viernes, 27 de marzo de 2009

La hora del planeta: un momento histórico y universal.

La hora del planeta es una iniciativa de la WWF (World Wildlife Fund) que inició en 2007 en Australia con cerca de 2 millones de seguidores. Ésta consistió en apagar las luces de varias poblaciones del país con el objetivo de hacer un llamado a la comunidad internacional acerca de la voluntad del pueblo australiano para buscar soluciones al cambio climático. En 2008 el evento tomó tintes internacionales, de tal forma que la idea se propagó por más de 350 ciudades en el mundo, donde participaron más de cien millones de personas.

La iniciativa, sin lugar a dudas tenía que trascender: mañana 28 de marzo a las 8:30 pm, tenemos en México y en el mundo (aproximadamente 74 países) una cita con la reflexión acerca del daño que el hombre le está causando a la tierra, donde podremos intuir la manera en la que viviríamos sin la electricidad, pero sobre todo será un tiempo donde recapacitaremos acerca el rol que jugamos como seres pensantes de extraordinarias invenciones y la manera en la que podemos revertir el problema haciendo un balance entre las necesidades de la tierra y las nuestras.

Lo importante de estos 60 minutos no será la energía que se ahorre a causa del apagón masivo sino el demostrarnos que somos una comunidad unida por un problema común, que rebasa toda frontera política, barrera social o conflicto económico.

La hora del planeta debe ser solamente el primer paso para un plan estructurado, donde se evalúe la situación de nuestra “tierra” y se propongan medidas vinculantes que no resuelvan de forma total el problema –ya que eso significaría un esfuerzo imposible para los seres humanos de hoy- sino que de marcha a un proceso ponderado a través de los años, donde todos los componentes de una sociedad resulten beneficiados. A este respecto destacará la actuación de Naciones Unidas, de los gobiernos, pero sobretodo de las empresas y sus consumidores, quienes no debemos dejar de consumir, sino orientar nuestro consumo hacia productos de empresas ecológicamente responsables.

Mañana viviremos un triunfo grandioso para la humanidad, un tema sin duda universal, seremos testigos de cómo una buena iniciativa –coordinada por un Organismo No Gubernamental- puede hacer que gobiernos de todos los niveles se unan con empresas y pueblos para sentir la oscuridad y dar dos pasos importantes: uno pequeño hacia tras en el deterioro del planeta y otro inmenso hacia adelante que de garantía de la voluntad de los pueblos para resolver el problema del cambio climático.

En hora buena, honor a quien honor merece. Una felicitación a la WWF.
Ignacio Pareja

martes, 24 de marzo de 2009

El arte de lo Universal

Carta de introducción.

Las obras del hombre, esas maravillosas creaciones que rompen con los parámetros de lo normal, tienen su razón de ser en una explicación para algunos simple: toda persona, más allá de ambicionar poder y riqueza, busca la perpetuidad de su nombre y herencia. Sólo quiere ser recordado por más gente, por individuos infinitamente ajenos a él.

Ahora me pregunto que tanto favorece a un individuo que su nombre sea invocado con letras de amor, sonidos de odio o en pensamientos de admiración o con rencor mismo. ¿Qué gana un espíritu eterno de aquella huella de lo viviente en la tierra?

Debo confesar que me asusta la respuesta ya que -dicen- que al conocerla sólo queda el otro lado de la línea de la muerte, no me urge investigarlo.

Yo simplemente los invito a formar parte de este paseo por lo universal, en un viaje lleno de longevidad y entendimiento: recordemos que el arte y la cultura pueden ser la salvación de un pueblo o su abismo más profundo, en caso de su ausencia.

PD. Somos muchos a quienes las ideas llegan como rayos a veces inalcanzables, fluyen simplemente, nos rebasan, se van y vuelven o se esfuman. Si no tenemos maneras de agarrarlas (con una pluma, un carbón, una tinta o lo que sea) y hacerlas propias, éstas se hunden en el cementerio de lo no explorado, de lo no dicho nunca, hay más de una que era brillante, -AHORA- sin ella sólo queda la sombra de un nombre nunca conocido, de un crédito no citado, dudo mucho que en otro mundo se le reconozca.

Este es un espacio para los mil temas del mundo, para la publicación universal.

Ignacio Pareja