martes, 24 de marzo de 2009

El arte de lo Universal

Carta de introducción.

Las obras del hombre, esas maravillosas creaciones que rompen con los parámetros de lo normal, tienen su razón de ser en una explicación para algunos simple: toda persona, más allá de ambicionar poder y riqueza, busca la perpetuidad de su nombre y herencia. Sólo quiere ser recordado por más gente, por individuos infinitamente ajenos a él.

Ahora me pregunto que tanto favorece a un individuo que su nombre sea invocado con letras de amor, sonidos de odio o en pensamientos de admiración o con rencor mismo. ¿Qué gana un espíritu eterno de aquella huella de lo viviente en la tierra?

Debo confesar que me asusta la respuesta ya que -dicen- que al conocerla sólo queda el otro lado de la línea de la muerte, no me urge investigarlo.

Yo simplemente los invito a formar parte de este paseo por lo universal, en un viaje lleno de longevidad y entendimiento: recordemos que el arte y la cultura pueden ser la salvación de un pueblo o su abismo más profundo, en caso de su ausencia.

PD. Somos muchos a quienes las ideas llegan como rayos a veces inalcanzables, fluyen simplemente, nos rebasan, se van y vuelven o se esfuman. Si no tenemos maneras de agarrarlas (con una pluma, un carbón, una tinta o lo que sea) y hacerlas propias, éstas se hunden en el cementerio de lo no explorado, de lo no dicho nunca, hay más de una que era brillante, -AHORA- sin ella sólo queda la sombra de un nombre nunca conocido, de un crédito no citado, dudo mucho que en otro mundo se le reconozca.

Este es un espacio para los mil temas del mundo, para la publicación universal.

Ignacio Pareja

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