la región, al haber sido la principal colonia española (Nueva España), por ser el país con el mayor número de hispanoparlantes, por ser un país mestizo, rico en recursos naturales, un país diplomáticamente activo, respetuoso, pero sobretodo que cuidaba las normas de transición política, lo cual daba muestra de su independencia ante el coloso del norte (EE.UU.). Del segundo podemos decir que en aquellos años (70’s-80’s) tenía de igual manera una economía mediana, fue la mayor colonia de Portugal, era y es un país étnicamente diverso, vasto en recursos naturales, pero tenía ciertos rezagos a nivel internacional, producto de la mala imagen de la dictadura que gobernó aquel país por 21 años (1964-1985).
La variable política es por demás importante, por ello podríamos decir que la respuesta a la pregunta inicial se habría orientado en mayor medida a nuestro país, México: ¡éramos los líderes de América Latina!
Hoy en día la respuesta es sesgada y ha cambiado. El país más poderoso e influyente de América Latina ya no es México, es Brasil. Aquel es el noveno país más rico del mundo con un PIB de 1.9 billones de dólares, crece al 5.1% gracias a su diversificación económica (sobretodo a sus relaciones con el continente asiático), es el quinto país más poblado del mundo (198 millones), el quinto más grande (en territorio). Tiene una diplomacia activa y propositiva que lo ha llevado a integrar importantes bloques alternos como la iniciativa de países emergentes BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Además es el actual líder de la integración más consolidada de América del Sur, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Es el principal protagonista de la Comunidad Sudamericana de Naciones, una iniciativa que alberga a más de 500 millones de habitantes (la UE tiene 491 millones). Ni hablar de sus recursos naturales. Aquel país alberga la mayor parte de la selva amazonas, tiene un río de 6,626 km (el río más grande del mundo) con el mismo nombre, cuenta con el 20% de recursos hídricos mundiales, maderas tropicales, petróleo, vasto territorio. Tiene representación en la estación espacial internacional, además de contar con uno de los programas de energías alternativas más ambicioso y rentable del mundo.
Aquel país es el más poderoso de América Latina, comparte varios rasgos con la región: la historia colonial, la dependencia hacia naciones extranjeras (Reino Unido y EE.UU.), la diversidad cultural, la raíces europeas, africanas e indígenas, la histórica inestabilidad económica, la mala distribución del ingreso e incluso el acérrimo amor por el futbol.
Brasil es un buen ejemplo para contextualizar lo que ocurre en América Latina: pese a sus vastos recursos naturales, a los años de abolengo post segunda guerra mundial (donde se crearon ciudades administrativas como Brasilia con grandes expectativas de vida), pese al sostenido crecimiento económico, al gran tamaño de su economía, en aquel país el 31% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza, existe una pésima distribución del ingreso: “los ricos son tan ricos como los acaudalados europeos y los pobres tan pobres como los africanos”. Aquellos viven en las ya famosas favelas; aglomerados urbanos, círculos de pobreza, incubadoras de crimen, canales de circulación de drogas, pero también lugares de samba y capoeira.
Brasil es un país de dilemas, de ricos y pobres, de comunidades de negros, blancos, mestizos, asiáticos e indígenas, de atropellos a los aborígenes del amazonas, de explotación, corrupción, cacicazgos. Brasil ejemplifica perfectamente el rol social que se vive en las naciones emergentes: con un bajo porcentaje de población que se beneficia del crecimiento económico y un alto porcentaje de personas que no disfrutan de la derrama económica.
Pese a lo negativo de la situación social que se vive en aquel país, debemos estar conscientes que no se puede esperar que un país se desarrolle sin generar riquezas de manera sesgada hacia ciertos sectores, en un primer momento. Lo que pretendemos resaltar aquí, es la forma en la que un país “similar” al nuestro está avanzando en el entorno internacional, se está haciendo notar en el mundo (no por nada Río de Janeiro le ganó la elección olímpica a nada menos que a Chicago, Madrid y Tokio), incluso está invirtiendo esfuerzos y dólares para ser integrante (de forma permanente) del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, bajo el argumento de que es la nación que puede velar por los casi 700 millones de habitantes que viven en la región latinoamericana.
Al tenor de estas consideraciones, el primer cuestionamiento se convierte en una serie de preguntas que debemos hacernos todos los mexicanos (gobierno, población y empresa): ¿Hemos seguido el rumbo correcto?, ¿Acaso no fuimos advertidos de la dependencia económica que generaría la orientación hacia mercado estadunidense?, ¿Debemos seguir mirando hacia América del Norte y olvidar al sur que ya es más próspero que nosotros? Tenemos mucho que reflexionar, sobretodo pensando en que poco a poco la riqueza del mundo se ha trasladado a los países asiáticos y que los países de América del Sur forman bloques económicos sin tomar a México en cuenta. Habrá que poner más atención en aquellas regiones, es una de nuestras principales tareas a nivel internacional.

Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 20 de Octubre, 2009

¿Por qué ganó el Nobel Obama?

