¿Cuál es el perfil de los jóvenes en México? De
acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) poco más
de la cuarta parte de la población del
país es joven (26.2%), de manera que éramos en
2010, 28.1 millones de personas
entre 15 y 29 años. Para 2013 según las Proyecciones de Población del Consejo
Nacional de Población (CONAPO) hay alrededor
de 31 millones 219 mil jóvenes, 26.4% de la población nacional.
Datos de la Encuesta Nacional de Valores en
Juventud 2012 revelan que los jóvenes de
hoy son la generación más educada de la historia del país, ya que el 51.9% cuentan
con estudios superiores a la preparatoria o el bachillerato, mientras que sólo
el 18.9% de sus padres tenían este nivel educativo.
El dato más triste de la encuesta se refiere a una
condición de certidumbre: 3 de cada 4 jóvenes prefieren un trabajo seguro (con
pocas posibilidades de progreso), que un
trabajo inseguro, pero con muchas
posibilidades de ascender. El
significado de juventud,
más allá de
la connotación que
se brinda por
edad (periodo entre
la infancia y
la edad adulta,
estado de la
persona joven, primeros tiempos
de algo, etc.) hace alusión a la energía, al vigor, a la frescura, a ser arriesgados; pero el joven
mexicano prefiere la certidumbre en sus actividades productivas.
El joven
político: cuando se les preguntó a los jóvenes sobre la importancia de
diversas categorías en su vida, la
inmensa mayoría (por encima del 90%) dijo que lo más significativo era la
familia, el dinero y el trabajo. Sólo un
37.7% dijo que era importante la política. Este es un dato que hace ruido por
dos aspectos particulares: por un lado
tendríamos que conocer
cómo definen a la política
los jóvenes, mientras que por
otro lado, qué tanto sabían sobre la participación política. Cuando una persona se interesa
en la Política
debe estar consiente
que se está
interesado en la comunidad, que la política no se limita a la
participación en un
instituto político (partido),
sino que va
más allá. Al final de cuentas la política se refiere a
los asuntos de las polis, a los asuntos de la ciudad (Aristóteles). Éste se vuelve
un dato más
interesante aún porque
la política repercute
directamente en los
temas más apreciados
por los jóvenes;
pues tiene influencia en la
construcción de tejido social, en la economía familiar y en el empleo.
Otro dato interesante es la credibilidad que tienen
los jóvenes en las instituciones, donde pasaron de panzazo la política y los
senadores. Sin embargo, reprueban a los partidos políticos y a los diputados. Justamente
hace un año se presentó una encuesta
similar, donde las instituciones mejor
evaluadas fueron la iglesia, las universidades y
el ejército, mientras que los peor evaluados fueron los legisladores. Uno podría pensar que es un
resultado sin trascendencia, pero aquí
es donde podemos apreciar, la manera en la que no ha permeado la democracia en la vida cotidiana de los
ciudadanos, ya que se confía más en instituciones rígidas, jerárquicas y cerradas,
en vez de instituciones de representación popular.
9 de cada 10 jóvenes se interesan poco o nada en la
política, ya que el 37.4% creen que los
políticos son deshonestos, al 22% simplemente no les interesa, y otro
22% no le entiende, mientras que el 13% no
tiene tiempo para ello.
Y como es más fácil ponernos de acuerdo por lo que
vine, que por lo que ya pasó, me permito
presentar algunas propuestas para fortalecer la participación de los
jóvenes en la vida política del país.
1) Es necesario “adoptar a nuestros representantes”,
darle seguimiento a sus propuestas, la democracia sólo puede ejercerse al
evaluar y vigilar a los candidatos y a las autoridades que elegimos.
2) Ampliar la participación de los jóvenes en los
partidos políticos. Decía John Stuart Mill que todo aquello que es habitual se
hace natural, en este caso se vincula
directamente a la corrupción o al
tráfico de influencias como actividades inherentes a los partidos
políticos, prácticas que laceran los
principales intereses de los jóvenes como la libertad y la justicia social.
La opción de las cuotas de jóvenes en los partidos políticos
es buena, pero debe ser provisional, no
debe verse como una obligación sin sustento, que destine un porcentaje de
cargos a los jóvenes, sino que esta
designación tiene que basarse en el principio del mérito, de tener al “mejor
candidato”, dentro de los mejores, donde por supuesto que habrán jóvenes.
3) Tener mayor participación en Organizaciones
Sociales. La actividad política no es exclusiva
de los particos políticos, también están
las organizaciones civiles que son un excelente espacio para beneficiar los asuntos públicos. “Democracia es
crecer con el Estado, participando en las decisiones de la vida pública”.
4) Fortalecimiento de la política local. Es
necesario cambiar la pirámide de lealtades, y con ello no me refiero a dejar de
actuar dentro de los partidos políticos, sino a fortalecerlos a nivel
local.
© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y
medios informativos en Latinoamérica. Octubre 2013.
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