Todos en algún
momento necesitamos de un receso de la actualidad; requerimos de tomarnos un
tiempo para reflexionar sobre otros temas que pueden ser sumamente útiles y que
es imprescindible conocer, al final de cuentas, la cultura en una población no
se mide por la capacidad de retención de los eventos contemporáneos de una
sociedad, sino por el grado conciencia con la que ésta interactúa con el mundo.
La globalización
y los distintos medios de comunicación pueden ser útiles herramientas para informarnos de lo que ocurre en nuestros Estados
o más allá de las fronteras, pero también pueden ser enemigos íntimos de la tranquilidad.
Como dice el Maestro José Mac Gregor “No sé cuándo, ni cómo llegó la
globalización; lo que sé es que se necesita una brújula, que es la educación y
una ancla, que es la identidad, para sobrellevarla”.
Cuando hace poco
más 559 años Johannes Gutenberg presentó el primer libro impreso en el hemisferio
occidental, la famosa Biblia de Gutenberg,
en la mediana ciudad de Mainz en Alemania, no se imaginó el poder para
propagar las ideas de su invención, pues aunque sus métodos eran rudimentarios,
la impresión de un bloque de 100 libros podía realizarse en tan sólo 6 meses,
un tiempo menor al que le tomaba a un grupo de personas escribir una sola copia
impresa a mano, que requería de 3 años de arduo trabajo.
Aquel primer
libro impreso de la historia se escribió en latín, la lengua de los académicos
y letrados de aquellos tiempos, en un momento en el que el conocimiento era una
virtud exclusiva de las elites privilegiadas. El hecho de que se eligiera la
biblia como el primer libro no es una casualidad, pues el objetivo de Gutenberg
era meramente comercial; no tuvo la intención de generar nuevos nichos de
mercado, sino de aprovechar a los consumidores existentes, vendiéndoles un
producto de necesidad básica para la demandante clase alta cristiana.
Se estima
que Gutenberg imprimió 180 copias de la biblia, de las cuales solamente
sobreviven hasta el día de hoy 48 ejemplares que se encuentran distribuidos en
14 países alrededor del mundo, perteneciendo la mayoría de ellos a
instituciones educativas de renombre como la librería del Congreso en
Washington, la Biblioteca de la Universidad de Manchester, la biblioteca del
Vaticano, entre otras.
De acuerdo
con los especialistas de la Universidad de Manchester, con quienes tuvimos la
oportunidad de dialogar en la Universidad de Melbourne, este primer documento
impreso, pese a tener como trasfondo una intención mercantil, representa el
inicio de una revolución para las ideas, donde resurgieron importantes
conceptos como la democracia, la libertad de expresión, entre otros valores que
se consideran parte del breviario cultural de Occidente.
El periodo
que comprende los siglos XV y XVI fue testigo de importantes transformaciones
para la civilización occidental. Fue una época donde coincidieron en tiempo
importantes pensadores como Leonardo Da Vinci, Maquiavelo, Nostradamus,
Descartes, Galileo Galilei, entre otros.
Fue el periodo donde España y Portugal consolidaron su imperio naval como
consecuencia de sus incursiones en el continente americano, fue un momento de
renovación para la humanidad entera, donde incluso la iglesia cristiana tuvo
importantes rompimientos con Inglaterra (anglicanos) y Alemania (Luteranos).
La invención de
la prensa generó importantísimos cambios sociales como por ejemplo en materia
de comunicación intergeneracional, pues permitió la preservación y la
democratización del conocimiento. De igual manera impulsó a que más personas
aprendieran a leer y escribir al existir material bibliográfico para explorar.
Fue también una
significativa herramienta de propaganda para las ideas, que ha sido aprovechada
por las grandes instituciones de la historia como la iglesia, que pudo expandirse
más allá del continente europeo.
Entre otras
aportaciones podemos ubicar que este trascendental invento permitió que se
produjeran mejores contenidos literarios, pues impulsó la corrección de libros,
a través de las nuevas ediciones, además de empoderar a los autores y
vincularlos con sus ideas, mediante la evidencia impresa de sus pensamientos.
Para quienes
pretendemos ser testigos de la historia, aquello que parece inofensivo,
representó el artefacto más eficaz para propagar el conocimiento y las ideas. Quienes
conocen su valor saben que en ningún otro momento han habido tantas
oportunidades para el saber, pero reconocen que el mundo está poblado por
superfluos insignificantes que roban la atención de la humanidad entera.
Esta
colaboración no es más que una invitación para tomar en nuestras manos aquel
artefacto que impulsó al infinito las ideas del ser humano, democratizando el
conocimiento, haciéndolo accesible para todos. Seamos curiosos, autodidactas,
críticos y apasionados con nuestras posturas, pero hagámoslo desde la sólida
base del brebaje cultural universal, desde las letras de los grandes personajes
de la historia y las mentes más brillantes de la humanidad.
© Ignacio
Pareja Amador, publicado en diversos periódicos y medios informativos en
Latinoamérica. Julio 2014