Existe la creencia (entre los medios de comunicación) de que las malas noticias son más atractivas que las buenas. Que informar acerca de alguna calamidad es más rentable, o que puede polemizarse una buena noticia para darle manufactura o un cierto valor agregado informativo.
Cuando Barack Obama llegó a la presidencia del país más poderoso del mundo, aquella fue la noticia del momento: por fin un candidato afroamericano llegaría a la Casa Blanca, algo que incluso entre los círculos intelectuales se comentó como muy difícil.
Obama rompió con grandes barreras, primero al vencer a Hilary Clinton por la candidatura demócrata, quien contaba con un buen capital financiero y político para contender por la presidencia y posteriormente al ganar las elecciones presidenciales a John McClain.
Aquel tecnócrata egresado de Harvard llegó a la presidencia del país con grandes tareas. La economía norteamericana se había mermado por la guerra, la imagen de Estados Unidos estaba por los suelos gracias a la administración Bush; aquello alimentaba los “movimientos” anti-yankees alrededor del mundo, el objetivo de la seguridad nacional se volvió una prioridad y se usó a la milicia como medio para alcanzar este fin, etc., etc.
Sin embargo Obama llegó a la Casa Blanca con promesas solidas: mejorar la imagen de Estados Unidos, las relaciones con Rusia, cerrar Guantánamo en un año, retirar tropas norteamericanas de Irak y Afganistán, mejorar las condiciones económicas de aquel 10% de la población que se encuentra “below the poverty line” (bajo la línea de la pobreza), en pocas palabras terminar con la hostilidad de la política estadunidense en pro de una nueva perspectiva en las políticas internacionales.
Aquellos que son enemigos de EE.UU., hoy en día ya no cuentan con una de las mejores herramientas que tenían: desacreditar al gobierno estadunidense. Cómo poder hacerlo cuando la cabeza de aquel gobierno tiene una popularidad inmensa, cuando la imagen de EE.UU., atrofiada por los años se está limpiando poco a poco. Cómo ganar simpatizantes anti estadunidenses cuando las señales norteamericanas ya no conducen al conflicto bélico. Sin duda alguna, muchos de los regímenes vs americanos deberán replantear sus estrategias para combatir a Obama, Corea del Norte ya lo está haciendo.
Este optimismo pro-Obama lo vivimos aquí en México, en la primera visita que hizo a nuestro país: todos querían salir en la foto con Obama, no hubo indicios de manifestaciones en su contra, si no una cálida bienvenida del gobierno y el pueblo mexicano.
En el mundo ha ocurrido algo parecido. Pese a que Obama no ha cumplido de manera satisfactoria con todos los retos a los que se ha enfrentado y ha perdido popularidad a nivel internacional, al momento en el que se dan las cumbres de los “G” (G8, G20), los globalifóbicos no han reaccionado de manera tan enérgica como antes. ¿Cómo hacerlo? Si aquel presidente es un hombre sensato, inteligente, democrático y de raza negra, porque incluso aquella condición impide que la sátira política haga complemente de las suyas con aquel mandatario por cuestiones raciales. ¿Irónico no?
La administración Obama no ha cumplido todavía con las vastas exigencias del pueblo norteamericano y del mundo entero, con aquellas promesas de esperanza, entonces: ¿Por qué ganó el viernes pasado el premio Nobel de la paz?
Si nos situamos desde dos ópticas, una de meritos personales y otra de actores principales, podemos argumentar las siguientes dos posibilidades:
La primera es porque lo MERECE. Su llegada al poder significó un giro de 180 grados en la política exterior estadunidense, la cual era agresiva y hostil desde 2001 hasta 2008. Todos recordamos los ataques terroristas que derivaron de la misma, los ejercicios militares en Medio Oriente, las guerras civiles en Irak y Afganistán (las cuales siguen vigentes), las tensiones de EE.UU. con la Rusia de Putin, el uso del concepto de seguridad nacional como tema prioritario para los Estados Unidos.
Obama ha archivado el proyecto del escudo antimisiles en Europa del Este, ha acercado a los máximos rivales del siglo pasado (los más poderosos en términos militares) a favor de la reducción del arsenal nuclear, un gesto en pro de la humanidad. En Obama, los países alejados de EE.UU. han visto una posibilidad de acercamiento, una esperanza para mejorar la relación (si no pregúntenle a Cuba, Venezuela o Corea del Norte). Aquellos que no tienen intensiones de acercamiento como Irán, poco a poco perderán el apoyo “anti-yankee” que tenían en el mundo, de manera que tarde o temprano se quedaran aislados por la opinión pública internacional.
La segunda es para COMPROMETERLO. Ya que Obama ha manejado un discurso esperanzador, de paz, de multilateralismo, de cooperación y de cambio. El hecho de otorgarle el premio nobel lo compromete a encaminar sus esfuerzos y los recursos de su administración en pro de una política exterior más tolerante, que respete valores internacionales como los Derechos Humanos, el cuidado del Medio Ambiente, el libre comercio justo, etc.
Hasta ahora la administración Obama ha tenido una digna participación en el escenario internacional, pero ¿acaso podrá mantenerse así durante todo su mandato? Los países no “guerrean” sólo por odios raciales o choques culturales e históricos, lo hacen por intereses geopolíticos. Los estadunidenses conocen mejor que nadie las ganancias de la guerra; fue el triunfo de la segunda guerra mundial lo que les dio el estatus que hoy tienen en el mundo, saben que en esta operación aritmética (costo-beneficio) hay mucho que ganar: recursos naturales, contratos millonarios de reconstrucción y fomento, alianzas políticas, contención a enemigos, etc., etc.
“La guerra es costosa, pero genera cuantiosas ganancias”, aquella será una máxima que deberá falsar Obama si quiere mantener su buena imagen. Lo debe hacer al interior de su propio país derogando el “establishment” que ha imperado en la política norteamericana durante casi toda su historia, debe convencer a viejos y nuevos realistas que tienen mucho poder en EE.UU., en sus empresas y en el gobierno, vaya reto.

Internacionalista, idealista activo y libre promotor del cambio.
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ipa_newton@hotmail.com

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 13 de Octubre, 2009

miércoles, 7 de octubre de 2009

Sputnik I: recordando el comienzo de una nueva era.

