domingo, 14 de septiembre de 2014

Cacaluta, el paraíso de la discordia

Quedan pocos lugares en el mundo que pueden considerarse paraísos naturales respetados por la ambición económica del ser humano. La Bahía de Cacaluta, en la costa de Oaxaca es uno de ellos. Quienes hemos tenido la dicha de visitarla podemos constatar que es un edén natural de gran riqueza, cuyo valor es incalculable.
De acuerdo con el estudio “Análisis territorial de la micro-cuenca y bahía del río Cacalauta, Santa María Huatulco, Oaxaca” realizado por investigadores de la Universidad del Mar (UMAR), la zona de la Bahía de Cacaluta presenta distintas características de gran valor medioambiental, pues alberga una cantidad importante de especies animales y vegetales, además de tener una función primordial para el equilibrio ecológico de la vida marina.
En este estudio publicado en 2006, los investigadores Verónica Gómez, Manuel Domínguez y Tomás González expusieron que la zona tiene prácticamente 300 días de sol al año, con escasas precipitaciones, lo que sumado a su belleza estética, genera un escenario potencial en el que pueden entrar en conflicto diversos intereses, como resultado de las variadas actividades que pueden realizarse en aquella área.
En 2008, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) emprendió un programa para “Renacer Huatulco” como un importante destino turístico nacional e internacional. De entre las medidas que contempló el plan de aquel gobierno federal, estaba la promoción a la inversión privada para construir en Cacaluta y otros lugares, diversos complejos turísticos.
Este hecho tuvo reacciones negativas en varios sectores de la población local, en diversas organizaciones de la sociedad civil e incluso entre los investigadores de la UMAR, que advirtieron, con evidencia científica, sobre al enorme daño ecológico que derivaría la construcción de infraestructura turística en la zona.
Se unieron a la defensa de Cacaluta diversos personajes del mundo de las artes; pintores, escritores, actores, así como también activistas de índole político, que lograron colegiar sus objetivos para emitir en conjunto una carta al ejecutivo federal, para que se proteja el área que corresponde a la micro-cuenca, bahía e isla de Cacaluta.
Diversos legisladores se sumaron a la iniciativa, pidiendo de forma protocolaria a la Secretaria de Turismo y a FONATUR renunciar a sus intenciones de construcción en la zona.
Tanto el argumento de los activistas como de los legisladores tomó como referencia una serie de tratados internaciones firmados por México que protegen el área desde hace poco más de diez años, razón que blindaría jurídicamente a Cacaluta.  
Sin embargo, FONATUR aún sigue promocionando a Cacaluta entre sus destinos de inversión. Incluso afirma que existe la capacidad para albergar un campo de golf, construir 2 hoteles con capacidad total de más de 1,900 cuartos, etc. Hasta el momento, los enormes esfuerzos de intelectuales, activistas, artistas, etc. no han dado los resultados esperados, pero la defensa sigue adelante.  
Quizás la audiencia a la que se busca llegar no fue del todo la indicada. Si bien los distintos movimientos que defienden Cacaluta han logrado acercar el tema en medios locales, nacionales e incluso internacionales, hoy en día es cada vez más difícil, ante lo fragmentado de las audiencias, posicionar un tema particular en la agenda mediática.
Además, la estrategia de lobbying se ha centrado solamente en la persona del ejecutivo federal y en sus dependientes; la Secretaría de Turismo y FONATUR principalmente. En este tenor, el principal actor o el agente al que se debe buscar influir no es precisamente el presidente de la República por dos razones sencillas: tiene demasiados temas en su agenda y, asignarle la responsabilidad de resolución de éste representaría un tedioso centralismo en el manejo del poder, que es contrario a la existencia de organizaciones responsables de sus funciones.
Quizás una estrategia con mayor dirección sería persuadir al órgano de gobierno de FONATUR, el Consejo Técnico, el cual se compone de siete miembros con nombre y apellido, que provienen de las siguientes instituciones: SHCP (2 miembros), SEDESOL, ST, BM, SCT y SEMARNAT.
Como puede verse, en dicho Consejo cuatro de los siete miembros se preocupan por el tema del dinero, uno solo por la actividad turística, uno por el desarrollo social y uno por el cuidado del medio ambiente. Si hoy votaran el destino de Cacaluta o de cualquier otro destino turístico el resultado sería predecible.
Desde este reflector mundial nos sumamos a la defensa de Cacaluta, nos unimos a la intención de preservar el valor intangible de los recursos naturales, que hacen de México un referente internacional. Hoy en día, la dinámica del poder ha cambiado dotándonos de nuevas oportunidades a los actores no tradicionales, quienes unidos podemos ser el contrapeso que nuestro país necesita, para equilibrar la balanza en favor del interés de las mayorías. Hagámoslo estratégicamente.

Dedico esta colaboración a la memoria del Doctor Juan Manuel Domínguez Licona “el Doctor Licona”, ferviente defensor de Cacaluta y uno de mis grandes maestros en la UMAR.  

© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Septiembre 2014



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