No hay gloria más grande para un idealista que ver sus sueños hacerse realidad, no hay mejor premio, medalla, condecoración que el reconocimiento de todo un pueblo; de una nación por la incansable lucha por cumplir nuestros objetivos de vida.
Son pocos los hombres que verdaderamente se preocupan por los pesares de un pueblo, son un número sumamente reducido las personas que aprenden de la experiencia internacional y vislumbran cambios con una esperanza inquebrantable, incluso cuando no gozan de la principal garantía del hombre: la libertad. Porque de que sirve la vida si no se es libre.
Quienes observamos los cambios en las costumbres de la sociedad nos hemos dado cuenta que es gracias a los hombres y mujeres vanguardistas (aquellos que reman contra la corriente con argumentos sólidos, lógicos y bien razonados), que la evolución de una sociedad se hace posible.
Justamente el domingo pasado celebramos el cumpleaños número 92 de un hombre que anheló la libertad de su pueblo incluso cuando estuvo preso 27 años por creer en la igualdad, la equidad y el derecho ciudadano para todos los sudafricanos sin distinción de razas o posición económica, porque al final del cuentas el derecho y la justicia aspiran a la aplicación de la normatividad para todos los habitantes de un país.
Nelson Mandela es un hombre vanguardista; un ciudadano que observó el entorno internacional contantemente, que peleó contra la discriminación racial; un hombre a favor del orgullo africano, que no dudo en tomar las armas y organizar a un sector de la población para levantarse en contra de un régimen que mantenía la segregación racial como una “estrategia de desarrollo”, bajo la lógica de que los de “color” eran ciudadanos de segunda clase con distintos derechos, obligaciones y por lo tanto con menos privilegios.
Mandela o Madiba como le conocen los sudafricanos sabía que cuando un movimiento se radicaliza y su idea no es correcta, se corre el riesgo de caer en el dogma para abandonar por siempre el dialogo y profundizar en el conflicto, de ahí la importancia de mantener una postura flexible acorde a las creencias y valores de la sociedad internacional.
El concepto de libertad hace referencia a la “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos” así como a la falta de sujeción y subordinación”. No fue sino hasta hace diecisiete años cuando los sudafricanos pudieron ejercer la libertad de elección, en un país donde la minoría blanca (10%) dominaba en todos los aspectos a la mayoría negra que representaba el 80% de la población.
Como promotor de estos cambios en Sudáfrica, Mandela compartió el Premio Nobel de la Paz en 1993 con Frederik De Klerk, el último eslabón de la política del Apartheid y quien posibilitó los cambios para que las leyes discriminatorias fueran derogadas.
Un año más tarde, a la edad de 76 años, Madiba fue el primer presidente sudafricano elegido de forma democrática. Gracias a él se implementó un sistema de democracia multirracial, en el único país verdaderamente prospero del continente africano.
Hoy en día Sudáfrica es considerado un país emergente, tiene un PIB de 495 mil millones de dólares, que lo coloca como el Estado número 25 más rico del mundo, su población de 49 millones habitantes goza de un ingreso per capita de 10,100 dólares (muy por encima de la media africana). Es un importante polo de atracción de migrantes provenientes de sus vecinos africanos e incluso de asiáticos como los pakistaníes e hindúes.
Es un país en proceso de equilibrio, aún sus estadísticas lo ubican como subdesarrollado, pues existen regiones que no cuentan con todos los servicios y recursos tecnológicos, la esperanza de vida es de 49 años, es el cuarto país con mayor porcentaje de infectados de VIH-SIDA (18.1%), el cincuenta por ciento de la población vive bajo la línea de la pobreza, donde la minoría blanca mantiene el poder económico, sin embargo en materia de política el sufragio es por fin universal.
Mandela celebró un año más de vida con su familia, mientras el pueblo de Sudáfrica y los ciudadanos del mundo lo hicimos como una fiesta nacional. Aquel hombre de 92 años sabe que pese a que el tiempo muchas veces se lleva parte de lo que fuimos, su legado ocupará el espacio que pertenecía al autoritarismo, a la discriminación, a las ideas retrogradas de la segregación racial. Sabe que ha contribuido a hacer efectivos los principios de la tolerancia, la pluralidad, la igualdad y la voluntad de las mayorías, los pilares más importantes de la democracia, un elemento imprescindible para el desarrollo ciudadano de cualquier nación.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos:
Son pocos los hombres que verdaderamente se preocupan por los pesares de un pueblo, son un número sumamente reducido las personas que aprenden de la experiencia internacional y vislumbran cambios con una esperanza inquebrantable, incluso cuando no gozan de la principal garantía del hombre: la libertad. Porque de que sirve la vida si no se es libre.