Hace poco más de cinco décadas, el hombre rompió las barreras terrestres y logró poner en orbita el primer satélite artificial en la historia, el Sputnik I. Aquel hecho aconteció en uno de los periodos de máxima tensión política a nivel internacional, en un episodio que denominaron los historiadores como “la guerra fría”, refiriéndose a la batalla indirecta que libraron las dos potencias ganadoras del la Segunda Guerra Mundial: EE.UU. y la URSS.
Ambos países aglutinaban en sus bloques a una serie de Estados “aliados” por voluntad y por fuerza. Eran también los principales proveedores y consumidores del mundo, los más armados, los más avanzados tecnológicamente, los más hostiles (políticamente). Eran dos gigantes con ideas contrarias compitiendo por imponer lo que creían era “el orden adecuado” para las políticas mundiales.
Al momento en el que se escribe la presente colaboración (4 de Octubre) se cumplen cincuenta y dos años del lanzamiento del primer satélite artificial al espacio, el cual representa el primer éxito del programa Sputnik, que daría ventaja a la URSS sobre su adversario en cuestión de exploración espacial.
Hoy en día celebramos que este hecho fue el inicio de la carrera espacial entre dos grandes colosos, el cual no sólo trajo beneficios en forma de externalidades a la sociedad civil, si no que amplió nuestro margen de asimilación respecto al papel del hombre en el universo, en palabras del historiador David Thomson “con el hombre en el espacio comenzó una nueva era”.
No se sabe a ciencia cierta cual era el objetivo final de ambas potencias en materia espacial (URSS y USA), pero se puede intuir que la adquisición de conocimiento sobre el espacio, era sinónimo de ventajas para combatir al bando contrario: el conocimiento es poder y puede utilizarse para cuestiones buenas o malas.
Además, el desarrollo espacial era sinónimo de desarrollo bélico, ya que “la iniciativa de viajes espaciales significaba superioridad en tecnología, particularmente de misiles”. Sin embargo la carrera espacial no fue sólo una carrera tecnológica, si no que tuvo gran influencia a nivel económico, social y militar.
En el primer nivel podemos mencionar las externalidades generadas a partir de los desarrollos tecnológicos que dieron vida a las agencias espaciales de la URSS y de EE.UU., y más delante de otros países como Japón, Reino Unido, Francia (sede de la Agencia Espacial Europea), Canadá, Brasil y China. Además de productos derivados de la experimentación como el teflón, el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), los alimentos deshidratados, los detectores de humo, el código de barras, los pañales desechables, el cierre de velcro, etc., etc. Los ejemplos son inmensos, algunos como los anteriores ya son de uso público, pero existen otros que llegaran a los hogares del mundo a mediano y largo plazo.
A nivel social la carrera espacial significó una herramienta del gobierno (estadunidense y soviético) para convencer a sus ciudadanos de que su sistema económico (capitalismo y comunismo) era el más adecuado, puesto que la población se identificaba con los éxitos de las misiones, en un ambiente donde la “competencia” acontecía en casi todos los ámbitos.
En cuestión militar, los avances en materia espacial se complementaron con el desarrollo de áreas bélicas como las mejoras de los misiles, la experimentación con las fusiones nucleares, la optimización del uso de la energía, etc. Mejoras que demostraban la superioridad bélica de los antagónicos sobre el resto del mundo.
En aquellos años de Guerra Fría la carrera espacial fue eso: una competencia por saber quien era el mejor país, qué sistema económico era el indicado, qué filosofía debía prevalecer. Hoy en día, en este mundo multipolar las cosas han cambiado: ya no existe una carrera espacial como tal, la competencia ha sido sustituida por la cooperación, de manera que los distintos países con agencias espaciales colaboran en pro de un desarrollo espacial mundial. El mejor ejemplo de esto es la Estación Espacial Internacional, un centro de investigación construido en la orbita terrestre, donde participan las agencias espaciales de EE.UU., Rusia, la Unión Europea, Japón, Canadá y Brasil e Italia bajo un estatus especial. Gracias a los esfuerzos de estos países, desde hace nueve años hay presencia humana permanente en el espacio.
La conmemoración del Sputnik I es un hecho que no debe ser recordado como un triunfo nacional, porque fue el primer lanzamiento de un objeto creado con materiales terrestres por la mano del hombre, por su ingenio, por sus cálculos, el cual debe ser recordado como un elemento de unión para la humanidad. Estamos celebrando que logramos cruzar la barrera terrestre, la primera limitación material, para hacer posible la ampliación de nuestro sistema natural (el planeta tierra) y nos permite conocer, poco a poco, la inmensidad del universo.
Hemos superado lo que se creía imposible, hemos hecho mucho como especie para adaptarnos, para cumplir con el gran objetivo de la supervivencia. Hemos logrado retos que parecían imposibles y seguramente seguiremos haciendo más. El ser humano no es una especie estática, el ser humano es una especie en constante movimiento. Podemos crecer con base en nuestro esfuerzo, cooperación y constancia, dejar de competir por el triunfo individual-nacional, bajo la idea de un objetivo común, en este caso la exploración espacial. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero los primeros pasos ya se han dado.

Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
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ipa_newton@hotmail.com

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 6 de Octubre, 2009

lunes, 5 de octubre de 2009

Vivir así…

Como nos ha costado a los mexicanos acostumbrarnos a las noticias (casi siempre malas) referentes a la in-seguridad que se vive en el país. Escuchamos cotidianamente sobre secuestros, balaceras, detención de criminales (ex policías), extorsiones telefónicas desde las cárceles o fuera de ellas, impunidad, etc., etc. Sin duda es difícil vivir así, sobre todo cuando recordamos que hace algunos años esta clase de noticias eran los estelares, las primeras páginas de los periódicos, pero hoy son el pan de cada día.
Aquello es triste y desafortunado, puesto que refleja que algunos de los elementos que componen al Estado (población, empresa y gobierno) no están haciendo bien su trabajo o han dejado de funcionar bajo las estrictas normas de la ley y la moral cívica.
Cuando escuchamos, leemos, comentamos, o nos enteramos de voz a voz de algún caso de delictivo local, pareciera que es para nosotros algo normal. Lo dijo hace algunos años el italiano Giovanni Sartori en su libro Homo videns, cuando mencionó, con más o menos palabras, que existe una tendencia por parte del espectador a interesarse en mayor medida por las noticias locales o regionales, ya que se siente ajeno a lo internacional o a los eventos que acontecen en las lejanas regiones del mundo.
En colaboraciones anteriores hemos intentado falsar aquel argumento, mediante el acercamiento del lector con temáticas internacionales, algunas acontecidas en países muy lejanos, otras donde nuestro país es uno de los principales actores, pero en esta ocasión vale la pena enfocarnos a lo nacional, ya que el complejo problema de la “seguridad”, está ayudando a los GIGANTES de la crisis económica y la influenza, a llevar al país a un hoyo cada vez más profundo, de donde será difícil salir incluso a largo plazo.
¿Por qué la seguridad se convirtió en uno de los temas más importantes de la agenda nacional? Quizás fue porque el ejecutivo se dio cuenta del gran poder de las mafias o porque necesitaba afianzarse en el poder “defendiendo a los mexicanos” o por seguir la tendencia que se vivía en EE.UU., aquello no se sabe con exactitud.
Hasta hace algunos días no me cansaba de externar mi apoyo a la lucha contra la delincuencia organizada, pensaba que verdaderamente el Estado mexicano tenía la capacidad y una buena estrategia para ganar “la estabilidad del país”, una variable por demás indispensable para lograr el bendito crecimiento económico (elemento que puede llevarnos al desarrollo si se alcanza y si encuentra una buena distribución).
Desafortunadamente me di cuenta de que no es tan sencillo vencer al monstruo de la delincuencia, pues no es lo mismo opinar acerca de un tema cuando este nos afecta indirectamente, que hacerlo después de vivir una mala experiencia, de sentir en carne propia esa incertidumbre paralizadora, esa impotencia por no poder hacer nada contra el delito.
Muchos mexicanos hemos sido victimas del crimen, algunos creyentes en el papel del Estado denuncian, otros que desconfían de la efectividad del mismo prefieren callar y hacer uso de sus “métodos” para resolver sus problemas, unos pocos reflexionan y proponen, porque al igual que en las crisis, la inseguridad nos lleva a las mismas tres etapas de miedo, prevención y propuesta.
Como un afán personal, después de reflexionar sobre la manera en la que la delincuencia afecta al país, decidí hacer una mesa de debate sobre el tema con algunos colaboradores, pregunte: ¿Cuál es el gran problema de la inseguridad y si existe alguna solución? En una respuesta más vivencial que científica llegamos al consenso de que la inseguridad no sólo afecta a la economía (que es la variable que más influye hoy en día en nuestra vida diaria) en materia de estabilidad, si no que genera un “retardo” que se deriva de las medidas de prevención, producto del miedo y la inseguridad. Aquel retardo se ve reflejado en nuestros bolsillos, vía el tiempo que destinamos para idear una estrategia de prevención, y en nuestra productividad laboral, vía la incertidumbre y el temor por vivir una experiencia de este tipo.
Lo cierto es que las mafias y la delincuencia han estado y seguirán presentes en nuestro país, el grave problema no es su existencia, si no que concentren tantos recursos y poderío, en pocas palabras que le quiten al Estado el monopolio de la fuerza, la cual es usada (idealmente) para brindar estabilidad y certidumbre a los mexicanos.
Hasta hoy no se sabe a ciencia cierta cuanto poder ha restado el gobierno mexicano a las mafias, lo que hemos notamos es una fuerte respuesta del crimen organizado a las acciones gubernamentales y constatamos que funciona con recursos inmensos: nos ha salido cara esta lucha, sin duda era necesaria aunque no estamos seguros de que la estrategia sea la correcta, muchos mexicanos aun nos preguntamos ¿Cuándo llegará el día en el que el gobierno ponga las cartas sobre la mesa y recupere el control de esta situación?
Reflexión 1.
Y si aislamos a los criminales y las empresas les dejaran de vender grandes camionetas y autos de lujo, chip de celulares de forma indiscriminada, relojes ostentosos, cotizadas prendas de vestir… y si el gobierno les cobrara impuestos para el Estado, identificará sus grandes mansiones, sus negocios lícitos… y si los bancos colaboraran con el Estado para cerrarle las puertas a los capitales mal ganados y dejara de existir el secreto bancario…y si los ciudadanos confiáramos en las autoridades y denunciáramos todos los crímenes… y si en verdad todos deseáramos esta utopía.
Reflexión 2.
El número de extorsiones telefónicas ha aumentado en nuestro Estado, debería haber una campaña de prevención para que la ciudadanía tenga conocimiento de qué hacer en caso de ser victima de aquella actividad.
Alguien comentó: ¿Por qué si quiero que mi número telefónico sea privado (que no aparezca en el directorio) me cobran una mensualidad, no debería ser al revés? Parece ser que en la “prevención” si gana alguien, le pagamos todos los que queremos un “servicio adicional”.

Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 1 de Octubre, 2009

Septiembre, Mes de la… ¿avalancha mediática?

