martes, 10 de marzo de 2015

Universidades para el desarrollo (Parte 1)

Vivimos en un mundo mucho más competitivo al que habitaron las generaciones pasadas. En la historia demográfica del planeta este es el momento en el que existe el mayor porcentaje y número de jóvenes, los cuales viven en su mayoría en países en desarrollo.
El contexto en el que viven estos jóvenes es poco alentador, pues la globalización del mercado laboral ha generado que solamente aquellos con los mejores niveles escolares, destacadas relaciones personales y mayor especialización logren la anhelada movilidad social, elemento indispensable para que las naciones se desarrollen.
La pregunta a continuación parece obvia: ¿Qué deben hacer los estados en desarrollo para enfrentar de manera adecuada este reto derivado de la dinámica demográfica y de la globalización?
El Doctor Modesto Seara Vázquez, en su libro Un nuevo Modelo de Universidad, universidades para el desarrollo, nos brinda una interesante perspectiva al respecto desde su experiencia teórica y practica.
Para Seara Vázquez la universidad va más allá del proceso de enseñanza o de la transmisión de los valores culturales, pues es un “instrumento cultural para transformar a la sociedad”. De esta forma, una universidad busca atender las necesidades sociales de su entorno, siendo congruente con los valores y principios que definen la identidad y pertenencia de quienes estudian en ella.
Además, la universidad debe tener un impacto positivo, de acuerdo a los ámbitos de su competencia, en los principales actores de la vida pública de la región, lográndose ello mediante la capacitación, la interacción y la investigación de aquellos tópicos que son de interés general para la determinación geográfica.
En los países en desarrollo, donde los incentivos económicos para la investigación (provenientes del ámbito privado) son escasos, se requieren de universidades públicas que cumplan con esta función. El Estado, como administrador de los recursos públicos, es responsable de dotar de insumos (maquinaria, equipo, laboratorios, etc.) a aquellas instituciones que se enfocan en áreas tecnológicas, porque ello es sinónimo de una inversión social, que al mediano y largo plazo traerá excelentes resultados si se administran de forma adecuada. 
Justamente, en la administración se puede encontrar gran parte del éxito del “Nuevo Modelo de Universidad” implementado por Seara Vázquez. La política que se aplica en éste es de una administración “pequeña y eficiente”, relativamente estandarizada para todas las universidades que forman parte del sistema. Principios como el mantenimiento constante de las instalaciones, la automatización de tramites y el uso de la tecnología para una mejor organización se encuentran entre los cimientos teóricos de este novedoso modelo de institución superior.
En lo que se refiere al ámbito académico, el “Nuevo Modelo de Universidad” privilegia la calidad educativa sobre la cantidad en la matricula. La defensa de este denominado “elitismo académico” se sustenta en la generación de profesionales de la más alta calidad, sobre la expulsión masiva de pseudo-profesionistas que en poco o en nada contribuyen al desarrollo del Estado.
Se puede decir que este modelo de universidades es tan democrático como meritorio, ya que cualquier estudiante tiene acceso a la universidad, pero solo aquellos que se comprometan en esfuerzo, disciplina y responsabilidad, podrán obtener resultados satisfactorios.
La única manera de generar competitividad, en individuos que se desarrollaron en el pasado en escenarios educativos adversos, es mediante el compromiso y el sacrificio en el ejercicio de una educación de tiempo completo, que se refuerce por actividades culturales e incentivos intelectuales.
Dentro de estos incentivos, el que en mi experiencia personal me parece más efectivo es el requerimiento de leer una novela mensualmente, así como escribir un reporte de lectura de la misma. Dicha actividad abre o refuerza el culto a los libros y perfecciona la técnica de la escritura, actividades recurrentes entre quienes estudian en dicho sistema.
Además, en este modelo de universidades se favorece el estudio de los idiomas, como útil herramienta para hacer frente a los retos del exigente mercado laboral contemporáneo, ya que es posible aprender ingles, francés e incluso chino (en algunos campus).
El estudio de otras lenguas equilibra la balanza entre los profesionales egresados de las universidades públicas con las privadas e iguala en cierta medida el acceso a más oportunidades académicas en otras partes del mundo . 

Fuente de información: Seara, M 2009, Un nuevo modelo de universidades, universidades para el desarrollo, Universidad Tecnológica de la Mixteca, Huajuapan de León, Oaxaca, México. 

© Ignacio Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en Latinoamérica. Febrero 2015.




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