lunes, 20 de septiembre de 2010

El enérgico llamado/La delincuencia en México, un problema regional

Por su puesto que el llamado debe de ser enérgico, porque no se puede combatir a un grupo delictivo si éste tiene la capacidad para reproducir su violencia gracias a herramientas sanguinarias y al uso de la intimidación para someter la voluntad estatal.
El problema de México ha dejado de ser estrictamente nacional, esto, después de la masacre de 72 emigrantes provenientes de distintos países de Centroamérica y Sudamérica, descubiertos la semana pasada en un racho de Tamaulipas. Sin duda alguna el problema de México se ha vuelto un problema regional.
Los carteles mexicanos nos sorprenden una vez más, cuando se creía que no podían hacer nada que nos metiera en más problemas a los mexicanos, lo hicieron. No sólo han pasado a ocupar el lugar que tenían los colombianos, sino que son más sanguinarios que la Camorra Napolitana y la Cosa Nostra italiana, que los Yakusa japoneses o que la Mafia Rusa, y lo que es peor, no tienen ningún respeto por la ciudadanía, pues sus enfrentamientos al aire libre dejan por demás claro que el gobierno no puede o no quiere evitarlos, como dirían: -allá que se maten entre ellos, nosotros estamos por acá muy bien dentro de la coraza del Estado-
De los cadáveres que hasta ahora se reconocen se sabe que había 14 hondureños, 12 salvadoreños, 4 guatemaltecos y un brasileño. El héroe de la historia, quien reveló el lugar y el móvil de los hechos, fue un ecuatoriano de 18 años que sobrevivió a la masacre, gracias a él -esperemos- este evento no quedará sepultado en las inmensas profundidades de la impunidad y el olvido.
Entre 2008 y 2009, de acuerdo con un estudio de la CNDH (Comisión Nacional de los Derechos Humanos), 9,758 emigrantes fueron víctimas de la privación de su libertad, o sea alrededor de 1,600 secuestros por mes.
De acuerdo con Naciones Unidas unas 400 mil personas pasan al año por México para llegar a EE.UU., México es el único camino viable para cruzar hacia un sueño americano cada vez más discriminante, pero sin duda mejor que un sueño charro cada vez más hiriente y mortal. Es un peligro cruzar a EE.UU. desde México, pero no hay otra forma, ¿vale la pena el riesgo?
Ya se han alzado varias voces para condenar esta masacre, los gobiernos centroamericanos y sudamericanos han elevado las demandas al gobierno mexicano, en pro garantizar la protección de los Derechos Humanos (DH) de los emigrantes, pero reconocen la lucha del gobierno federal, bueno, de algunos sectores del mismo, pues se han develado cada vez más violaciones a los DH de los emigrantes por parte de las autoridades “federales” de migración en México.
Seguramente podremos profundizar en la problemática en los próximos días, porque así pasa en México, no es sino hasta que ocurre una tragedia cuando se comienza a revisar los niveles de confianza y seguridad de las autoridades; hasta que se comienza analizar la existencia de redes de corrupción y vínculos de autoridades con grupos del crimen organizado.
Apenas en junio, la Canciller mexicana, Patricia Espinosa instó a un Dialogo de Alto Nivel sobre Delincuencia Organizada Trasnacional en el seno de la Asamblea General, con el objetivo de que todos los países ratifiquen la Convención de Palermo y sus protocolos facultativos referentes al tráfico de armas, personas y trata de personas.
El sábado pasado, el presidente Felipe Calderón dio por concluido el “Dialogo por la Seguridad”, donde resaltó la intensión del gobierno de combatir al crimen bajo un esquema de seguridad ampliada, multidimensional, en donde es imprescindible el uso de la fuerza estatal, pero donde hay que atender a la esfera social en términos de más trabajos, mejor educación, mayores oportunidades para los jóvenes, etc.
Los elementos jurídicos y las propuestas ahí están. El dialogo nacional por la seguridad también. ¿Qué hace falta entonces?
El presidente reconoció que los embates entre las fuerzas delictivas las debilitan, con la fuerza del estado esta ecuación aumenta su potencialidad. Sin embargo, el pronóstico es que la violencia se mantendrá e incluso aumentará. ¿Qué hará el gobierno para que la ola de violencia, que perciben seguirá latente e incluso aumentara, no afecte a los ciudadanos comunes?
¿Creara un Manual sobre qué hacer en caso de quedar en medio de un enfrentamiento, intervendrá a favor de un grupo delictivo o en contra de quienes estén en disputa, o simplemente no hará nada y será un espectador que apunte las estadísticas y las presente en un informe?
Lo que notamos es que no existe un plan a largo plazo consensado. El ejecutivo debe conminar a que sus políticas de estado tengan mayor vigencia, que sean jurídicamente vinculantes, para que quien lo supla en 2012 tenga un “rumbo claro” en materia de seguridad. Ahí está la disyuntiva entre salir del problema y continuar debatiendo una y otra vez sobre lo mismo. México necesita políticas a largo plazo, México requiere que el cambio de poderes no implique un cambio total en las políticas vitales para el país. Dejamos abierta la reflexión.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:
El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 31 de Agosto de 2010.
Diario de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 31 de Agosto de 2010.
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 31 de Agosto 2010.
Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 31 de Agosto de 2010.
Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 31 de Agosto de 2010.
Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 3 de septiembre de 2010.


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