Precisamente este septiembre ha sido para México un mes de gran efervescencia política, económica y social. No sólo porque es una fecha de celebración histórica o por la conmemoración de aquel siniestro que azotó a la nación en 1985, si no porque es un mes que puede caracterizar lo que ha ocurrido en el territorio nacional durante el presente año.
Si citamos los acontecimientos más importantes de los últimos días, nos daremos cuenta de que los distintos medios de comunicación han tenido más trabajo que en meses pasados, o por lo menos más responsabilidad en cuestión de manejo de información.
En este mes hemos visto inundaciones, cambios en el gabinete presidencial, un paquete económico en tela de juicio, la crisis económica, deslealtades políticas, un “perfecto” desfile militar, algunos hechos “aislados” como aquel secuestro al avión o la balacera en el metro Balderas, y por si fuera poco nos enteramos del tercer rebrote de influeza AH1N1 sin vacunas suficientes.
Esta avalancha mediática puede llegar a confundir al espectador distraído, y es que, hay tantas noticias de gran transcendencia por conocer, que voltear a las prioridades, a aquellos temas que no sólo son informativos, si no que nos son útiles para nuestra vida diaria, parece una tarea sumamente complicada. Por ello, algunos hemos llegado al consenso de que hay tres temáticas que por su trascendencia deben ser tomadas en cuenta, dejando de lado la información que no es tan útil para nuestra vida diaria, (como los desplantes de juanito, o las declaraciones de aquel “fanático” religioso que vivía a 15 min de nuestra ciudad).
En primer lugar debemos tomar en cuenta la crisis económica, la cual estará con nosotros por lo menos un semestre más, pues el FMI nota una luz al final del túnel, pero aquella irradiación es pulsante, parpadea como un foco a punto de fundirse.
Gracias a la teoría económica sabemos que el mercado, que es el conductor de la economía neoliberal, se nutre de las señales de sus tres participantes: los consumidores, las empresas y el gobierno. Las señales que envíen al mercado estos tres elementos demarcaran el futuro de la económica, sea que este devenga en una recuperación o en una crisis. Por ello es tan importante que exista un consenso en “un” paquete económico, donde no se afecte a alguno de los tres elementos para privilegiar a otro, lo cual casi nunca ocurre, ya que desafortunadamente en el juego de –estira y afloja- en cuestión tributaria sólo la masa puede asumir (en mayor medida) los aumentos de los impuestos, ya que por la crisis, el capital será escaso y nadie desea que otros como México (países latinoamericanos) convenzan al capital de trasladarse a sus naciones.
En segundo lugar está la crisis sanitaria de la influenza, que repercute en el sector económico y educativo del país. Ésta no sólo ha afectado al turismo, si no que perturba a la economía individual, así como a los servicios o al sector de la producción. Ni se diga de los días que restará a los alumnos del país, quienes en su mayoría verán la prolongación de sus vacaciones en casa, sin una recuperación del valioso tiempo perdido.
En tercer lugar tenemos el problema de la inseguridad. Es bien sabido que en momentos de crisis económica ésta aumenta por la cuestión del desempleo, la pobreza, la falta de demanda, etc. En México podemos sumarle la lucha contra el narco, los secuestros, las extorsiones, etc., etc., temas que estaban presentes antes de la crisis y que seguramente seguiremos viendo en los reflectores nacionales.
Para ser realistas, podemos decir que el escenario a corto plazo es bastante malo, que hoy en día existen formulas para el combate de la crisis, pero no representan una solución probada. De lo que tenemos certeza es que –las crisis no duran para siempre-, y que quienes sobreviven a ellas con base en su inventiva, creatividad, y aprovechamiento de sus recursos, se ven fortalecidos cuando esta termina.
Para hacerlo más entendible podemos decir, que así como la economía tiene un ciclo de estabilidad, descenso, recesión/crisis, reactivación y auge, la sociedad civil, que somos quienes vivimos en carne propia los efectos de las crisis, tenemos tres etapas de asimilación de la misma. La primera es el miedo (la peor de todas), aquello que nos detiene a actuar por falta de certidumbre en nuestra economía individual. La segunda es la prevención, la cual ubicamos como las acciones que tomamos para no vernos tan afectados por las crisis, como el ahorro excesivo o la especulación, y la tercera es la propuesta, donde efectuamos acciones acordes a la crisis, donde creamos, innovamos, o simplemente enfocamos nuestra energía al trabajo diario, al trabajo productivo, a la observación de nuevas actividades, con el fin de mantener el empleo o autoemplearnos en nuevas actividades.
Esta crisis es superable tanto en México como en el mundo, así como llegó se ira, no ocurrirán grandes catástrofes a causa de ella, estamos en un buen momento para brindarle las señales correctas al mercado: los consumidores debemos consumir (valga la redundancia) de acuerdo a nuestras necesidades y mucho mejor si nuestro consumo es nacional, los productores y comerciantes deben seguir vendiendo sin adoptar posturas contrarias a la tasa de inflación prevista, o sea, no hay que inflar los precios sin una base sólida. Y por último, el gobierno debe mejorar la labor burocrática, recortar los trámites para abrir empresas, ser más transparente, capacitar a su personal, en pocas palabras debe exigirse ser más eficiente desde los altos mandos hasta los mandos más bajos. Como consejo a la federación: El que mucho abarca (con pocos recursos), menos aprieta, es momento de replantear prioridades.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 22 de septiembre, 2009

