lunes, 19 de julio de 2010

Ampliar la democracia

El domingo pasado celebramos una fiesta democrática en México; hubo elecciones en casi la mitad de estados del país, donde se eligieron gobernadores, diputados y miembros del ayuntamiento, pero también, dentro de esta fiebre electoral festejamos el inicio de la independencia de la democracia moderna más poderosa del mundo.
Hace 234 años que de la mano de George Washington, Tomas Jefferson, Benjamin Franklin, John Adams, entre otros, las Trece Colonias comenzaron su proceso de independencia de Reino Unido para formar lo que hoy conocemos como Estados Unidos de América. Lo que debemos resaltar de esta subversión es que fue un evento cuya Declaración designa los tres principios que serían el lema de la revolución francesa (1789 y 1799): libertad, igualdad y fraternidad, además de que dota de derechos al pueblo para elegir a sus autoridades; para gobernarse o para emprender una revolución si fuese necesario.
Podemos preguntarnos ¿qué le deparó el destino a ese nuevo país que se fundó sobre las ideas de grandes pensadores, de hombres ilustres de diversas naciones que se encontraron en la que creían era la tierra prometida?
Hoy en día, EE.UU. es el país más rico del mundo ya que posee un PIB de 14.26 billones de dólares, diez veces lo que tenemos en México (1.4 billones). Es el tercer país más grande del mundo (gracias a nuestra aportación), el tercero más poblado (también contribuimos), además de que tiene un ingreso per capita de 46,400 dólares, lo cual lo coloca como el mercado nacional más atractivo del planeta.
Cuenta con un sistema de elección político afianzado, donde se emplea la tecnología para facilitar el ejercicio electoral, por lo que se autodenominan la democracia más consolidada del mundo, pero ¿qué es en sí la democracia y cuál es su alcance? De acuerdo con el diccionario, este concepto se define como una “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” y al “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”.
Por predominio entendemos el poder, la superioridad o el mando que se tiene sobre algo, en este caso sobre el gobierno. En México y en muchas otras partes confundimos esta definición con la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes, lo cual es correcto, mas no representa en su totalidad el concepto de democracia, éste va más allá de una elección.
La democracia tiene que ver con un sistema de rendición de cuentas, con un aparato que avale la trasparencia y con la plena autonomía de las autoridades electorales de cualquier nivel. Va más allá del voto, pues éste nos permite participar en un momento dado, pero no garantiza que nuestro “representante” trabajará en pro de sus propuestas, mucho menos que cumplirá sus promesas.
En este sentido es importante volver nuestra atención al mundo, hacia aquellos países que han avanzado en su “democratización”, haciendo del ciudadano un actor más relevante en las decisiones del gobierno.
Ciertos Estados como Japón, Canadá, Australia, Reino Unido, Países Bajos, etc., cuentan con Sistemas Parlamentarios en los cuales es indispensable que el Primer Ministro tenga la aprobación de las Cámaras y de los ciudadanos para mantenerse en el poder. Por ello, sus gobernantes deben de cumplir con las promesas y objetivos trazados, así como tener un alto grado de aceptación de la población ya que de otra manera quedan fuera del poder.
Ejemplos de facto hay muchos. Apenas el mes pasado tuvieron que dejar el poder el que fuera Primer Ministro de Japón Yukio Hatoyama y de Australia Kevin Rudd. El primero por una controversia respecto al traslado de bases militares de EE.UU, y el segundo por perder liderazgo en su partido, además de incumplir con una promesa electoral respecto a su política ambiental.
También está el ejemplo del ex Primer Ministro británico Gordon Brown quien dimitió en mayo por falta de liderazgo, pues fue necesaria su renuncia para permitir un acuerdo entre su partido (Laborista) y el de los liberales demócratas, con el fin de dar fluidez a las reformas pendientes.
Se dice que en México comenzamos a practicar la democracia hace diez años. Los mexicanos ejercemos la libertad de elección con responsabilidad y muchas veces con pasión. Somos ciudadanos con cualidades y aptitudes políticas lo cual es sumamente favorable para nuestro sistema de elecciones, mas no es en su totalidad la solución para tener un país más democrático; donde los ciudadanos tengamos mayor peso en las decisiones gubernamentales, pero sobre todo donde poseamos el poder, dentro de los márgenes del consenso, para mantener o depurar a aquellas autoridades que no cuenten con la venia del pueblo debido a su ineficiencia, y por lo tanto no cumplan con las expectativas de la nación.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos:
El Imparcial. Oaxaca, Oaxaca. 6 de julio de 2010.
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 6 de julio 2010.
Diario de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 6 de julio de 2010.
Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 6 de julio de 2010
Diarios: Primera Hora, Última Hora y Ahora. Nuevo Laredo, Tamaulipas. 07 de julio de 2010
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