jueves, 8 de mayo de 2014

El periodismo del siglo XXI

Pocos se detienen a pensar sobre los amplios cambios que han sido consecuencia de los avances tecnológicos. Quienes han logrado cruzar la brecha digital se acostumbran rápidamente a vivir en un mundo cada vez más intangible, pero con amplias posibilidades para ejercer el don de lo social, un elemento inherente a la naturaleza humana.
La globalización, en esta etapa donde es más fácil transportar una idea que un bloque de mercancías, ha encontrado otro impulso más en materia de comunicaciones gracias a los nuevos medios para informar como las redes sociales.
Aquello que comenzó como un movimiento en el que los usuarios se convertían en proveedores de contenidos, hoy en día ha madurado, obligándonos a reformular conceptos básicos de la comunicación como el de informador, editor, periodista, etc.
Periodismo, de acuerdo con el diccionario de la Real Académica de la Lengua Española [en línea] es la “Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades”.
Una amplia definición para un concepto que ha tenido diversos cambios gracias a las nuevas formas para comunicarnos, dentro de los que sobresalen tres:
El primero se refiere al rompimiento del paradigma laboral-espacial, ya que actualmente no es necesario que el periodista trabaje directamente en las oficinas de un periódico, estación de radio o canal de televisión, sino que gracias al internet puede hacerlo en cualquier parte donde tenga cobertura.
La era digital nos invita incluso a dejar de cubrir un horario, con el fin de trabajar por objetivos, con lo cual se pueden optimizar el tiempo para hacerlo más productivo a favor del periodista y de la empresa que contrata sus servicios.
Esta cualidad se puede aplicar a cualquier sector que trabaje con servicios intangibles como por ejemplo los gobiernos: imagine cuantos recursos podríamos ahorrar del erario público si lográramos optimizar la administración gubernamental y cómo se podrían aprovechar los tiempos de aquellos trabajadores que cobran por cuotas de tiempo, no de tareas.
En segundo lugar podemos hablar de las cualidades de los periodistas de la era digital. Estos deben ser personas multi-skills (con diversas habilidades) que tengan la capacidad para redactar sus notas, manejar redes sociales, seguir tendencias, tomar fotografías y videos, indagar en la web e incluso, para aquellos dueños de sus espacios informativos diseñar sus propios portales y exponer oralmente sus opiniones. Además deben tener conocimiento de la realidad local, nacional e internacional, pues sus contenidos tendrán los alcances que su auditorio les permitan. Si alguna persona aspira entrar al mundo del periodismo del siglo XXI debe cumplir con estos objetivos, debe rebasar el analfabetismo digital.
El tercer cambio se refiere a la apertura de más oportunidades para las nuevas promesas. Alguna vez se preguntó, ¿cuántos talentos ocultos en la periferia de los reflectores existen, que no han podido llegar a la luz debido a la rigidez que la misma sociedad impone al dar un estrato económico a los avances y una connotación material a los éxitos profesionales?
El Internet es un medio democrático por excelencia, ya que nos abre las puertas a un mundo de conocimientos sumamente amplios, nos permite darnos a conocer al mundo y estar al tanto de él, en aquellos temas que sean de nuestro interés. Es una herramienta que nos expone una amplia biblioteca de contenidos que podemos ir afinando con la experiencia, para encontrar respuesta a tantos tópicos como la conciencia humana lo permita. Pero lo más importante es que es una plataforma equitativa, gratuita, que no responde a posiciones sociales, linajes familiares o condición política, sino a la convicción y voluntad individual.
Pero no todo es positivo hablando de los contenidos de la web: al ser el internet una red donde las personas pueden compartir sus intereses, aquel espacio público muestra también temas por demás denigrantes a la condición humana, que deforman la naturaleza racional, cumpliendo con la ley del say “toda oferta genera su propia demanda”, lo cual nos debe orientar como usuarios y proveedores a ser muy cuidadosos a la hora de decidir qué contenidos consumir y cuales omitir e incluso denunciar.
Al final de cuentas tanto el periodista del siglo XXI como cualquier usuario de internet deben estar consciente del uso del mismo para propiciar aspectos positivos en detrimentos de los negativos, debe saber que como informador de la compleja realidad no puede despegarse de sus valores y principios, pero sobre todo debe conservar la jerarquía de la veracidad en sus fuentes.  Los nuevos lectores del periodismo del siglo XXI demandan contenidos interesantes, útiles, distintos, que les permitan ejercer la libertad de elección sobre qué consumir para enriquecer sus propios criterios.
Agradezco enormemente el apoyo incondicional de la futura maestra en Global Media Comunications, Tania Arellanes Licea, a quien le debo la tertulia que ha inspirado esta y otras tantas colaboraciones y proyectos de vigencia atemporal.


© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Septiembre 2012. 

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