LO QUE NO VEMOS, LO QUE NO SABEMOS DE LA WEB 2.0

Hoy en día, en un momento en el cual la globalización se impulsa con fuerzas extraordinarias hacia casi todos los rincones del planeta, en un momento en el cual la tecnología poco a poco nos rebasa, y son pocas las personas que cuestionan o hacen un breve análisis acerca del origen de la tecnología, de cómo esta ha modificado su forma de vivir, sus gustos, tradiciones, etc., es un buen momento para hablar de una herramienta que nos ha facilitado la vida a estudiantes, investigadores, amas de casa, empresarios, etc., etc.
Estamos hablando de la World Wide Web (www). Este es un “mecanismo proveedor de información electrónica para usuarios conectados a Internet”. Este mecanismo permite que el usuario tenga acceso a un sinfín de información, misma que se acumula con el paso del tiempo y que–era- provista en general por las empresas productoras más importantes.
La web 2.0 es simplemente la evolución de la plataforma web. Esta evolución consiste en varias innovaciones que han cambiado la forma de interacción del individuo-consumidor con el servicio que proporciona la web.
Los mecanismos de interacción más famosos de la web 2.0 son: wikipedia, blog, Hi5, youTube, My Space, Twitter, etc. Estos portales permiten al usuario “subir” información a la página, los filtros son laxos y queda a responsabilidad de cada usuario descargar la información a su conveniencia y riesgo.
Podríamos decir que el objetivo de la mayoría de los portales de la web 2.0 es generar espacios para que los consumidores se conviertan en proveedores y dejen de ser simples receptores de información. La orientación que pueden tener estas páginas web es variada y va desde compartir fotografías, videos e información personal, pasando por la formación de sitios de interés y expresión como en el caso de los “blog”, hasta la generación de conocimiento por medio de la interacción entre los usuarios en un marco que se denomina , como en el caso de Wikipedia.
Como casi todas las actividades humanas, la web también sufre de los males del capitalismo: las empresas buscan obtener beneficios de todas las acciones, movimientos, actualizaciones, etc. La web, que se concibe como el fenómeno comunicacional más importante de la humanidad, es dominada por unas cuantas empresas norteamericanas, las cuales generan la mayor cantidad de servicios, software, fuentes de información, etc. Paradójicamente también generan la mayor cantidad de candados, restricciones y virus.
Estamos hablando de Adobe, Microsoft y Apple. Estas unidades económicas de cualidad monopólica serían la pesadilla de grandes economistas como Adam Smith ya que aglomeran en su seno la mayoría de los servicios brindado actualizaciones poco funcionales, pero obligatorias. Aquel economista escocés conocía la naturaleza humana, plagada de egoísmo e individualismo, pero creía que el mercado sería ajeno a las intensiones del hombre y sería el mejor regulador. La historia se ha cansado de contradecir esta máxima, así que, como en la mayoría de actividades del hombre, la web también sufre la presencia de entes económicos con intereses particulares (financieros) que especulan a costa de los usuarios.
En términos sociales la web (y su evolución 2.0) ha logrado insertarse en la vida de millones de personas a lo largo del planeta y la tendencia se mantiene a la alza. Incluso la política ha comenzado a incursionar en ella, ya que poco a poco se le considera un buen canal de difusión política (lo notamos en las elecciones del pasado 5 de Julio, donde el proselitismo virtual escapó a la mayoría de restricciones del IFE).
La web poco a poco se convierte en una herramienta de mayor utilidad para los usuarios, los cuales crecen día a día al igual que el número de contenidos y software disponibles. Una última reflexión que sería prudente abordar es lo referente a la normalización de los contenidos de la web y a la mercantilización de los mismos. Estos dos conceptos (normalización y mercantilización) no sólo romperían con los principios fundamentales de la web 2.0: lo gratuito del servicio y la libertad para subir información, sino que obstruirían el ciclo de evolución de las sociedades de la información, el cual se enriquece por los flujos constantes de ideas originales o innovaciones a las ideas existentes. Sin embargo son temas que deben debatirse. Lo complicado está en que al ser la web una plataforma global, requiere de acuerdos globales conjuntos y estos cuestan mucho dinero, toman mucho tiempo, y casi siempre carecen del consenso de la mayoría de países.

Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 8 de Septiembre, 2009

UNA ANÉCDOTA HOY: UN HECHO QUE CAMBIO LA HISTORIA DE UN PAÍS

Este mes que comienza ha sido uno de los más importantes y dinámicos en materia de acontecimientos que han sido el punto de inflexión para el rumbo que han tomado tanto las políticas mundiales como para las políticas de algunos países.
Un ejemplo de un hecho nacional que ha repercutido en las políticas hemisféricas ocurrió aquí, en América Latina. Hasta antes del 11 de septiembre de 1973 (vaya fecha), no se había pensado que un país con gobierno de corte socialista, sería el primero en recibir un Modelo experimental de la mano de Milton Friedman, el cual venía a promover un cambio, una transformación del Modelo de Estado de Bienestar keynesiano, o el de sustitución de importaciones, por uno que más tarde se denominó “NEOLIBERALISMO”.
Muchos ya sabrán de que país se trata, sobretodo aquellos que fueron obligados a dejar su nación debido a sus ideas políticas, o a las sospechas del gobierno golpista en referencia a sus nexos con el comunismo. Exactamente estoy hablando de la República de Chile.
Hace casi 36 años, aquel país vivió un golpe de Estado, uno de verdad, donde la milicia no escatimó en recursos para bombardear “el palacio de la moneda” la sede del gobierno electo que estaba por cumplir tres años en el poder y que encabezaba el socialista Salvador Allende.
Allende se postuló en tres ocasiones a la máxima elección de Chile (1952, 1958, 1964) antes de alcanzar la presidencia de aquel país en 1970. Ganó incluso con un porcentaje menor al que había tenido en las elecciones anteriores, por lo tanto no tuvo la mayoría absoluta de los votos, pero fue acreditado por el Congreso Chileno.
Fuera de Chile la reacción más notoria fue la de Estados Unidos donde el presidente Richard Nixon, previendo el programa de nacionalizaciones de Allende, reunió a su gabinete de seguridad; nada menos que al director de la CIA Richard Helms y el director del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) Henry Kissinger para establecer la estrategia de hostigamiento al gobierno chileno (de Allende) mediante la influencia de su gobierno en los flujos de capital privado y en los prestamos internacionales.
Durante su primer año de gobierno Allende dio los primeros pasos de lo que sería su proyecto para el desarrollo. De esta forma nacionalizó los bancos, algunos servicios públicos y las industrias básicas, dentro de las que sobresalen las norteamericanas.
Empresas como la Anaconda Mining Copper Company y la Kennecott Copper Co. (explotadoras del cobre) y ITT (International Telephone and Telegraph) (Ahora ATT*) fueron nacionalizadas.
La estrategia para sabotear al nuevo gobierno por parte de EE.UU. fue el llamado “bloqueo invisible” que consistió en negar créditos a Chile mediante las instituciones financieras mundiales (FMI, BM y BID) donde el país de Norteamérica tenía el mayor número de votos para decidir el destino de los prestamos. Otra medida fue la liberalización de las reservas del cobre, por parte del presidente Nixon, lo cual provocó un desplome en el precio del mismo.
Entre 1972 y 1973 la escasez en Chile se hizo notar, grandes facciones de la población reclamaron al gobierno atribuyéndole la crisis económica (altas tasas de inflación, caída de la inversión extranjera aumento del desempleo) a la ineficiencia gubernamental. El gobierno de Allende perdió el control de la economía arguyendo que la crisis era resultado de la transición hacia el socialismo.
La situación caótica hizo notar una verdad a voces: varios sectores de la población querían la destitución del gobierno de Allende. En junio de 1973 un intento de golpe de Estado fue detenido por el jefe del estado mayor, el general Prats, los golpistas revelaron otra verdad; el ejército estaba divido, había que reconocer a quienes estaban con los golpistas para realinearlos a la institución legal o quitarlos del camino.
Allende atado de manos por el Congreso no purgó al ejército. El golpe de Estado se gestó justo frente a sus ojos. Los militares, que eran independientes del ejecutivo purgaron a los izquierdistas de sus filas, incluso el mismo Prats dimitió por órdenes de “oficiales mayores”. Augusto Pinochet ocupó su puesto.
El 11 de septiembre de 1973, a una semana de la celebración del aniversario de la llegada de Allende a la presidencia, las fuerzas armadas comenzaron sus operaciones para efectuar el golpe militar.
El presidente, con el objetivo de dar conciencia al pueblo chileno de los hechos, se comunicó mediante una de las pocas estaciones de radio pública que quedaban en pie diciendo: “Estoy dispuesto a resistir por todos los medios, incluso al precio de mi propia vida, de modo que esto servirá como una lección en la historia ignominiosa de aquellos que tienen la fuerza, mas no la razón”.
El golpe se efectuó con éxito, no hubo resistencia alguna más que la del propio presidente y un puñado de colaboradores. En pocas horas Chile dio un giro de 180 grados, el futuro sería el único testigo de los cambios consecuencia del nuevo régimen. Queda por de más mencionar las persecuciones, las desapariciones, la tortura; todos los horrores que desencadenan las guerras por las ideologías. Chile ya no sería el mismo.
Para Gonzalo Vial Correa, un reconocido historiador chileno, el 11 de septiembre fue la consecuencia de la crisis del sistema político chileno, una crisis que se venía gestando desde finales del siglo XIX. El papel de los militares es muy importante ya que ellos condicionan la fase de la transición de la democracia en Chile.
Desde el exterior, el golpe se percibió de dos maneras. Hubo quien aplaudió la caída de Allende, quien lastimaba los intereses de las trasnacionales norteamericanas. Esta por demás mencionar la posición de las dictaduras latinoamericanas hacia el golpe de Estado como la argentina o la brasileña, las cuales eran típicos baluartes del intervencionismo político y económico estadunidense en América Latina en contra del comunismo. Otros países como México desconocieron el régimen militar y brindaron asilo político a los chilenos sospechosos de ser comunistas o de izquierda.
El golpe militar fue el acontecimiento que delineó los cambios en la vida política, económica y social del Chile contemporáneo. En lo político se puede resaltar el abandono total de las prácticas democráticas y la intolerancia partidaria. En lo económico la instauración de un modelo de libre mercado, donde la participación del sector privado sería preponderante y los capitales internacionales se concebirían como el motor para el crecimiento económico. En lo social se observa la perdida de las libertades civiles por parte de la sociedad en general. El pueblo chileno, que vivió por diecisiete años esta dictadura, asume las consecuencias de los vertiginosos acontecimientos, son ellos quienes guardan la memoria histórica de su país y por ello los únicos capaces para evaluar moralmente los hechos.
Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.
Comentarios y contacto:
ipa_newton@hotmail.com

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 1 de Septiembre, 2009

GLOBALIZACIÓN… ¿TAMBIÉN EN EL ARTE?

