martes, 16 de marzo de 2010

Piñera: ¿un legado del pasado?

El pasado jueves 11 de marzo, Sebastián Piñera juró frente al Congreso de Chile para asumir el cargo de presidente de la República. Lo hizo en un momento de duelo para el país, donde la incertidumbre y el miedo siguen latentes en el corazón de los chilenos, causado no sólo por los destrozos del temblor y el tsunami, sino por las fuertes replicas que siguen afectando a la moral del país.
Ante esta situación, pocos celebran el triunfo histórico de la derecha en Chile, después de veinte años de gobiernos de centro izquierda. Todavía menos se preguntan las razones que permitieron su regreso al poder; algunos arguyen que el gobierno de Michelle Bachelet no pudo retener el poder para el ex presidente Eduardo Frei, otros sostienen que la derecha se reforzó durante los veinte años de ausencia en la presidencia.
Lo cierto es que algunos han ido más allá y explican el fenómeno desde una óptica histórica, desde la perspectiva del gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, quien gobernó Chile por 17 años y es descrito por el embajador chileno Maira Aguirre como “un dictador que personalizó el poder, [que] se queda con todo […] y nada le basta”. Un hombre tan soberbio que en 1981 pronunció esta frase que quedó guardada en los manuales de ciencia política: “en este país no se mueve ni una sola hoja –dice Pinochet-, sin que yo lo sepa o que al menos lo autorice”.
Pocos lo quieren recordar, pero fue la derecha en Chile, quien saboteó al gobierno del entonces presidente Salvador Allende (1970-1973), para conminar el golpe de Estado del General Augusto Pinochet. Fueron ellos quienes apoyaron las reformas pinochetistas y modernizaron la economía del país.
Cuando a finales de los ochenta Pinochet cedió el poder de forma pacífica, aquel dictador pronunció las siguientes palabras en voz de advertencia: “Nadie toca a nadie” dijo el General a finales de 1989 cuando estaba por iniciar el proceso de democratización en Chile; “El día que toquen a uno de mis hombres, se acaba el estado de derecho. Esto lo digo una vez y no lo repetiré”.
Palabras fuertes de un gobernante cuyo Modelo económico brindó grandes frutos a Chile, pero que protegió sus intereses sobre los del pueblo chileno, dejando un legado que favorecería a quienes lo apoyaron en su largo mandato.
La democracia llegó a Chile en los noventa, pero no así los castigos a quienes impidieron su arribo por disiente años. Se creó la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, misma que instaba al gobierno a evaluar la situación de los derechos humanos durante la dictadura pinochetista, desde el 11 de septiembre de 1973 hasta la llegada del nuevo régimen al poder. Los resultados de la Comisión concluían que 2,279 personas fueron afectadas por la dictadura, de las cuales 2,115 sufrieron violación en sus derechos humanos y el resto fue víctima de la violencia política.
No queriendo cuestionar los resultados antes expuestos, pero estando conscientes que los medios utilizados por los gobiernos dictatoriales para reprimir a la sociedad son vastos y abarcadores, se puede suponer que las cifras están subcontabilizadas, haciendo eco al periodo de alta tensión y efervescencia política que representan los inicios de la década de los noventa, donde todavía en Chile, los militares –al ceder el poder de forma pacífica- contaban con grandes poderes e influencia en los nuevos gobiernos.
Por lo tanto, Los militares y los miembros del gobierno pinochetista (muchos de la derecha) se mantuvieron intactos, incluso se convirtieron en “los grandes reformadores de América Latina”, como fue el caso del hermano del actual presidente de Chile, José Piñera, quien es el máximo exponente del nuevo sistema de pensiones (AFP) un innovador sistema que deroga la responsabilidad social del gobierno en materia de jubilación, dejando a la iniciativa privada el manejo de los fondos de los trabajadores.
Hace algunos días volvió al poder la derecha y con ello los recuerdos de un pasado triste para la historia de Chile. El gobierno de Piñera llega con más retos que fortunas, sin embargo ha heredado a un país estable, creativo, educado, con altas expectativas de crecimiento y un puñado de socios que lo apoyan gracias a sus múltiples acuerdos de comercio preferencial.
Sabemos que los recuerdos del pasado no pueden borrarse, que quizá el empresario Piñera fue uno de los protegidos del régimen, sin embargo, la situación actual de Chile le brinda una oportunidad para los cambios, para remarcar el rumbo. Hoy Chile tiene un modelo económico claro y exitoso, y pese al legado del pasado, un gobierno democrático que lo complementa, esperemos que ambos elementos hagan sinergia para conminar el desarrollo humano de la población chilena, gente de gran espíritu que reamente desea el progreso social para toda su nación.

© Ignacio Pareja Amador, publicado en:

Periódico "El Imparcial". Oaxaca, México. 16 de marzo, 2010/Periódico “Pueblo Guerrero”, Chilpancingo, Guerrero, México. 16 de marzo, 2010/Diario “Imagen Poblana”, Puebla, México. 16 de marzo, 2010/Periódico “Sucesos Monterrey”, Nuevo León, México. 16 de marzo de 2010./Periódico Punto y Medio. Mérida, Yucatán, 16 de marzo de 2010



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