Que delicado es hablar de delimitaciones geográficas, sobre todo cuando existen zonas que no se demarcan por barreras naturales como montañas y ríos, sino que están trazadas por la geografía política, por la mano directa del hombre y sus naciones.
El tema que nos reúne ha vuelto a los reflectores mundiales a raíz del hundimiento en marzo del buque sudcoreano Cheonan, que de acuerdo con una comisión internacional independiente se atribuye a un submarino norcoreano, otro choque entre estos dos Estados que hace seis décadas eran una misma nación.
Existen dos versiones de los hechos, una que defienden los del Norte, donde niegan rotundamente haber hundido la corbeta sudcoreana y otra que defienden los del Sur, en la que arguyen haber sido atacados por un torpedo norcoreano que le costó la vida a 46 tripulantes.
Es cierto que casi todos los países del mundo son celosos de sus distintas fronteras. Hoy en día con tantos acuerdos, tratados y tecnología podríamos pensar que no deberían existir choques de este tipo entre las naciones. Desafortunadamente el mar amarillo (área marítima que comparten ambas coreas) es una zona geoestratégica de suma complejidad, pues comunica a ambos países con nada menos que China, Japón y Rusia, imaginemos lo transitado de esta zona para el comercio de todo tipo de bienes.
También es cierto que existe gran ambigüedad en referencia a la delimitación fronteriza de esta zona, puesto que Corea del Norte no reconoce la frontera marítima que fue establecida por Naciones Unidas al finalizar de la Guerra de Corea en 1953.
A primera vista podríamos pensar que el altercado entre las embarcaciones es un problema simple, algo que puede ocurrir entre un par de países que tienen disputas en su relación y que se caracterizan por un pragmatismo en sus tratos bilaterales, pero la lectura de este acontecimiento es un poco más profunda.
Resulta que este altercado (y la lucha de declaraciones entre ambos países) ocurre en una etapa de relajación de las relaciones bilaterales, donde poco a poco se veía una salida a la disputa entre ambos países, entonces, ¿por qué volver a calentar la relación bilateral?
En primer lugar Corea del Norte no cuenta con recursos suficientes para enfrentar a Corea del Sur, es un país aislado; en decadencia, que sobrevive gracias a la ayuda humanitaria que le envían aliados como China y enemigos como EE.UU. y su vecino del sur. Su gobierno antidemocrático se sostiene gracias a la idea del enemigo austral; debido a la fragmentación y sometimiento del pueblo al que gobierna. Es una amenaza para la paz de la región puesto que ya cuenta con armamento nuclear “rudimentario”, pero que por su cercanía con Corea del Sur y Japón puede ser peligroso, mismo que le ayudó a obtener su gran aliado y tutor, China.
Ahora podemos ver de manera más clara la razón que llevo a Pyongyang (capital de Corea del Norte) a hacer fuertes declaraciones como terminar con el acuerdo para evitar los enfrentamientos armados con Corea del Sur. Lo que buscan es volver los reflectores internacionales hacia ellos, pero ¿Para qué hacerlo?
Acaso pretenden negociar ayuda de EE.UU. a cambio de “tranquilidad” en la zona, o quieren enfriar la relación que se consideraba como “menos mal” después de la negociación de Bill Clinton para liberar a las dos periodistas norteamericanas hace algunos meses.
Con ojos de economista y estratega político podríamos aventurarnos a decir que buscan distraer al mundo sobre todo a EE.UU, pretenden blofear para que la “seguridad” vuelva a ser el tema de prioridad en aquella región donde hoy por hoy la economía es el tópico por excelencia. ¿Qué tanto distraerá a Obama esta nueva crisis de las Coreas en su objetivo de persuadir al gobierno chino, para negociar un nuevo orden mundial sin confrontaciones entre las dos economías más grandes del mundo y para conminarlo a establecer una postura clara respecto a Corea del Norte?
Seguramente hay “otras” cuestiones bajo la mesa, en lo que vale la pena reflexionar es hasta cuando le servirá a Corea del Norte mantener su posición de amenaza regional; hasta qué momento esta situación obligará al gobierno chino a quitarle su apoyo, quizá cuando dejen de serle útiles los norcoreanos (como fuente de amenaza de bajo perfil) podremos presenciar la reunificación de la península.
Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos:
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 29 de mayo 2010.
Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 29 de mayo de 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario