viernes, 26 de agosto de 2011

El dominio del caos

Por supuesto que los sucesos en Monterrey no son hechos aislados, son parte de un problema de suma complejidad, que tiene sus raíces más profundas en hierbas de los ayeres, en aquellas cicatrices que no hemos podido sanar los mexicanos. Hay culpables directos e indirectos; actores materiales e intelectuales; hay intereses y muy poderosos. Sin embargo, todo ello no puede ocultar la indignación de un pueblo que no está, ni podrá acostumbrarse nunca a este tipo de eventos monstruosos, que no sólo generan terror, sino que han penetrado con enorme intensidad en la vida cotidiana de nuestra nación, dejándonos un destino ambiguo e incierto. Lo que sí podemos afirmar es que el fuego cruzado ha rebasado todos los límites: El caos, la inmoralidad, el cinismo, la barbarie son los apelativos más correctos para definir a estos criminales. Justicia, derechos, garantías son características ambiguas en su tratamiento. Humanidad, en un sentido estricto de civilidad y justicia, es una cualidad de la que ellos carecen.

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