Quienes observamos los cambios en las costumbres de la sociedad nos hemos dado cuenta que es gracias a los hombres y mujeres vanguardistas (aquellos que reman contra la corriente con argumentos sólidos, lógicos y bien razonados), que la evolución de una sociedad se hace posible.
Justamente el domingo pasado celebramos el cumpleaños número 92 de un hombre que anheló la libertad de su pueblo incluso cuando estuvo preso 27 años por creer en la igualdad, la equidad y el derecho ciudadano para todos los sudafricanos sin distinción de razas o posición económica, porque al final del cuentas el derecho y la justicia aspiran a la aplicación de la normatividad para todos los habitantes de un país.
Nelson Mandela es un hombre vanguardista; un ciudadano que observó el entorno internacional contantemente, que peleó contra la discriminación racial; un hombre a favor del orgullo africano, que no dudo en tomar las armas y organizar a un sector de la población para levantarse en contra de un régimen que mantenía la segregación racial como una “estrategia de desarrollo”, bajo la lógica de que los de “color” eran ciudadanos de segunda clase con distintos derechos, obligaciones y por lo tanto con menos privilegios.
Mandela o Madiba como le conocen los sudafricanos sabía que cuando un movimiento se radicaliza y su idea no es correcta, se corre el riesgo de caer en el dogma para abandonar por siempre el dialogo y profundizar en el conflicto, de ahí la importancia de mantener una postura flexible acorde a las creencias y valores de la sociedad internacional.
El concepto de libertad hace referencia a la “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos” así como a la falta de sujeción y subordinación”. No fue sino hasta hace diecisiete años cuando los sudafricanos pudieron ejercer la libertad de elección, en un país donde la minoría blanca (10%) dominaba en todos los aspectos a la mayoría negra que representaba el 80% de la población.
Como promotor de estos cambios en Sudáfrica, Mandela compartió el Premio Nobel de la Paz en 1993 con Frederik De Klerk, el último eslabón de la política del Apartheid y quien posibilitó los cambios para que las leyes discriminatorias fueran derogadas.
Un año más tarde, a la edad de 76 años, Madiba fue el primer presidente sudafricano elegido de forma democrática. Gracias a él se implementó un sistema de democracia multirracial, en el único país verdaderamente prospero del continente africano.
Hoy en día Sudáfrica es considerado un país emergente, tiene un PIB de 495 mil millones de dólares, que lo coloca como el Estado número 25 más rico del mundo, su población de 49 millones habitantes goza de un ingreso per capita de 10,100 dólares (muy por encima de la media africana). Es un importante polo de atracción de migrantes provenientes de sus vecinos africanos e incluso de asiáticos como los pakistaníes e hindúes.
Es un país en proceso de equilibrio, aún sus estadísticas lo ubican como subdesarrollado, pues existen regiones que no cuentan con todos los servicios y recursos tecnológicos, la esperanza de vida es de 49 años, es el cuarto país con mayor porcentaje de infectados de VIH-SIDA (18.1%), el cincuenta por ciento de la población vive bajo la línea de la pobreza, donde la minoría blanca mantiene el poder económico, sin embargo en materia de política el sufragio es por fin universal.
Mandela celebró un año más de vida con su familia, mientras el pueblo de Sudáfrica y los ciudadanos del mundo lo hicimos como una fiesta nacional. Aquel hombre de 92 años sabe que pese a que el tiempo muchas veces se lleva parte de lo que fuimos, su legado ocupará el espacio que pertenecía al autoritarismo, a la discriminación, a las ideas retrogradas de la segregación racial. Sabe que ha contribuido a hacer efectivos los principios de la tolerancia, la pluralidad, la igualdad y la voluntad de las mayorías, los pilares más importantes de la democracia, un elemento imprescindible para el desarrollo ciudadano de cualquier nación.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos:
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 20 de julio 2010.
Diario de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 20 de julio de 2010.
Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 20 de julio de 2010
Periódico Punto Medio, Sección Opinión. Mérida Yucatán, Campeche. 19 de julio de 2010.
Diario de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 20 de julio de 2010.
Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 20 de julio de 2010
Periódico Punto Medio, Sección Opinión. Mérida Yucatán, Campeche. 19 de julio de 2010.