La globalización ha sido uno de los fenómenos multidisciplinarios que más ha afectado al hombre en toda su historia. Gracias a los avances de la tecnología lo constatamos cotidianamente en diversas áreas de nuestra vida: en la estandarización de conceptos como la amistad, el amor; en los derechos humanos; en la masificación de movimientos sociales donde la sociedad civil se organiza para hacer reclamos a sus gobiernos, por eventos que no ocurren en su nación, pero que afecta a otros humanos en el planeta como en el caso de la cuestión del Tíbet, el cambio climático (que a finales de este año veremos masivos en Copenhague), las elecciones en Irán, el golpe de Estado en Honduras, etc., etc.
La globalización tiende a estandarizar, absorber, desaparecer, extinguir, varios aspectos propios de la cultura de una región, lo cual es lógico y razonable pues en el tiempo antiguo, la mayoría de civilizaciones del mundo tenían poco contacto entre ellas, por lo tanto debían organizarse de forma distinta para recolectar alimentos, cazar, vestir, etc., el entorno era fundamental para sus vidas.
Globalización significa en pocas palabras que los seres humanos poco a poco nos acercamos más y que este mundo cada vez se hace más pequeño en cuestión de comunicación y más grande en cuestión de complejidad.
Sin lugar a dudas existen ejemplos donde este fenómeno ha afectado de manera negativa a algunos Estados, sobretodo en el ramo económico: en el subdesarrollo, el libre comercio, en aquella condición de dependencia que impide a los países a competir en entornos iguales en un mercado abierto y justo. La brecha tecnológica cada vez es más grande, por ello ninguna región, bloque, país, provincia o ciudad puede estar pasiva de los avances que acontecen en el mundo.
La globalización es inevitable, ocurre incluso en el arte, en aquello que se define como “una expresión del espíritu humano mismo, una ostensión que llega a rebasar ideologías, colores, creencias, pero sobre todo que relata un suceso muy personal de un artista por distintos medios (pintura, escultura, literatura, música, arquitectura, etc.) que puede interpretarse de mil maneras ante los ojos del espectador, pero que manda un mensaje sencillo y claro al ente más recóndito de nuestro ser”.
La gran mayoría de países desarrollados gozan de las condiciones necesarias para explotar las capacidades creativas de sus habitantes, otros como los subdesarrollados sólo ven florecer a algunos magnates de la creación, pues es una realidad que en un país donde la prioridad es la supervivencia, el arte pasa al segundo término.
La globalización en el arte es inminente, aparece como correspondencia ante la raíz de ambos conceptos, uno como manifestación universal (arte) y el otro como fenómeno global. Ésta se puede definir como un acontecimiento donde la masificación de la información ha permitido la creación de nuevas técnicas, la exploración de métodos poco conocidos y la propensión a afectar al arte local, que puede verse influenciado por tendencias del exterior o puede arraigarse de manera ortodoxa.
Un ejemplo de un país que ha alcanzado el desarrollo poniendo basta atención al progreso del arte y la cultura (y que ya se ha mencionado por su extraordinaria condición en colaboraciones anteriores) es Corea del Sur. Aquel Estado asiático, que hoy en día ya cuenta con una economía madura, un ingreso de $26,000 dólares y es la decimo cuarta economía del mundo, conoce perfectamente el fenómeno de la globalización del arte.
Hace aproximadamente un mes presencie una Conferencia acerca de “La globalización del arte en Corea” realizada por Rebeca Pareja. En esta se habló acerca de la última edición del World Artist Festival, un festival de arte que se celebra en Seúl Corea, gracias al patrocinio de empresas como LG, AJU, KITA y los distintos ministerios de aquel país (Cultura, deportes y Turismo, Asuntos internacionales y comercio), con la participación de artistas de veinte países del mundo. Después de la Conferencia se cuestionó a la ponente: ¿Cuál sería el objetivo del festival: 1. Hacer una muestra internacional para favorecer a los artistas del mundo/ 2. brindar una exposición para atraer turistas a Corea/ 3. Llevar una muestra de arte internacional para el pueblo coreano? La respuesta fue que en realidad todos esos eran objetivos secundarios. El principal propósito de aquel festival fue llevar el arte del mundo a Corea para que los artistas coreanos se retroalimentaran, se codearan con los artistas del mundo, y se posicionaran como artistas internacionales, favoreciendo al Estado coreano al mostrar la pluralidad artística de aquel país y dejando en claro que es un país productor de arte fino a nivel global. Esto como una señal a las capitales del arte (París, New York, Londres) de que Seúl se posicionaba como un buen proveedor de arte en una región que poco a poco ha traslado la riqueza del mundo a su territorio: el este asiático.
En este ejemplo observamos una correspondencia entre las empresas y el gobierno, una estrategia conjunta para mitigar algo inevitable (la globalización) y convertirlo en una herramienta, simplemente para hacerlo algo positivo que genere y no reste. En nuestro país (de manera más modesta) se gestan las relaciones necesarias para afrontar la internacionalización a este respecto, sin embargo debe haber una apuesta más fuerte a la difusión de la cultura, pues hoy en día es un tema “secundario” o “terciario”, en esta agenda cegada por la seguridad y la crisis económica, no debemos olvidar que “la cultura puede beneficiar a los pueblos en tiempos de crisis no de forma numérica o exponencial, sino cualitativamente.”
COMO CONSEJO:
El martes pasado se inauguró la galería del nuevo Complejo Cultural de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) con una Magna exposición, nada menos que Cerámicas de Pablo PICASSO y pinturas de Carlos LUNA. Del primer autor todos tenemos claro que es uno de los pintores más reconocidos del siglo pasado, un referente sin duda. Del segundo les puedo comentar que es un pintor nacido en Cuba, adoptado por México y madurado en Estados Unidos. Sin intensión de ser específico les puedo adelantar que su obra maneja un discurso plenamente claro, con la ocurrencia cubana, el mensaje de dichos latinos, una técnica única y la universalidad del sentimiento, que es al final de cuentas la gasolina del aparato creador de los artistas. Es una buena oportunidad de ver a dos grandes; uno perpetuado y otro que seguramente será un referente histórico en el arte de nuestro país. La exposición está a tres horas de la ciudad de Oaxaca, no todos los días se puede ver una exhibición de esta envergadura sin pagar un céntimo, esta es una invitación abierta a todos los amantes del arte internacional.
Internacionalista, idealista y libre promotor del cambio.

Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 25 de Agosto, 2009