lunes, 5 de octubre de 2009

Septiembre, Mes de la… ¿avalancha mediática?

Precisamente este septiembre ha sido para México un mes de gran efervescencia política, económica y social. No sólo porque es una fecha de celebración histórica o por la conmemoración de aquel siniestro que azotó a la nación en 1985, si no porque es un mes que puede caracterizar lo que ha ocurrido en el territorio nacional durante el presente año.
Si citamos los acontecimientos más importantes de los últimos días, nos daremos cuenta de que los distintos medios de comunicación han tenido más trabajo que en meses pasados, o por lo menos más responsabilidad en cuestión de manejo de información.
En este mes hemos visto inundaciones, cambios en el gabinete presidencial, un paquete económico en tela de juicio, la crisis económica, deslealtades políticas, un “perfecto” desfile militar, algunos hechos “aislados” como aquel secuestro al avión o la balacera en el metro Balderas, y por si fuera poco nos enteramos del tercer rebrote de influeza AH1N1 sin vacunas suficientes.
Esta avalancha mediática puede llegar a confundir al espectador distraído, y es que, hay tantas noticias de gran transcendencia por conocer, que voltear a las prioridades, a aquellos temas que no sólo son informativos, si no que nos son útiles para nuestra vida diaria, parece una tarea sumamente complicada. Por ello, algunos hemos llegado al consenso de que hay tres temáticas que por su trascendencia deben ser tomadas en cuenta, dejando de lado la información que no es tan útil para nuestra vida diaria, (como los desplantes de juanito, o las declaraciones de aquel “fanático” religioso que vivía a 15 min de nuestra ciudad).
En primer lugar debemos tomar en cuenta la crisis económica, la cual estará con nosotros por lo menos un semestre más, pues el FMI nota una luz al final del túnel, pero aquella irradiación es pulsante, parpadea como un foco a punto de fundirse.
Gracias a la teoría económica sabemos que el mercado, que es el conductor de la economía neoliberal, se nutre de las señales de sus tres participantes: los consumidores, las empresas y el gobierno. Las señales que envíen al mercado estos tres elementos demarcaran el futuro de la económica, sea que este devenga en una recuperación o en una crisis. Por ello es tan importante que exista un consenso en “un” paquete económico, donde no se afecte a alguno de los tres elementos para privilegiar a otro, lo cual casi nunca ocurre, ya que desafortunadamente en el juego de –estira y afloja- en cuestión tributaria sólo la masa puede asumir (en mayor medida) los aumentos de los impuestos, ya que por la crisis, el capital será escaso y nadie desea que otros como México (países latinoamericanos) convenzan al capital de trasladarse a sus naciones.
En segundo lugar está la crisis sanitaria de la influenza, que repercute en el sector económico y educativo del país. Ésta no sólo ha afectado al turismo, si no que perturba a la economía individual, así como a los servicios o al sector de la producción. Ni se diga de los días que restará a los alumnos del país, quienes en su mayoría verán la prolongación de sus vacaciones en casa, sin una recuperación del valioso tiempo perdido.
En tercer lugar tenemos el problema de la inseguridad. Es bien sabido que en momentos de crisis económica ésta aumenta por la cuestión del desempleo, la pobreza, la falta de demanda, etc. En México podemos sumarle la lucha contra el narco, los secuestros, las extorsiones, etc., etc., temas que estaban presentes antes de la crisis y que seguramente seguiremos viendo en los reflectores nacionales.
Para ser realistas, podemos decir que el escenario a corto plazo es bastante malo, que hoy en día existen formulas para el combate de la crisis, pero no representan una solución probada. De lo que tenemos certeza es que –las crisis no duran para siempre-, y que quienes sobreviven a ellas con base en su inventiva, creatividad, y aprovechamiento de sus recursos, se ven fortalecidos cuando esta termina.
Para hacerlo más entendible podemos decir, que así como la economía tiene un ciclo de estabilidad, descenso, recesión/crisis, reactivación y auge, la sociedad civil, que somos quienes vivimos en carne propia los efectos de las crisis, tenemos tres etapas de asimilación de la misma. La primera es el miedo (la peor de todas), aquello que nos detiene a actuar por falta de certidumbre en nuestra economía individual. La segunda es la prevención, la cual ubicamos como las acciones que tomamos para no vernos tan afectados por las crisis, como el ahorro excesivo o la especulación, y la tercera es la propuesta, donde efectuamos acciones acordes a la crisis, donde creamos, innovamos, o simplemente enfocamos nuestra energía al trabajo diario, al trabajo productivo, a la observación de nuevas actividades, con el fin de mantener el empleo o autoemplearnos en nuevas actividades.
Esta crisis es superable tanto en México como en el mundo, así como llegó se ira, no ocurrirán grandes catástrofes a causa de ella, estamos en un buen momento para brindarle las señales correctas al mercado: los consumidores debemos consumir (valga la redundancia) de acuerdo a nuestras necesidades y mucho mejor si nuestro consumo es nacional, los productores y comerciantes deben seguir vendiendo sin adoptar posturas contrarias a la tasa de inflación prevista, o sea, no hay que inflar los precios sin una base sólida. Y por último, el gobierno debe mejorar la labor burocrática, recortar los trámites para abrir empresas, ser más transparente, capacitar a su personal, en pocas palabras debe exigirse ser más eficiente desde los altos mandos hasta los mandos más bajos. Como consejo a la federación: El que mucho abarca (con pocos recursos), menos aprieta, es momento de replantear prioridades.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 22 de septiembre, 2009

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