martes, 26 de enero de 2010

México y Chile: dos caminos distintos hacia el desarrollo*

Al hacer una evaluación sobre las lecciones que puede brindarnos nuestro país hermano, Chile, nos dimos cuenta que en México, hemos aplicado varios de los elementos que componen el Modelo de desarrollo chileno y sus raíces neoliberales.

Por ejemplo hemos adoptado la figura de la Administración del Fondo de Pensiones, programa que se instauró en el país en el año 1997 y que delega la responsabilidad del Estado en cuestión de jubilaciones y pensiones, razón por la cual, su impulsor en Latinoamérica, José Piñera (hermano del actual presidente chileno) ha visitado México en diversas ocasiones para congratularse de la adopción de esta política por parte de nuestro país.

Hemos seguido el ejemplo de dejar como propiedad del Estado a la empresa que vende nuestro principal producto de exportación. En el caso de México tenemos a PEMEX, donde la inversión no puede participar abiertamente para sacar utilidades de la empresa, sin embargo si puede hacerlo gracias a las emisiones de deuda que emite la paraestatal en el mercado local y extranjero, siendo estos títulos de deuda emitidos a través de intermediarios nacionales y extranjeros.

En Chile cuentan con la empresa estatal Corporación Nacional del Cobre (CODELCO), la cual es la mayor productora de cobre del país gracias a los recursos que extrae de su principal mina Chuquicamata. Sin embargo, el sector está abierto a los entes privados, de manera que distintas empresas provenientes de España, Canadá, Reino Unido y EE.UU., cuentan con licencias para la extracción, refinamiento y venta del metal.

En cuestión de éxitos comerciales, el país sudamericano ha aprovechado los tratados y acuerdos de libre comercio que tiene con varios países como México, Canadá, EE.UU., la República de Corea y China, estos tres últimos sus principales socios comerciales.

Esto no es ninguna novedad ya que Chile ha seguido una estrategia de diversificación comercial en cuestión de destinos y productos desde mediados de los setenta, de manera que cuenta con instituciones como PROCHILE que depende de la Dirección Regional de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON), que existe desde 1974, y se encarga de promover los productos chilenos en las distintas ferias, eventos y mercados potenciales alrededor del mundo.

Nuestro país no siguió su ejemplo si no hasta 2007, de manera que creó PROMEXICO, un organismo público encargado de fortalecer la participación de México en la economía internacional. Desafortunadamente el comercio de nuestro país sigue polarizado hacia el gran mercado de América del Norte, donde sobre sale EE.UU., país al que le enviamos el 80.2% de nuestras exportaciones.

Otra lección interesante para México sería en cuestión de instituciones públicas que elaboren esquemas de producción novedosos y competitivos, como es el caso de la Fundación Chile, que le permitan hacer programas de diversificación de productos, para aumentar la variedad de bienes exportados, por ejemplo como lo visto en la producción de salmón chileno, el cual fue vendido a una empresa de mariscos japoneses por la Fundación Chile y es una importante fuente de recursos para el país.

Sin embargo, los éxitos de Chile no sólo se reflejan en cuestión económica. Sabemos que en materia de corrupción y transparencia, pese a que tiene poco tiempo como un país democrático (desde 1990), de acuerdo con el Índice Percepción de Corrupción que realiza la Organización Transparencia Internacional, Chile se ubicó en 2009 en el lugar 25, similar a países como Francia y Uruguay, mientras que México ocupó el lugar 89 por encima de países como Moldavia, Marruecos y Ruanda.

Esto es importante también para el éxito de un Modelo de desarrollo, puesto que no podemos anhelar un modelo económico exitoso si tenemos los mismos niveles de corrupción y transparencia de países como Ruanda. Hacemos la referencia y la reflexión sobre esto, puesto que está estrechamente vinculado con el tema del éxito económico, porque aunque creemos instituciones como PROMEXICO y sigamos las lecciones de Chile, mientras no cambiemos las variables estructurales, que incluyen la corrupción, no podremos avanzar hacia un Modelo económico más avanzado como el chileno.

Lo que encontramos en el Modelo de desarrollo chileno es una continuidad en la estrategia de crecimiento con base en el comercio exterior. Esta estrategia se apoya en los distintos programas, instituciones y acuerdos que ha puesto en funcionamiento el gobierno chileno para estimular al sector privado, de manera que no sólo lo apoya en cuestión de producción, si no que genera un escenario de confianza, al momento de tener una economía sana y un gobierno transparente, democrático y estable. Variables indispensables para la llegada de flujos de inversión.

No obstante, no todos los aspectos del Modelo de desarrollo chileno son positivos. Por un lado están los efectos que tuvo, en un primer momento, la imposición de un nuevo modelo en la economía del país en 1974, donde hubo desestabilización y una transformación del sector productivo nacional. Mientras que por otro lado están los efectos del Modelo sobre la población, sobre todo durante los primeros años de instauración del mismo, que se caracterizaron por la aplicación del “Tratamiento de Choque” que afectó a la sociedad en general, disminuyendo la inversión pública en infraestructura, hospitales, escuelas, servicios, etc., y que se vio obligada a vivir bajo los lineamientos neoliberales (flexibilización del trabajo, fondo de pensiones, etc.,).

Por otro lado podemos decir que el sector exportador chileno todavía depende en general del uso intensivo de sus recursos naturales, los cuales ha logrado procesar para que tengan mayor valor, pero no le generan ganancias suficientes para transformar la orientación de su sector exportador hacia productos con mayor manufactura y mayor valor agregado como los tecnológicos que no requieren del uso intensivo de los recursos naturales.

Transformar el sector productivo es un paso que los planeadores de la política económica en Chile deben tomar en cuenta, si tienen como objetivo principal alcanzar el desarrollo generalizado de su población, que para 2008 tenía ingreso per capita de 14,900 dólares, uno de los más altos de AL, pero que alberga, todavía hoy en día, una masa de pobres de 3 millones personas, un 18.2 % de su población aproximadamente.

*Reflexión extraída de una investigación personal sobre el Modelo de desarrollo chileno, elaborada en la Universidad del Mar campus Huatulco.

Comentarios y contacto: ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en el periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 26 de enero, 2010

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