miércoles, 6 de octubre de 2010

Proyecto Efectos Secundarios

No hay que dejar de ver la realidad por más cruel que sea, y no hay que dejar de plantear propuestas para solucionar los problemas estructurales del subdesarrollo por más graves que se perciban.
El pasado fin de semana, una parte importante del proyecto Efectos Secundarios, que ha sido apoyado por varias organizaciones ciudadanas como la Fundación Carmen Vive, la Fundación Black Coffee Gallery, el grupo SIFE-UTM y la empresa Eco Babu, por fin se concretó. Esta parte del proyecto consistió en apoyar con materiales escolares, cobertores, ropa, calzado y juguetes a los niños del albergue de uno de los municipios más pobres del Estado: Santos Reyes Yucuná, en la Mixteca.
El proyecto surgió de una pregunta básica: ¿Cómo podemos participar en los asuntos públicos sin tener que enarbolar una bandera política? La respuesta fue sencilla: debíamos sumar, dentro de nuestras posibilidades, al desarrollo del Estado aprovechando la existencia de organizaciones ciudadanas que son sensibles a los problemas que vive la entidad.
Las estadísticas nos explican cual es la situación en el Estado: para el 2005, de acuerdo con el INEGI, Oaxaca era la decima entidad más poblada de México, ya que contaba con 3, 506,821 habitantes, 47% de la población era urbana, mientras que 53% era rural, en ese entonces tres cuartos de la población en el país habitaba en zonas urbanas y el resto en zonas rurales.
La población analfabeta era de 437,729 personas, o sea que 19 de cada 100 habitantes no sabía leer ni escribir en la entidad. Mientras que a nivel nacional eran 8 de cada 100. De las 791,113 viviendas particulares que había en el Estado, tan sólo el 70.9% disponían de agua entubada, 62.1% tenían drenaje, 92.1% contaban con energía eléctrica.
La esperanza de vida al nacer en 2007 era de 71.7 años para hombres y 76.5 años para mujeres, lo cual está por debajo de la media nacional, donde la esperanza de vida es de 72.6 años para los hombres y 77.4 para las mujeres.
De acuerdo con Standard & Poor’s, Oaxaca se encuentra entre las tres entidades federativas con menor Producto Interno Bruto (PIB) per capita, ya que cuenta con el 3.3% de la población del país, pero sólo contribuye con el 1.5% del PIB nacional. Es uno de los Estados con mayor índice de marginación de acuerdo con el Consejo Nacional de Población y cuenta con una población dispersa, lo cual dificulta, junto con la orografía, la creación de vías de comunicación y los apoyos para hacer fluir el comercio y el tránsito de personas y bienes.
Este problema de comunicación y la dispersión de muchas comunidades en el Estado es justamente una de las principales razones por las que existen lugares como Santos Reyes Yucuná, donde es necesario transitar por un camino de terracería por una hora y media, partiendo desde Huajuapan, para poder llegar al pueblo.
El municipio tiene una población de 1,332 habitantes. El 80% habla mixteco, 51% se localiza en un rango de edad de 0 a 14 años. El 78% de la presenta pobreza alimentaria; el 85.4% presenta pobreza de capacidades; el 95.7% pobreza de patrimonio. Mientras que el 90% de la población realiza las actividades de evacuación al ras del suelo ante la carencia de drenaje y otros servicios básicos como el agua que bien sabemos escasea en la región de la Mixteca.
Es una comunidad donde las promesas tienen tinte de esperanza, pues más de un político, incluso presidenciable, ha visitado la comunidad, haciendo de su pobreza una bandera política que seguramente dejaran de ondear si alcanzan sus objetivos electorales.
He escuchado que la pobreza se mide desde los pies. Lo he podido comprobar, ya que los niños de la comunidad calzaban huaraches, tenis o zapatos rotos; de plástico o piel mal curtida, siempre talqueados por la tierra que hace la labor del pavimento, en una zona de difícil acceso, pues está en lo alto de la sierra, desde donde pueden verse incluso el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.
Apoyar a esta comunidad como voluntario fue una experiencia gratificante, donde logramos tejer vínculos entre diversas organizaciones civiles en pro de la mejora de la calidad de vida de una población particular y de sus niños principalmente. Esta experiencia nos brindó varias lecciones como la importancia de racionar los recursos naturales; evitar el consumismo que está deteriorando el medio ambiente; fomentar el trabajo comunitario para cubrir los espacios que la autoridad no puede; cohesionar las comunidades independientemente de su condición de pobreza, pero sobre todo nos mostró la nobleza, la energía y la voluntad que tienen los oriundos de superarse pese a la adversidad.
Ayudar nos concientiza de los problemas que tenemos en nuestro entorno, nos obliga a dejar la pasividad para volvernos proactivos; materialmente efectivos en la práctica, en pocas palabras ejercer nuestros ideales en situaciones concretas para lograr cambiar las condiciones de quienes desafortunadamente están en una posición de vulnerabilidad.
Confiamos en que esta idea de apoyo ciudadano será el primer paso para tejer vínculos, que nos conviertan en agentes de cambio con mayor alcance para el desarrollo de aquellas regiones que se encuentran hoy olvidadas y que parecen tan lejanas a nuestro entorno, pero que viven día a día lidiando con los retos del subdesarrollo. Un agradecimiento especial a Rebeca, quien es el cerebro detrás de este proyecto.

Contacto:
ignacio_pareja@yahoo.com.mx

© Ignacio Pareja Amador, publicado en:

El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 5 de Octubre de 2010.

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