lunes, 11 de abril de 2011

No en pleno siglo XXI

Cómo es posible que en pleno siglo XXI, en un momento donde la globalización nos ayuda a conocer de manera inmediata los acontecimientos que suceden en casi todos los rincones del planeta, ocurran atrocidades de tal magnitud como la que aconteció en Cote D’Ivoire (Costa de Marfil) a finales del mes que acaba de terminar. Pareciera que los seres humanos tenemos dificultad para aprender de nuestros errores del pasado, cuando el colectivo de nuestra especie guarda las cicatrices de dos guerras mundiales, de múltiples enfrentamientos entre naciones; entre gobiernos y pueblos; entre etnias, cuando la inmensa mayoría de países firmaron la Carta de los Derechos Humanos y se comprometieron a hacerla valer en sus respectivas constituciones, en pro de garantizar el respeto por los derechos civiles de los habitantes de este planeta. Cote D’Ivoire es uno de los países más prósperos del Occidente Africano. Cuenta con una población de 21 millones 504 mil habitantes que “gozan” de un ingreso per capita de tan sólo 1,800 dólares, es un país joven con un promedio de edad de 20 años, quizá por ello no exista un elemento de experiencia que les ayude a madurar su democracia, la cual existe desde hace una década. Su esperanza de vida de 56 años, una de las más bajas del mundo. Es el mayor productor de granos de cacao del planeta, cuenta con una economía donde predominan las actividades agrícolas, por lo cual existe una sensibilidad mayor hacia las fluctuaciones del mercado internacional. Apenas a finales del año pasado celebró elecciones para elegir presidente, los contrincantes fueron: Laurent Gbagbo quien fuera triunfador de las primeras elecciones democráticas suscitadas en aquel país a finales de los 90’s, y quien comenzó a gobernar en el 2000 y Alassane Ouattara quien ganó las elecciones y es reconocido internacionalmente como el actual presidente de la nación del Marfil. Sin embargo, la tensión política ha aumentado como consecuencia de la negativa de Laurent Gbagbo de dejar el poder a un hombre que –de acuerdo con las leyes marfileñas- no tenía la cualidad jurídica (de nacionalidad) para ser presidente, ya que la madre de Ouattara proviene del vecino Burkina Faso, reduciendo la “pureza” del ganador de la elección. Pese a ser un país colonizado por franceses, el islam se ha sobrepuesto al cristianismo europeo sumando otra diferencias entre los hombres en disputa por el poder pues Gbagbo es católico, mientras que Ouattara es musulmán. En últimas fechas, de acuerdo con varias organizaciones internacionales cientos de personas han sido masacradas en Duekoué, al oeste de Costa de Marfil, por grupos paramilitares equipados con armas de fuego y machetes. Estas acciones responden directamente al dominio de la zona por parte de simpatizantes del presidente reconocido por la comunidad internacional Alassane Ouattara. El Comité Internacional de la Cruz Roja informa que hay al menos 800 muertos, mientras que la ONG católica Caritas menciona que son un millar aproximadamente. Lo que estamos viendo en Cote D’Ivoire como consecuencia de esta lucha cegada por el poder puede considerarse un genocidio. ¿Cómo podemos permitir que en pleno siglo XXI, con toda la tecnología, con la inteligencia colectiva, con las redes sociales, un hecho de esta naturaleza quede a la deriva y no se pueda ejercer la justicia para esta nación? Atrae a nuestra atención que actualmente existe en aquel país africano una Misión Humanitaria de Naciones Unidas (ONUCI) para salvaguardar los derechos de los marfileños, además de que desde 2004 el Consejo de Seguridad de la ONU implementó un Comité de Sanciones cuyo objetivo es restringir la importación de armas y evitar el intercambio de diamantes por insumos militares hacia la nación africana. Podemos ver que en la mayoría de países África la herencia europea no dejo más que un continente dividido, desfragmentado, unido por cicatrices que serán difíciles de borrar y que costarán mucho trabajo para resolver a los Organismos Internacionales involucrados como la Unión Africana o el mismo Consejo de Seguridad, quien agenda en esta semana el tema de Cote D’Ivoire para buscar una resolución que restablezca la paz. Ante la situación no hay lugar para cabildeo o ejercicios diplomáticos, en este país no hay estado de derecho, la comunidad internacional tiene la responsabilidad de presionar al gobierno, a los africanos y sus líderes, para intervenir con toda la fuerza de la ley y ponerle fin a estos actos lamentables. Twitter: @ignacioamador

© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:

El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 5 de abril de 2011. Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 5 de abril de 2011. Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 5 de abril de 2011. Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 5 de abril de 2011 Medio Informativo Sucesos Digital. Monterrey, Nuevo León. 6 de abril de 2011. Periódico Punto Medio, Sección Opinión. Mérida Yucatán, Campeche. 5 de abril de 2011. La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 8 de abril de 2011. Medio de Opinión y Análisis, Gurú Político. México. 5 de abril de 2011. Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 5 de abril de 2011. Diario Los Andes. Puno, Perú. 4 de abril de 2011 Diario El buscador. Florida, Uruguay. 11 de abril de 2011. Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 6 de abril de 2011 Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador. 6 de abril de 2011

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