miércoles, 2 de enero de 2013

7 mil millones


En el momento que se escribe esta columna somos 6,999,921,805 seres humanos en el planeta. Según estadísticas del Fondo Mundial de Población (UNPFA) al segundo nacen aproximadamente 5 personas, mueren 2, de manera que el crecimiento neto de la población mundial es de 3.  
El 31 de Octubre llegamos a los 7 mil millones. Si bien es cierto, cerramos los dígitos en cero, ello no es lo que debe conmocionar a la humanidad, no de esta forma simplista, no de una manera negativa, sino que debe motivarnos a enfocar este acontecimiento poblacional como una oportunidad, ya no para conocer el diagnóstico, sino para tratar de entender los retos, las ventajas y las transformaciones a las que nos comprometeremos para convivir en paz y armonía.
Para aquellos que se han cansado de luchar, y que muchas veces suelen ser parte del cáncer de nuestra especie, que les sirva esta cifra para introducirse a una nueva forma de pensar. Es una verdad histórica que la suma de cambios individuales determina la conducta de la sociedad, estamos por tanto sobre ella y sus instituciones, formando parte de un cuerpo magnánimo llamado especie humana: Somos sus arterias, tendones, piel y cuerpo, todos nosotros, desde los líderes progresistas, hasta los dictadores y tiranos, los grises, los opacos, hasta los proactivos, los propositivos, los que critican y los que proponen, los que crean y quienes destruyen.
Podemos enfocar mejor la conmemoración si nos damos la oportunidad de descubrirnos, somos 7 mil millones de habitantes, y hoy  en día contamos con avances tecnológicos en materia de comunicación, que pueden ser utilizados como una ventana a realidades completamente ajenas a la nuestra.
Nos marcan nuestras diferencias. Por ejemplo es poco conocido que en China los valores sociales son distintos, que es preferible no entrometerse en las actividades del vecino, aunque esta intromisión sea para brindar alguna especie de ayuda; que la población de Kazajstán tiene sus raíces en antiguas tribus nómadas de origen turco y mongol; que en algunas tribus de África una mujer robusta es más atractiva que una de complexión delgada; que América Latina con sus casi 600 millones de habitantes sólo representa el 8.5% de la población mundial; o que un país como Chile tan sólo concentra el 0.24% de los habitantes del planeta.
Lo importante de conocer nuestras diferencias, es que nos permite ser más plurales y tolerantes, que son la base para una buena comunicación y por tanto para relaciones interpersonales en armonía. Somos uno en siete mil millones, y en este cuerpo de personas hay una potencialidad que no ha sido explotada de manera correcta.
En este sentido el mensaje de la campaña del UNFPA “Somos 7 mil millones: cuentas conmigo, cuento contigo” no es para nada desatinado, cuestiones negativas suceden en el planeta y este es un momento propicio para darles respuesta. El caos no es generalizado, es cierto, pero al ser más mujeres y hombres aumentarán los conflictos, requeriremos más recursos y servicios, habrán más intereses y ganancias.  
La crisis política del mundo árabe, las protestas contra el modelo neoliberal, la desconfianza en los gobiernos, la contaminación, el daño a la capa de ozono, son manifestaciones de lo anterior. Podemos hablar incluso del descongelamiento progresivo de los polos, aún más peligroso el entibiamiento de las relaciones entre las nuevas potencias y las contemporáneas: Una Rusia dormida, que comienza a moverse inquieta, una China pasiva que no teme faltarle al respeto al coloso del norte, una Europa vieja y agotada, pero con suficiente arsenal nuclear para hacerle frente a quien sea. Una África aún hambrienta de justicia y democracia, una América Latina titubeante en su integración, liderada por los descendientes de los portugueses; un nuevo coloso que comienza a ejercer su peso interno a nivel internacional. El escenario presente se constituye tranquilo para el país más militarizado de la historia, EE.UU., quien no deja de preguntarse ¿Cómo obtener ganancias en la paz, cuando han basado su éxito económico en las guerras?
Cada región, país y nación tendrá sus propios retos y fines. Lo importante será hacer que los mismos sean compatibles, que la transformación de la industria de los desarrollados pueda hacerse con mano de obra de quienes vivimos en países en desarrollo, que nuestras naciones puedan alcanzar, con el apoyo financiero de los industrializados, la condición del progreso sin afectar enormemente el equilibrio ambiental y que los más desfavorecidos logren una dignificación y mejora en su nivel de vida con ayuda de todos nosotros, porque los derechos que brinda la cualidad humana no deben reconocer distinción alguna entre los miembros de nuestra especie. 
Al momento en que hemos terminado esta colaboración somos 6,999,930,565 habitantes en el planeta.

Twitter: @ignacioamador

30/10/2011

© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en México e Iberoamérica.


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