lunes, 10 de agosto de 2009

SI, SI, La influenza ataca de nuevo, ¿la habíamos olvidado?

Cuando a finales de abril se dio la noticia de la suspensión de clases y actividades de alta aglomeración en el DF y el Estado de México a causa de una enfermedad llamada “influenza porcina” nadie tenía gran conocimiento de lo que esta pandemia representaría, parecía como si el gobierno quisiera hacernos una broma, fue una noticia de la cual muchos dudamos e incluso indagamos de forma excesiva para tener claro el panorama de lo que ocurría. Después de ver el primer anuncio del Secretario de Salud por tv aquella noche, investigué a fondo el asunto, como una curiosidad intelectual y como una precaución meramente personal. Visité algunos periódicos y medios de información internacionales para cerciorarme de lo acontecido, quería ver cómo habían visto el problema que se avecinaba al país desde afuera, desde la óptica de un observador de Segundo Grado como lo decía el filosofo Edgar Morín, pero ocurrió lo que el mismo Milton Friedman afirmaba pasa con la información económica: hubo un retraso. La mayoría de periódicos del mundo, pese a la actualización inmediata que permite el internet no incluían la noticia, en ese momento pensé que entonces no era nada serio, que el problema era nacional y así se quedaría.
En el contexto general, ese retraso de información significó que muchas personas pusieran en duda la existencia de aquel virus en México, se especulaba que era una cortina de humo, que no pasaba nada. Otros contagiados por la paranoia se limitaban a tomar medidas extremas. La mayoría de mexicanos no sabíamos qué hacer, nos guiábamos por los medios de información nacionales –quienes proporcionaron una carga noticiosa en su mayoría repetitiva, con sustancia en dosis pequeñas, la cual era de poca utilidad si consideramos que tal carga terminó por afectarnos psicológicamente a muchos mexicanos.
Otros comentaristas incitaban a la población a no estar alertas, a seguir las medidas que eran de lo más normal, invitaban a teatros, al cine, pensando en que el problema era pasajero, nada grave.
Después de los días de guarda, de aquellos días oficiales, surgieron grandes críticos a las medidas de prevención: “el gobierno exagero en sus medidas por ser ineficiente”, “la influenza fue una cortina de humo con fines electorales”, “Peña Nieto sigue usando corbata y no pasa nada”. Así como estos se crearon cientos de argumentos sostenidos sobre la base de la suposición y el aferramiento (vaya bases empíricas). Lo cierto es que la enfermedad era una realidad, los costos económicos no eran para nada rentables, la perdida en turismo, consumo local, etc., fueron inmensas sumadas con la crisis económica: “una cortina de humo así no es rentable para nadie en este país y menos en el mundo”.
Sin el afán de elogiar al gobierno, algunas mentes sensatas declararon que la influenza era un virus nuevo, por lo tanto las medidas habían sido las correctas ya que como en cualquier fase de emergencia había que implementar de más, lo importante era aprender de la experiencia, en ese momento no creíamos que exportaríamos nuestro conocimiento, que hoy por hoy ha sido tan valioso para la OMS y para el mundo entero.
A los pocos meses de controlado el virus en México, después de las discriminaciones a los mexicanos en varios países, el virus se volvió global. Los mexicanos le perdimos el miedo, y algunos haciendo uso de su memoria a corto plazo decidieron dejar de tomar las medias de prevención.
Hoy en día, el virus AH1N1 ha vuelto a los reflectores nacionales, ahora está afectando al sureste (Chiapas y Tabasco principalmente), pero no hay que bajar la guardia. Se prevén en el país más rebrotes (un par en este año). En el mundo el virus ha tomado 800 vidas, contagiado a miles personas, Argentina nos supera en muertes, mientras que su presidenta afirma que México está ocultando información, pues pese a sus grandes restricciones al país, es el suyo el que ahora se ahoga en estornudos, fiebre e infección. Pero hay que estar conscientes que un virus que arrebata la vida de cientos de personas no es deseable para ningún país. Hasta ahora se calcula que tenemos 15,000 casos aprox. y 139 decesos. La influenza nos ha enseñado algunas cosas: ha dejado en claro que la cooperación de los niveles de gobierno es preponderante, contribuido al decremento de nuestra economía y, sin embargo estamos a tiempo de pensar/dialogar/establecer una estrategia nacional que mitigue el aumento de casos tomando en cuenta los “retrasos” -por supuesto- y que no afecte a los ya muy golpeados sectores económicos, que como en el caso de Oaxaca han tenido un respiro por la afluencia de turistas, pero pueden llegar a ahogarse si no se arregla la proa y el timón del barco que nos llevara a aprender a convivir con la influenza (que nos acompañara algunos años) sin sufrirla a gran escala.

Comentarios y contacto:
ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 31 de Julio, 2009.

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