Algunos ya se adelantaron a dar el pronóstico de la Conferencia sobre Cambio Climático (COP 16): afirman que será un fracaso, dicen que no habrán consensos, que será una Cumbre más. Las voces parecen serias y orgullosas cuando emiten este juicio, no se dan cuenta de que esta previsión habla pésimo de todos; tanto de los que tienen voluntad –que no hemos logrado dar argumentos lo suficientemente convincentes- como de los que no la tienen, que se engañan a sí mismos al creer que el problema se resolverá por su propia cuenta, o en el mejor de los casos, juzgan que podrán resolver el apuro de manera unilateral.
Lo que no saben nuestros líderes mundiales o tratan de ignorar para mantener sus intereses económicos es que el mundo no es reciclable, razón por la cual no tendrá una vida útil para la humanidad después de las bastas transformaciones a las que lo hemos sometido.
Distintos estudios referentes al Cambio Climático nos revelan una cruda realidad: afirman que éste potencializa, aumenta y hace más agresivos a los fenómenos naturales como ciclones, tormentas, huracanes, etc. Cómo olvidar el huracán Catrina en EE.UU., los deslaves en Italia, el Huracán Paulina, Stan o Alex en México y Centroamérica, las terribles inundaciones en Pakistán o las sequias prolongadas en Etiopia.
En el país anfitrión de la COP 16 los desastres naturales han tenido altos costos económicos. De acuerdo con la Secretaria de Gobernación este 2010 la temporada de lluvias y ciclones afectaron a 18 Estados y tuvieron un costo económico de más de 45 mil 300 millones de pesos.
En el tenor de la Conferencia hay dos temas, ligados por una condición de congruencias, trabados en un dilema de argumentos aparentemente validos. Por un lado está el Protocolo de Kioto y la expansión para el periodo de su funcionamiento. Mientras que por otro lado está el reclamo que hacen las economías emergentes a los países industrializados en materia de “hacer verdes sus procesos productivos”, lo cual requiere de inversión e investigación que podría detener sus avances en materia de crecimiento económico a bajo costo.
¿Cómo conciliar estas posiciones, ambas validas pero perjudiciales para la colectividad mundial?
La respuesta a este cuestionamiento es tan sencilla como hacer valer reglamentos para una industrialización más amistosa para los países en desarrollo, así como promover una vida de consumo más racional para los desarrollados.
Hasta ahora han habido poco avances de la COP 16: se dice que podría haber pactos para el financiamiento y conservación de bosques. El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) llegó a un acuerdo para el fomento de estrategias de educación para generar una consciencia apropiada acerca del Cambio Climático en los niños, jóvenes y la sociedad en su conjunto.
Si algo debemos tener en claro es que sólo ayudándonos mutuamente podremos salir victoriosos de este difícil reto, el cual golpea directamente nuestro principal objetivo como especie: la supervivencia.
La generación presente, nosotros, no tenemos la certeza de que podremos garantizar recursos naturales suficientes o un entorno digno a las generaciones futuras. Esta vez no serán las guerras entre los hombres lo que amenazará a nuestra especie, sino lo son nuestras actividades diarias, nuestros esquemas de producción, distribución y consumo, en pocas palabras, nuestros hábitos cotidianos. Los países que aún no alcanzamos el desarrollo tenemos la oportunidad de orientar nuestro crecimiento hacia nuevos rumbos, con costumbres distintas, más sanas, más verdes, quizá recordando la tradición de nuestros ancestros indígenas de respeto por la tierra y por el Medio Ambiente.
Seguramente este no es el tema del momento como el escándalo de WikiLeaks que al corto o mediano plazo se olvidará o en el mejor de los casos quedará como una base de comprobación a lo que todos ya sabíamos: las embajadas norteamericanas tienen y han tenido un papel de espionaje e injerencia en los gobiernos de todo el mundo. Éste, en cambio, es un tema que no puede quedar en el olvido, pues aplazarlo es sinónimo de perdida en las oportunidades para contrarrestar el mal que le hemos hecho al planeta; es igual a perder los alfiles y caballos en un juego de ajedrez, y todo porque no hemos logrado crear una conciencia global que dé respuesta correcta a los problemas que se avecinan.
Lo que no saben nuestros líderes mundiales o tratan de ignorar para mantener sus intereses económicos es que el mundo no es reciclable, razón por la cual no tendrá una vida útil para la humanidad después de las bastas transformaciones a las que lo hemos sometido.
Distintos estudios referentes al Cambio Climático nos revelan una cruda realidad: afirman que éste potencializa, aumenta y hace más agresivos a los fenómenos naturales como ciclones, tormentas, huracanes, etc. Cómo olvidar el huracán Catrina en EE.UU., los deslaves en Italia, el Huracán Paulina, Stan o Alex en México y Centroamérica, las terribles inundaciones en Pakistán o las sequias prolongadas en Etiopia.
En el país anfitrión de la COP 16 los desastres naturales han tenido altos costos económicos. De acuerdo con la Secretaria de Gobernación este 2010 la temporada de lluvias y ciclones afectaron a 18 Estados y tuvieron un costo económico de más de 45 mil 300 millones de pesos.
En el tenor de la Conferencia hay dos temas, ligados por una condición de congruencias, trabados en un dilema de argumentos aparentemente validos. Por un lado está el Protocolo de Kioto y la expansión para el periodo de su funcionamiento. Mientras que por otro lado está el reclamo que hacen las economías emergentes a los países industrializados en materia de “hacer verdes sus procesos productivos”, lo cual requiere de inversión e investigación que podría detener sus avances en materia de crecimiento económico a bajo costo.
¿Cómo conciliar estas posiciones, ambas validas pero perjudiciales para la colectividad mundial?
La respuesta a este cuestionamiento es tan sencilla como hacer valer reglamentos para una industrialización más amistosa para los países en desarrollo, así como promover una vida de consumo más racional para los desarrollados.
Hasta ahora han habido poco avances de la COP 16: se dice que podría haber pactos para el financiamiento y conservación de bosques. El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) llegó a un acuerdo para el fomento de estrategias de educación para generar una consciencia apropiada acerca del Cambio Climático en los niños, jóvenes y la sociedad en su conjunto.
Si algo debemos tener en claro es que sólo ayudándonos mutuamente podremos salir victoriosos de este difícil reto, el cual golpea directamente nuestro principal objetivo como especie: la supervivencia.
La generación presente, nosotros, no tenemos la certeza de que podremos garantizar recursos naturales suficientes o un entorno digno a las generaciones futuras. Esta vez no serán las guerras entre los hombres lo que amenazará a nuestra especie, sino lo son nuestras actividades diarias, nuestros esquemas de producción, distribución y consumo, en pocas palabras, nuestros hábitos cotidianos. Los países que aún no alcanzamos el desarrollo tenemos la oportunidad de orientar nuestro crecimiento hacia nuevos rumbos, con costumbres distintas, más sanas, más verdes, quizá recordando la tradición de nuestros ancestros indígenas de respeto por la tierra y por el Medio Ambiente.
Seguramente este no es el tema del momento como el escándalo de WikiLeaks que al corto o mediano plazo se olvidará o en el mejor de los casos quedará como una base de comprobación a lo que todos ya sabíamos: las embajadas norteamericanas tienen y han tenido un papel de espionaje e injerencia en los gobiernos de todo el mundo. Éste, en cambio, es un tema que no puede quedar en el olvido, pues aplazarlo es sinónimo de perdida en las oportunidades para contrarrestar el mal que le hemos hecho al planeta; es igual a perder los alfiles y caballos en un juego de ajedrez, y todo porque no hemos logrado crear una conciencia global que dé respuesta correcta a los problemas que se avecinan.
© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 7 de Diciembre 2010.
Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 7 de Diciembre de 2010.
El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 7 de Diciembre de 2010.
Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 7 de Diciembre de 2010
Medio Informativo Sucesos Digital. 7 de Diciembre de 2010. Monterrey, Nuevo León.
Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 3 de Diciembre de 2010.
Diario El buscador. Florida, Uruguay. 10 de Diciembre de 2010.
Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 12 de Diciembre de 2010.
Diario El Informador. Santa Marta, Colombia. 9 de Diciembre de 2010.
Diario Los Andes. Puno, Perú. 10 de Diciembre de 2010.
Blog: PEPEGRILLO, la guía verde. 11 de diciembre de 2010.
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 7 de Diciembre 2010.
Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 7 de Diciembre de 2010.
El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 7 de Diciembre de 2010.
Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro. 7 de Diciembre de 2010
Medio Informativo Sucesos Digital. 7 de Diciembre de 2010. Monterrey, Nuevo León.
Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 3 de Diciembre de 2010.
Diario El buscador. Florida, Uruguay. 10 de Diciembre de 2010.
Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 12 de Diciembre de 2010.
Diario El Informador. Santa Marta, Colombia. 9 de Diciembre de 2010.
Diario Los Andes. Puno, Perú. 10 de Diciembre de 2010.
Blog: PEPEGRILLO, la guía verde. 11 de diciembre de 2010.
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