lunes, 31 de mayo de 2010

La imagen sí importa

Dicen que la primera impresión siempre es la más importante. Esta máxima se aplica a varios rubros de nuestra vida cotidiana, incluso cuando queremos conocer un país ya sea para investigarlo o para visitarlo. Muchos lo primero que hacemos es abrir la página web de algún medio informativo mundial para enterarnos de la situación del Estado, lo hacemos en referentes como el Washington Post, el New York Times, Le Monde diplomatique, Aljazeera, La BBC, El País, El Mercurio, etc.
Imaginemos que somos europeos, estadunidenses, asiáticos o de cualquier nacionalidad y queremos visitar México, de pronto en la sección internacional del periódico matutino nos encontramos con el secuestro de un ex candidato presidencial, con altos niveles de criminalidad, con recomendaciones de nuestros vecinos del norte para no visitar ciertas ciudades del país o lo que es peor con una “guerra” contra el crimen organizado. Como lo dijo hace unos días el Secretario de Turismo capitalino Alejandro Rojas, para muchos países (los europeos) la palabra “guerra” tiene una connotación de desorden; de advertencia; de nulo control gubernamental y por lo tanto de nula protección a los habitantes.
De esta forma comenzamos a crearnos una imagen de lo que representa este país a partir de lo que nos dicen los medios y como bien afirma el Doctor Cesar Villanueva R: “seguimos construyendo ideas sobre otros países a partir de estereotipos y simplificaciones banales o inexactas.”
Por ello es preponderante que nuestro país mejore su imagen a nivel internacional. Debemos cambiar la estrategia de lo que deseamos externar al mundo, más allá de la percepción de inseguridad generalizada, que no es real para la mayoría de ciudades del país.
Los periodistas y los medios de comunicación tenemos como responsabilidad principal mostrar al espectador una realidad interpretada de la manera más clara y menos especulativa posible. No debemos simplemente maquillar los eventos que sí ocurren en varios Estados, sino que estamos obligados a exponer los logros y los hechos verdaderamente importantes para que la gente esté informada y ello le ayude en su vida cotidiana.
En este tenor, el gobierno ha tratado de hacer de México un país más participativo en la arena internacional. Hemos sido la sede de varias Cumbres, Conferencias, visitas de Estado; ingresamos al Consejo de Seguridad de la ONU, pero tenemos una política exterior de bajo perfil y nulo liderazgo, que no busca innovar en sus propuestas, sino que sigue la línea de los verdaderos líderes mundiales, con el único fin de mantenerse al margen de los problemas del mundo y no enfrentarlos directamente, hoy en día no somos activos en la materia.
Hay otros elementos que se han sumado al deterioro de nuestra imagen como: la crisis de la influenza humana y su posible surgimiento en México, los problemas derivados de la crisis económica, la inestabilidad que se ha generado a partir del desmembramiento de Luz y Fuerza del Centro, la corrupción en ciertas instituciones que la Secretaria de la Función Pública no puede o no quiere detener, etc. Estos elementos caracterizan a México como un Estado corrupto, inestable y en “guerra”, lo cual no es una imagen correcta de lo que somos en general los mexicanos, sino la peor parte; la más fea.
Esta no es la cara que debemos mostrar al mundo si queremos revertir la tendencia del turismo, que de acuerdo con la Organización Mundial del Turismo ha bajado en más del cincuenta por ciento. Para resolver este problema es necesario replantear la estrategia de promoción de nuestro país como una política de Estado que sea efectiva.
No se trata de mandar a nuestros representantes (embajadores y cónsules) para que hablen bien de México, se trata de tener un poder de convocatoria suficiente para conminar a todos los integrantes de la sociedad a mejorar la imagen del país; con hechos no con discursos; a hacer críticas con base en propuestas, no sosteniendo nuestros argumentos sobre la condena; a participar en un cambio que no tiene que involucrar una gran cantidad de recursos, sino que debe ser resultado de la suma de voluntades. Por eso son importantes los líderes carismáticos que tienen la aprobación de la mayoría de los habitantes, porque la gente los sigue y mejora con ellos.
Una buena imagen promueve las inversiones, facilita las gestiones internacionales, aumenta el turismo y lo más importante, influye en el quehacer local al ser un detonador para que los mexicanos se sientan orgullosos de su país y trabajen en pro de su desarrollo, ya que resulta casi imposible, que un pueblo sin voluntad; sin esperanza, mejore por sí mismo la mala imagen que su país proyecta al exterior.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos:
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 25 de mayo 2010.
Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 25 de mayo de 2010.Sucesos Monterrey. Monterrey Nuevo León. 15 de mayo de 2010.
El Imparcial. Oaxaca, Oaxaca. 25 de mayo de 2010.

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