lunes, 10 de agosto de 2009

El lado oscuro del gran dragón asiático

Hace poco tiempo tomaba clases de chino con una profesora de nombre Tao, una china conservadora de la etnia Han como el 91% de la población en aquel país asiático. En alguna ocasión surgió una conversación acerca de todas esas curiosidades que tenemos los occidentales y que no se pueden aprender en los libros, si no que sólo pueden transmitirse mediante narraciones vivenciales.
Pregunte acerca de su familia, de la manera en la que elegían su profesión, cómo vivían, etc. Me comentó lo que muchos ya saben; que en CHINA hay una política para controlar el crecimiento poblacional, por lo que ella era hija única, que varias regiones se han ido modernizando gracias al gran dinamismo de la economía. También me comentó que la idea de una China donde los habitantes estaban CONTROLADOS por el Estado poco a poco se iba diluyendo, pero que el gobierno todavía tomaba varias decisiones sobre el grueso de la población, esa era la razón por la que ella daba clases de chino en un lugar tan alejado como Oaxaca. Cuando pude preguntarle acerca de las distintas etnias que viven en aquel país y la manera en la que el Estado gobierna aquellas regiones “AUTÓNOMAS”, prefirió hacer caso omiso al cuestionamiento, quizá no comprendió aquella pregunta debido al limitado inglés con el que nos comunicábamos o fue porque no estaba autorizada para contestar ya fue el gobierno chino quien la envío a nuestro país.
La curiosidad intelectual me obligó a indagar acerca del caso de China, pero no como un éxito en cuestión de su Modelo Económico, si no cómo un Estado totalitario podía sobrevivir, incluso siendo uno de los principales actores en el Sistema Mundo sin compartir o respetar varias de las GARANTÍAS y DERECHOS que viven las sociedades modernas en la mayoría de países del planeta.
Cuando se emprendió esta investigación fueron sorprendentes algunos acontecimientos que son la base de la China moderna; de aquel tercer país más grande del mundo (nueve veces más grande que México), con el segundo mayor Producto Interno Bruto y un crecimiento en PIB que ha rodeado el diez porciento por más de dos décadas y además con la población más numerosa del planeta (casi el 20%).
La historia moderna de China no ha sido para nada estable, durante los siglos XIX y XX el imperio fue INVADIDO, obligado a abrir sus fronteras tanto por los países de Occidente como por Japón. Después de la segunda Guerra Mundial el líder comunista Mao Zedong estableció un sistema socialista autocrático, imponiendo grandes controles a las actividades diarias de la población china y asegurándose de que el país no se dividiera por cuestión de etnias, esto con el apoyo soviético.
En la década de los setenta China se convirtió en una actor independiente al acercarse con EE.UU. y ocupar el lugar que le correspondía en el Consejo de Seguridad de la ONU. Esa misma década ve nacer el desarrollo de una economía orientada hacia el mercado que dio lugar no sólo a la escalada atroz de China como potencia económica, si no que brindó al país cierta ESTABILIDAD.
Del mismo tema debatía hace poco con algunos colegas: del éxito de China como país, de lo rápido que arrebato varios estaños del comercio a México y de cómo pasó de ser un competidor a un ejemplo a seguir. En ese entonces algunos vacilábamos que ese crecimiento no podía ser sostenido, que la población (la mano de obra) no iba a aguantar muchos años ese esquema de EXPLOTACIÓN, de esclavitud, que en algún momento tenían que haber revueltas, una revolución por la democracia, por los derechos humanos, porque el lado oscuro de China se encontraba perfectamente maquillado dentro de la misma China y era la división étnica y la amplia dominación de los HAN la que podría afectar al país.
Desafortunadamente ese momento no llegó durante nuestro análisis, y no es que deseáramos la inestabilidad en China, sólo queríamos detener al monstruo que hacía manufacturas más baratas, nos ganaba el mercado con Estados Unidos e introducía calzado de bajo precio al país que ahorcaba a los productores nacionales. Descubrimos que el pensamiento de un chino es distinto al de un mexicano, pues ellos crecen y se desarrollan por GENERACIONES, de forma que el padre trabaja varias horas seguidas para que el hijo aspire a tener una buena formación, el hijo avanza un nivel en el estrato social y hace lo mismo con su progenitor, quien hereda una mejor vida, algo así como lo que decía aquel economista inglés Leon Walras: “si uno quiere recoger de prisa debe sembrar zanahorias y lechugas, de sembrar robles podrá decirse mis nietos me deberán esta sombra”. Muchos mexicanos no piensan así, prefieren el desarrollo individual sin planear a largo plazo, sin pensar en el mundo que heredaran a sus hijos, menos a sus nietos.
Sin embargo en México podemos presumir que vivimos en entorno donde nuestra joven democracia ha rendido ciertos frutos. En la elección pasada hubo menos abstencionismo que en años anteriores, y el voto nulo reveló ciertos resultados, esto habla de un desacuerdo con la partidocracia, pero también de un acuerdo con el sistema de elección democrático.
En China las cosas son muy distintas, ahí gobierna el partido comunista, son ellos quienes tienen elecciones internas y desde la revolución de Mao, han tenido el poder en un monopolio inquebrantable que ha sido severamente criticado, pero que pudo adaptarse a las demandas del mercado mundial.
Y es que el gran éxito del partido chino: su crecimiento económico y su comercio atroz con el mundo, así como su gran ejercito y poderío nuclear le permiten a esta nación tener cierta independencia de los comentarios de occidente, de forma que nadie se atreve a meterse con China, pocos reconocen a Taiwán e incluso RU devolvió al prolífico Hong Kong y Portugal a Macao a sus antiguos dueños asiáticos.
Hoy en día China está en el REFLECTOR mundial. Las fuentes oficiales chinas establecen que son más de 150 los muertos por las revueltas en la región autónoma de Xinjiang, que la mayoría de ellos son de la etnia Han. Otras fuentes establecen que son cerca de ochocientos y que la mayoría son Uigures. Sabemos bien que la información es poder, y que la restricción de la misma denota autoritarismo y una nula voluntad por hacer al mundo participe de los acontecimientos que ocurren.
Cualquier persona podría preguntarse, ¿por qué ciertos temas no se incluyen en la agenda internacional si tienen gran preponderancia y dependen miles de vidas de ellos?, ¿por qué algunos países hacen comentarios tan abruptos sobre las manifestaciones en Irán o sobre el golpe de estado en Honduras, y sólo instan a China a asegurar los Derechos Humanos o a respetar los derechos de los pueblos a protestar como alega el Secretario General de la ONU?
La respuesta engloba intereses que se derivan de 7.8 billones de dólares (el PIB de China), de tener como principales socios a los países más ricos del mundo, de ser propietarios de bonos del tesoro de la nación más poderosa, de pertenecer al club nuclear, de tener el ejército más numeroso del mundo, etc, etc. ¿Puede introducirse el tema de las revueltas en Xinjiang al CS como lo ha mencionado el presidente de Turquía? La moneda está en el aire, lastima que sea de doble cara y que el gran dragón asiático tenga derecho del veto en el MÁXIMO órgano de Naciones Unidas.

Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx
© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 14 de Julio, 2009.

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