sábado, 18 de abril de 2009

En un mundo paralelo/del ser más racional *fragmento.

A primera vista suena un poco utópico lo que quiere –para el mundo el nuestro personaje- estoy seguro de que más de un gobierno tiene sus dudas acerca de la viabilidad del proyecto de aquel hombre. Pienso que somos mucha gente que no sabremos que hacer en un mundo de paz, donde todos seamos amigos, -predigo un caos- causado por la falta de enemigos para el mundo.
Cuando existe un enemigo común, la sociedad se une para combatirlo, Empero ¿qué ocurre cuando el mayor enemigo de la tierra se convierte en tu aliado?, sé que una docena de países –alejados de las ideas democráticas se sentirán temerosos- puesto que quien está contra de él está contra el mundo entero, este hombre lleva en sus hombros la esperanza (hope) de miles de millones. La pluralidad con la que maneja sus relaciones internacionales da espacios para que todos por igual opinen y muestren sus inconformidades, en una realidad así –no se puede estar en desacuerdo-

Hoy tengo miedo… ¿ahora cómo se justificarán los enemigos del imperio?, ¿cómo se legitimarán las causas que antes no eran escuchadas y ahora lo son?, seguro entraremos a una crisis, a una existencial y grave.

Lo que debemos hacer como seres humanos es fomentar esa universalidad de valores, esa pluralidad que brinda espacios al dialogo y resuelve las disputas de mejor manera, no debemos olvidar que todavía tenemos enemigos en común, y mucho más poderosos que un solo país: el calentamiento global, el cambio climático, el fomento y aplicación de los derechos humanos, la igualdad de géneros, la reducción de la pobreza, la crisis alimentaria y energética, esos son los verdaderos enemigos del ser humano, al combatirlos en conjunto seremos testigos de una evolución en nuestras relaciones.

Este hombre lo ha entendido así, dejando en claro que el país más poderoso del mundo está interesado en resolver esas problemáticas que verdaderamente afectan a la humanidad entera.
¿Qué vendrá después? En un tiempo lejano cuando hayamos luchado hombro a hombro para hacer de este mundo un lugar más justo y mejor, ¿Llegaremos a una utopía como la que pensó en su momento Francis Bacon? ¿Seremos una comunidad global donde reine la tolerancia, la pluralidad, la democracia, el buen gobierno, los valores universales del hombre, etc, etc?

Estoy casi seguro de que mis ojos no miraran este escenario, pero pienso que la dirección de este personaje es correcta, me crea una sensación de tranquilidad y paz. Faltan decenas de años para hacer todas las transformaciones, pero vivo con la esperanza de que este mundo algún día cambiará y será mejor.

Ignacio Pareja.

jueves, 2 de abril de 2009

A la memoria de un ser libre

A veces quiero volver a las ataduras de la esclavitud del hombre, pero sé que es el camino más débil y cobarde.
IPA

Abro el paréntesis. La venganza es un sentimiento común en los seres humanos, todos en algún momento hemos sentido la necesidad de regresar el dolor y daño a aquellos que nos han molestado, que han ultrajado nuestro estatus quo, que nos hicieron sufrir de manera consciente o inconsciente.

Eso es la venganza, una acción que surge de un dolor que no nos deja en paz, que nos ciega. Mi madre hoy me dijo que hay mucha gente mala en este mundo, ahora lo creo. Siempre he sido un hombre que promulga las buenas relaciones, que está a favor de los buenos oficios, que piensa las cosas antes de ejercer alguna acción arriesgada, pero hoy, al ver una criatura indefensa asediada por la espalda tuve que respirar profundo y dejar de pensar en el cuerpo estéril de un ente que vivió, salto, gozó y vino al mundo para abandonarlo en muy poco tiempo.

Siempre he pensado que debo vivir tranquilo, pues sólo dios sabe el día de mi muerte y yace escrito en el libro de mi destino, pero hoy después de albergar tanta tristeza e impotencia creí ver mi futuro difuso, creí que aquella masa de materia inerte sería razón suficiente para comenzar a cavar mi propia tumba y comenzar una venganza voraz. Afortunadamente pude relajarme.

Osho, uno de los filósofos más controvertidos de nuestro tiempo afirma que la meditación necesita de un momento en silencio, del goce del mismo en la noche o en la madrugada, de forma que, lenta, muy lentamente uno puede llegar a reconocer el silencio que “se impregna en nuestro ser interno”.

Lo que busca encontrar Osho con la meditación va más allá de curar una venganza. La meditación hace que la mente se relaje, por lo que se permite la renovación de la energía espiritual, el almacenamiento y el análisis profundo y detallado de los pensamientos. Este hecho conmina a una mejor concentración, por lo que las intenciones emocionales se vuelven más claras y los problemas de la vida cotidiana se resuelven de mejor manera.

Ahora que he reflexionado sobre algunas cosas, para mi tristes, me pregunto ¿Qué tan válida es la libre venganza cuando uno mismo de forma inconsciente es culpable de los cargos?, ¿Cuántos culpables existen en el destino de un ser sin consciencia, que viajó por lugares sin querer hacerlo y murió creyendo que su mundo era el más enorme, el más hermoso, por eso no podía permanecer en un lugar?

Pienso que el entorno siempre buscó sobreponerse a él; limitándolo, ordenándole reglas de conducta, imponiendo su establisment. Un individuo sólo puede sobreponerse a esto si vence los obstáculos internos y equilibra su vida con el exterior, por lo cual tendrá una doble ganancia en su mundo y para el universo.

Nuestro personaje –ahora reverenciado- no lo logró. Sin embargo no será vengado bajo la premisa de que uno ejerce su libertad dejando de lado las normas de conducta del hombre, ya que estoy consciente de que es muy difícil manejar la libertad sin convertirla en libertinaje, en algo desquiciado y caótico.

Diógenes (Leoncio), tu fuiste libre al extremo, no conociste ataduras y dejaste ver que la sociedad no es real, que la crea el hombre al estar dormido, al vivir en un caos, al tener fe en lo profano, “porque el hombre no es capaz de tener libertad sin convertirla en desenfreno.”

Has dejado en mi una lección importante: aún no soy un hombre libre. Todavía existen en mi leyes y preceptos morales que no me dejan despertar. Pienso que la misma humanidad todavía no está lista para una verdadera evolución del ser, para ser libre. Los hombres nos hemos acostumbrado a vivir en el caos, a ordenar lo material y lo mental, de tal forma que nos esclavizamos estudiando constantemente líneas cognoscitivas perfectamente delineadas, paradigmas que nos dicen qué hacer ante circunstancias inéditas, etc., mantengo el paréntesis abierto.

“Ahora que soy libre, que fue liberada mi conciencia es cuando más pérdido me siento, puesto que tengo una dependencia a creer en algo para ser feliz, es por ello que estuve perdido en un laberinto, me liberé sin conocer las consecuencias de la libertad”. Cierro el paréntesis.

Ignacio Pareja