¿Hasta dónde las relaciones diplomáticas entre dos Estados pueden sucumbir ante las consecuencias de la voluntad individual?
El asunto está así: En 2009 el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy visitó México para fortalecer las relaciones bilaterales y para invitar al país azteca a participar con personal militar en las OMP (Operaciones para el Mantenimiento de la Paz) con el argumento de que en ese entonces México era miembro no permanente del Consejo de Seguridad, razón por la cual debía ampliar sus aportaciones en pro de la paz y seguridad internacionales.
En aquella visita Sarkozy anunció que México sería el país invitado para engalanar una muestra integral de la cultura mexicana en el país galo, en un evento denominado justamente “El año de México en Francia”. Todo marchaba bien hasta que hace algunos días, en un asunto que ha entibiado las relaciones entre ambos países, las autoridades mexicanas negaron un amparo para la ciudadana francesa Florence Cassez, quien es acusada de tener vínculos con el crimen organizado y a quien se le ha sentenciado a 60 años de prisión.
El tema se complicó cuando algunos funcionarios del gobierno francés amenazaron con boicotear el evento, arguyendo que no hubo una investigación correcta por parte de las autoridades mexicanas, al grado de acreditar que existió “un montaje policial destinado a culpar a [su] compatriota”.
En este orden de ideas vale la pena hablar de la respuesta del gobierno mexicano sobre dicho asunto, donde se ha condicionado la participación de México siempre y cuando no se dedique este evento para recordar a Cassez, el elemento de desunión entre ambos gobiernos. De esta manera, sabemos que han habido numerosas peticiones hacia la Cancillería para llevar a México por un camino de respeto, confianza y solidez a nivel internacional, éstas han venido desde distintos frentes, los cuales argumentan que ya es momento de dejar esa política exterior de bajo perfil que tanto daño hace al país y que lo sucumbe a la sombra de los poderosos manteniéndolo alejado de las demás potencias emergentes.
Los mexicanos han reclamado que se les dé el lugar que merecen en la arena internacional; que los países del mundo sepan que son la decimo primera nación más poblada y más rica del mundo; el decimo quinto país más grande, y que por lo tanto son una potencia emergente que merece el debido respeto a su cualitativamente más importante cultura, así como a sus manifestaciones artísticas.
Sarkozy -con su gran poder unilateral- fue el encargado de descomponer el asunto, decidió que el “Año de México en Francia” continuaría bajo la condición de que antes de cada evento se leería algún texto sobre la situación de Cassez para que “no quede en el olvido”, lo cual ha disgustado al gobierno mexicano.
Aparentemente este apuro no ha terminado. Ya no estamos en aquellos tiempos en los que las potencias podían tomar cualquier argumento injustificado para reclamar por indemnizaciones políticas, no, estamos en un momento histórico donde ambos países han cambiado, donde ambos deben reconocer la importancia de su mutua relación, de sus lazos en común. Este es el tiempo de los ciudadanos, quienes estamos hoy más que nunca conectados por las redes y virtudes de la comunicación global, quienes podemos manifestarnos a favor de causas nobles, y quienes por supuesto estamos en contra de llevar más lejos disposiciones que carezcan de un criterio y razonamiento colegiado y aceptado por la mayoría.
Recordemos que “El año de México en Francia” es un evento preponderantemente cultural, y que equivale a acercar a dos pueblos con grandes correspondencias e influencias mutuas. Desafortunadamente fue la voluntad de unos cuantos, en un contexto particularmente jurídico, la que alejó las intensiones de cientos y miles, que se han unido para celebrar a un país con siglos de historia. El gobierno francés tiene el derecho de dudar de la eficiencia del gobierno mexicano en materia judicial, pero no podrá nunca justificar sus actos sacrificando o boicoteando un evento de esta envergadura, pues sería una pena que, sobre la cultura y el hermanamiento de dos naciones, estuviera un simple pretexto político que tuviera como fin irritar a la otra parte.
Twitter:@ignacioamador
El asunto está así: En 2009 el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy visitó México para fortalecer las relaciones bilaterales y para invitar al país azteca a participar con personal militar en las OMP (Operaciones para el Mantenimiento de la Paz) con el argumento de que en ese entonces México era miembro no permanente del Consejo de Seguridad, razón por la cual debía ampliar sus aportaciones en pro de la paz y seguridad internacionales.
En aquella visita Sarkozy anunció que México sería el país invitado para engalanar una muestra integral de la cultura mexicana en el país galo, en un evento denominado justamente “El año de México en Francia”. Todo marchaba bien hasta que hace algunos días, en un asunto que ha entibiado las relaciones entre ambos países, las autoridades mexicanas negaron un amparo para la ciudadana francesa Florence Cassez, quien es acusada de tener vínculos con el crimen organizado y a quien se le ha sentenciado a 60 años de prisión.
El tema se complicó cuando algunos funcionarios del gobierno francés amenazaron con boicotear el evento, arguyendo que no hubo una investigación correcta por parte de las autoridades mexicanas, al grado de acreditar que existió “un montaje policial destinado a culpar a [su] compatriota”.
En este orden de ideas vale la pena hablar de la respuesta del gobierno mexicano sobre dicho asunto, donde se ha condicionado la participación de México siempre y cuando no se dedique este evento para recordar a Cassez, el elemento de desunión entre ambos gobiernos. De esta manera, sabemos que han habido numerosas peticiones hacia la Cancillería para llevar a México por un camino de respeto, confianza y solidez a nivel internacional, éstas han venido desde distintos frentes, los cuales argumentan que ya es momento de dejar esa política exterior de bajo perfil que tanto daño hace al país y que lo sucumbe a la sombra de los poderosos manteniéndolo alejado de las demás potencias emergentes.
Los mexicanos han reclamado que se les dé el lugar que merecen en la arena internacional; que los países del mundo sepan que son la decimo primera nación más poblada y más rica del mundo; el decimo quinto país más grande, y que por lo tanto son una potencia emergente que merece el debido respeto a su cualitativamente más importante cultura, así como a sus manifestaciones artísticas.
Sarkozy -con su gran poder unilateral- fue el encargado de descomponer el asunto, decidió que el “Año de México en Francia” continuaría bajo la condición de que antes de cada evento se leería algún texto sobre la situación de Cassez para que “no quede en el olvido”, lo cual ha disgustado al gobierno mexicano.
Aparentemente este apuro no ha terminado. Ya no estamos en aquellos tiempos en los que las potencias podían tomar cualquier argumento injustificado para reclamar por indemnizaciones políticas, no, estamos en un momento histórico donde ambos países han cambiado, donde ambos deben reconocer la importancia de su mutua relación, de sus lazos en común. Este es el tiempo de los ciudadanos, quienes estamos hoy más que nunca conectados por las redes y virtudes de la comunicación global, quienes podemos manifestarnos a favor de causas nobles, y quienes por supuesto estamos en contra de llevar más lejos disposiciones que carezcan de un criterio y razonamiento colegiado y aceptado por la mayoría.
Recordemos que “El año de México en Francia” es un evento preponderantemente cultural, y que equivale a acercar a dos pueblos con grandes correspondencias e influencias mutuas. Desafortunadamente fue la voluntad de unos cuantos, en un contexto particularmente jurídico, la que alejó las intensiones de cientos y miles, que se han unido para celebrar a un país con siglos de historia. El gobierno francés tiene el derecho de dudar de la eficiencia del gobierno mexicano en materia judicial, pero no podrá nunca justificar sus actos sacrificando o boicoteando un evento de esta envergadura, pues sería una pena que, sobre la cultura y el hermanamiento de dos naciones, estuviera un simple pretexto político que tuviera como fin irritar a la otra parte.
Twitter:@ignacioamador
*Versión actualizada
© Ignacio Pareja Amador, publicado en los periódicos y medios informativos:
El Imparcial. 3B. Opinión. Oaxaca, Oaxaca. 15 de Febrero de 2011.
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 15 de Febrero de 2011.
Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 15 de Febrero de 2011.
Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 15 de Febrero de 2011
Periódico Punto Medio, Sección Opinión. Mérida Yucatán, Campeche. 15 de febrero de 2011.
La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 18 de Febrero de 2011.
Diario El buscador. Florida, Uruguay. 18 de Febrero de 2011.
Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 15 de Febrero de 2011.
Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador. 17 de Febrero de 2011.
Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 15 de Febrero de 2011
Medio Informativo Imagen Poblana, Puebla, Pue. Sección Opinión. 15 de Febrero de 2011.
Gráfico de Martínez de la Torre. Martínez de la Torre, Veracruz. 15 de Febrero de 2011.
Periódico Pueblo Guerrero, Chilpancingo Gro, 15 de Febrero de 2011
Periódico Punto Medio, Sección Opinión. Mérida Yucatán, Campeche. 15 de febrero de 2011.
La Revista Peninsular. Mérida Yucatán, 18 de Febrero de 2011.
Diario El buscador. Florida, Uruguay. 18 de Febrero de 2011.
Diario El informativo de Sabanalarga. Atlántico. Colombia. Columna de Opinión. 15 de Febrero de 2011.
Diario La Tarde. Columnas de Opinión. Cuenca, Ecuador. 17 de Febrero de 2011.
Periódico El Quetzalteco. Quetzaltenango, Guatemala. 15 de Febrero de 2011